En esta ocasión, concretando un trueque tan criminal como patético al exigirle a la monarquía de Marruecos presidida por Mohamed VI, que normalice sus relaciones con la entidad sionista y a cambio, que Washington reconocería la ilegal soberanía marroquí sobre los territorios del Sáhara Occidental.
Territorios ocupados ilegalmente por Marruecos tras la traición de España el año 1975, para cumplir sus obligaciones como potencia colonial y conducir el proceso de descolonización de esa región hacia la autodeterminación.
El pueblo saharaui no reconoce esta operación política turbia destinada a apoyar a dos gobiernos corruptos como el Israel y la monarquía del país Magrebí.
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