NorteaméricaPolítica

Politica Exterior Norteamericana (Parte V)

Segundopaso – Loreciente 42 – Tras el Magnicidio de Kennedy, la política exterior norteamericana se ve mas arraigada en el tema armamentístico, donde Lyndon Johnson reafirmó la política agresiva y de dominio por parte de Estados Unidos, involucrándose directamente en distintas contiendas bélicas, sin importar lo que pensaran los diferentes países del mundo, en este nuevo análisis veremos como se llevo a cabo una serie de planes, de los cuales si bien tuvo resultados inmediatos en el plano económico, su política agresiva resulto se un gran negocio, , sin medir las consecuencias que iban a venir para un futuro no muy prometedor para el mundo entero, pero como piensan los políticos norteamericanos solo es “The business of America is business”

El asesinato de John Fitzgerald Kennedy, en un complot que los años no han logrado dilucidar. Magnicidio ocurrido en la ciudad de Dallas, Texas en noviembre del año 1963 permitió la toma de posesión de su vicepresidente Lyndon Johnson. Un periodo de la historia estadounidense cruzada por dificultades internas y en el plano de la política exterior con una guerra que marcará a fuego a la nación norteamericana.

Los Estados Unidos han basado su política exterior en el egoísmo, en el individualismo extremo, donde las nociones de destino colectivo de los pueblos, choca con toda una tradición que basa su comportamiento en la conducta individual, en una especie de sálvese quien pueda, y eso indudablemente se enfrenta con esas tradiciones milenarias de pueblos donde lo individual se funde con los intereses sociales. La Guerra Fría significó también una lucha ideológica en el plano del comportamiento social de las personas, es decir confrontar visiones de mundo donde la conducta de la gente debía derivar a distintas formas de enfrentar los acontecimientos de la vida. No es lo mismo un sujeto solidario, social y políticamente activo, comprometido con los demás y con el futuro de su sociedad, que aquel individuo que deja en manos de otros la solución de las controversias que no tengan que ver estrictamente con los intereses desde el antejardín al interior de su casa.  Esta política ha significado para la sociedad internacional, la constatación de una diferencia cada día más abismal, una brecha que se ensancha entre aquellos que poseen, y los más desposeídos.

La Guerra Fría permite constatar, que los Estados Unidos reafirmaron aún más una forma de comportamiento que lo caracterizaba desde la declaración de su Independencia. Una política agresiva, de dominio más allá de lo territorial, pero sin desdeñarlo, una conducta que en la memoria colectiva de los propios norteamericanos, parece hacerlos navegar aún en el Mayflower, en el sentido de creer que están aún realizando un viaje con la necesidad de tocar puerto, cuestión que sólo harán el día que sus principios, y fundamentos de acción tanto en el plano interno como externo sean la base del actuar del mundo entero ¿Qué importa que existan civilizaciones de tres mil o cinco mil años ?, ¿Qué importa si los pueblos buscan caminos que no son precisamente los deseados por los políticos norteamericanos ?

Nada de eso importa, y no ha importado en los 245 años de vida independiente de Estados Unidos y menos aún en los últimos 75 años.

Es una constante de la política estadounidense el considerar a los otros pueblos en una dimensión de mercado, de posibilidades de negocios, no de colaboración o estrechar lazos. Esa concepción no existe para ellos, y como ejemplo de lo afirmado está el famoso Plan Marshall, destinado no tanto a reconstruir solidaria y desinteresadamente una Europa destruida por la Guerra, sino tener una Europa reconstruida para ser receptora de toda la enorme producción de las industrias norteamericanas, desarrollada en forma monumental en el curso de la Segunda Guerra Mundial,  y que lógicamente se quedaría sin salida,  si los mercados más ricos no eran capaces de asimilar tamaña producción. El Plan Marshall es una expresión clara de lo que es la política norteamericana en el ámbito externo, donde el motor es “The business of America is business”.

La guerra significó, para los Estados Unidos, un gran negocio, y los años posteriores lo seguirían siendo. En 1945 concentraban el 75 % del capital invertido en el mundo, y el 66% de toda la capacidad industrial. La propia situación internacional derivada del fin de la guerra planteó las nuevas pautas de comportamiento que debían animar a los políticos norteamericanos.

El vacío de poder, principalmente en Europa proporcionó a Estados Unidos un apetitoso plato a digerir, y aquello los enfrentaría, lógicamente, a un nuevo enemigo que iría adquiriendo un poderío, principalmente militar, que marcaría las pautas de las relaciones internacionales por más de una generación.

Ese enemigo proporcionó, a los Estados Unidos, la excusa ideológica para idear su dominio del mundo a partir de ciertas consideraciones políticas. El anticomunismo dentro y fuera de sus fronteras permitió proyectar sus propios temores a la totalidad del ámbito de las relaciones internacionales.

El objetivo se mostraba ahora claro y luminoso, lo que traería como consecuencia el bipolarismo de esas relaciones, con el consiguiente daño estructural a un sistema de vínculos mundiales, que veía como se alejaba el sueño de un Nuevo Orden Mundial más justo y alejado de totalitarismos, representado en esa lucha de las Naciones Unidas contra los regímenes Nazi-Fascistas. El nuevo planteamiento norteamericano, y el logro de sus objetivos marcarían 55 años de historia de bipolaridad, enfrentamiento, engaños, muertes y sufrimientos de los pueblos, principalmente de Asia, África y América Latina.

