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Mendicidad y Trabajo Infantil

Segundopaso – La mendicidad tiene su historia en la vida de la humanidad y parecería que ninguna nación estaría libre de ella. Es el reflejo de las desigualdades, la polarización e injusticia social que ubican a ciertos individuos en estado de marginalidad.

La mendicidad y la pobreza, en muchos casos se relacionan con la delincuencia; estos temas están en discusión en las áreas de la sociología, psicología, religión y política principalmente. Durante años, se han realizado estudios de sus causas y consecuencias, incluso se han establecido teorías sobre su origen. La situación es que hasta el momento ninguna propuesta ha resultado efectiva para erradicarla, al menos en Latinoamérica, debido a los graves problemas sociales y crisis económicas a raíz de la invasión española.

La mendicidad aparece en un segmento de la población que depende de un donativo o limosna para sobrevivir y que regularmente viven en las calles, puentes o arrabales; estas personas a lo largo del tiempo han recibido diferentes calificativos, desde vagabundos, callejeros, indigentes, marginales, pordioseros, sin techo, personas sin hogar o personas en situación de calle, siendo este último el término el más recomendado y evitar términos peyorativos excluyentes. Este contexto varía y se hace más complejo al articularse con diversas complicaciones de salud física o mental, edad, género, desempleo, migración o cuando se vinculan con vicios o adicciones.

Estos grupos humanos responden a una problemática social específica y pasan a ser responsabilidad de los gobiernos nacionales o locales, quienes dictaminan o regulan su presencia y actividad en las calles, aunque en la mayoría de casos son solamente leyes de protección escritas que no se cumplen en su totalidad. Los niños(as) y adolescentes son más vulnerables pues, además, pueden ser víctimas de la “mendicidad organizada”. Lamentablemente en muchas ocasiones la mendicidad está encubierta por sistemas de trabajo precario, más bien de explotación y esclavitud moderna son impulsadas por redes o mafias internacionales de tráfico de personas que aprovechas las circunstancias de desamparo social para actuar ilegalmente.

Con el fin de proteger los derechos de los niños/as, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 1989, la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que consta de 54 artículos. Según el artículo 32 de dicho tratado internacional, se expresa:

Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.

No obstante, la marginación y subdesarrollo infantil devienen del atraso y la miseria que envuelven a toda la familia, lo que devela la grave crisis de gobernabilidad, de valores éticos y sociales. Para tener una idea de esta situación se expone a continuación una serie de “trabajos” que desempeñan los niños(as) en Latinoamérica

Argentina: Ladrilleras, mercados, Industria del Cuero, agricultura, fabricación de helados

Bolivia: Minería, Zafra, construcción, trabajo callejero, Agricultura

Brasil: Hornos de carbón, pedreras, preparación de sisal, depósitos de basura

Chile: Minería, agricultura, trabajo callejero

Colombia: Minería, agricultura

Ecuador: Floricultura, banano, trabajo callejero, construcción

El Salvador: Curiles, maquila, pirotecnia, construcción, cafetales, prostitución, trabajo callejero, reciclaje de basura

Guatemala: Sector de la cal, cafetales, minería, pirotecnia, servicio doméstico, maquila,

construcción, transporte, basura

Honduras: Industria del cuero, panadería, maquilas, madereras, metalurgia, construcción, ejército, Industria fármacos, Industria química, Industria en general

México: Cafés y Bares, talleres mecánicos, ladrilleras, agricultura

Nicaragua Cafetales, Bananeras, Arroceras, Tabaco, Algodón, ganadería, trabajo callejero.

Panamá: trabajo callejero, servicio doméstico, zafra, carga

Paraguay: Trabajo callejero, servicios domésticos

Perú: Lavaderos de oro, ladrilleras, picapedreros, camales, construcción, metalurgia, procesamiento hoja de coca, pirotecnia, reciclaje, minería

R. Dominicana: Agricultura, servicios domésticos, reciclaje, prostitución

Venezuela: Reciclaje, trabajo callejero, construcción

Sorprende observar que se mencionan el trabajo callejero y prostitución como actividades normales, ni siquiera aceptable en adultos, mucho menos al tratarse de infantes o adolescentes. La situación se ha agudizado con la llegada de la pandemia, por lo que han parecido una gran cantidad de vendedores informales y gente que solicita ayuda. Lamentablemente esta realidad se hace mas notoria por fiestas de navidades y de fin de año. Tal es el caso de Ecuador, donde

la mendicidad copa las calles de Guayaquil, pese a emergencia sanitaria, al igual que en otras ciudades principales. Se trata de uno de los grupos que sale a pedir limosna de forma eventual, cada diciembre. El estado de excepción y la presencia del coronavirus, no logra disuadirlos.

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) atiende a 240 personas de forma regular en Guayaquil y en Durán. Lo hace a través de convenio con las fundaciones Fe y Acción, Afro-Ecuatoriana Valle del Futuro y Fortaleza Integral. Se trata de cobertura permanente a personas en riesgo y prácticas de mendicidad, a las que realizan un seguimiento desde agosto pasado. Pero en diciembre, el número, que sale a pedir limosna en las calles se duplica, según Édgar López, director de la Fundación Fe y Acción, una de las que trabaja en el plan de reducción progresiva de la mendicidad. “El programa incluye asistencia con alimentos y atención domiciliaria, sobre todo para adultos mayores y personas con discapacidad”, dijo el director de la organización.

Las autoridades están coordinando con los gobiernos seccionales y organizaciones no gubernamentales, como parte de una estrategia nacional para enfrentar problemas como indigencia, trabajo infantil, movilidad humana y mendicidad, que “se agudizan” en diciembre.

El tema de la mendicidad y el trabajo infantil aún continúa en polémicos debates sobre cuáles son los derechos reales de los menores y más aún las implicaciones éticas y morales en una sociedad que nos llaman a la reflexión. Pese a ello las soluciones son solamente paliativos y no son definitivas; pues eso significaría una transformación no solo social, sino integral como seres humanos.

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