Así, Estados Unidos se convertía, por obra y magia de su nueva condición de superpotencia en el adalid de la democracia representativa, el defensor de la libertad individual sobre el totalitarismo colectivista de los soviéticos, el nuevo cruzado del siglo XX en lucha contra el peor de los regímenes, aquel que negaba la felicidad de los pueblos a través de sus afanes de impedir la libre empresa y el libre mercado, que es hablar de Democracias de Mercado, y por tanto el sustento ideológico de su doctrina de política exterior.

A pesar de las variopintas administraciones, desde Truman a Bush, ellas mantendrían una continuidad en los principales ámbitos de acción que marcan las relaciones internacionales: Republicanos y Demócratas, Burros y Elefantes, Pepsi Cola y Coca-Cola, CIA y Pentágono, The Washington Post o New York Times,  a la hora de plantearse los objetivos de dominación política, económica y militar del mundo no tienen diferencias, y eso los convierte en un enemigo ideológico de tremenda fortaleza, difícil de enfrentar, sobre todo cuando la política de “divide y vencerás” es un aforismo que siempre ha estado presente en la mente de las elites gobernantes de los Estados Unidos. El comportamiento norteamericano en el período de la Guerra Fría siguió las reglas básicas de su actuar a través de toda su historia, con plena coherencia.

Para los Estados Unidos existe una visión de pueblos destinados a sufrir, que es hablar de necesarios de civilizar en los sagrados fundamentos de la Democracia de Mercado y otros destinados a surtir de luminosidad a esos bárbaros incapaces de dar satisfacción a sus propios pueblos. Las reglas básicas del orden mundial, según la visión norteamericana se barbarizó aún más durante la Guerra Fría, y mantienen aún hoy la esencia de injusticia y desprecio por los pueblos. ” El imperio de la ley para el más débil, el de la fuerza para el fuerte, los principios de racionalidad económica para los débiles, y la intervención del estado y su poder para los más fuertes” como sostuve al inicio de este ensayo.  Al igual que en el pasado, el privilegio y el poder no se someten voluntariamente al control popular o a la disciplina del mercado, y por tanto procuran debilitar la verdadera democracia y ajustar sus principios de mercado a sus necesidades específicas” (1)

Mencionaba lo difícil que es entrar en el plano de las apreciaciones valóricas de un país, en su actuar en el plano exterior, sobre todo si aquello ha causado tanto daño a los pueblos del Tercer Mundo pero, tratando casi inútilmente de ser objetivos podemos sostener que en el período de la Guerra Fría existió un refuerzo de los valores, creencias y tradiciones norteamericanas (2). Ese robustecimiento nos lleva a concluir que Estados Unidos es un país con una enorme correspondencia, tanto en su actuar interno como externo. Ha sido un imperativo autoimpuesto el comportarse con esa pureza metodológica, a pesar que uno de sus elementos del carácter nacional norteamericano, léase Pragmatismo, mueve su conducta inmediata.

Lyndon Johnson

A pesar de ese pragmatismo, los Estados Unidos poseen un sentido de planificación, que no le puede envidiar nada a los criticados planes centralizados del sistema socialista, y el ejemplo más característico de esa planificación lo da el estudiado Memorándum NSC 68, que marca no sólo la conducta norteamericana durante la Guerra Fría, sino que comprueba esa visión mesiánica de los líderes norteamericanos, además del desprecio por la autodeterminación de los pueblos, el empuje que dan a los planes de armamento y que conducen a la más costosa y esquizofrénica carrera armamentista con la URSS. El conseguir el poderío militar sería la piedra angular en la Guerra Fría contra los Soviéticos y se mantendría incluso con mandatarios más efímeros como Lyndon Johnson.

Según la historiografía norteamericana, el período como vicepresidente de Johnson le produjo gran frustración, sobre todo por la falta de iniciativas importantes. Con el legado de Kennedy, catalogado como mítico, Lyndon. Johnson arrasó en las elecciones de 1964, con más de 27 millones de votos de diferencia contra su oponente Republicano. Con ese aval, comenzó a implementar su programa de Gobierno ” Great Society ” en que proponía un ambicioso programa de reforma interna, programas sociales de estímulo sólo superado por el Programa de New Deal. En su primer mensaje presidencial en lo que se conoce como “Estado de la Unión” dado a conocer el 4 de enero de 1965, Johnson proclamó su visión de una “Gran Sociedad” y se comprometió a redoblar la “guerra contra la pobreza ”, había declarado un año antes. Pidió un enorme programa de legislación de bienestar social , incluido el apoyo federal para la educación , la atención hospitalaria para los ancianos a través de un programa ampliado de Seguridad Social  y la aplicación continua de la Ley de Derechos Civiles (1964) y la “eliminación de las barreras al derecho a votar.”

Lyndon Johnson y el líder por los derechos civiles Martin Luther King

Al describir su visión, Johnson sostuvo “la Gran Sociedad se basa en la abundancia y la libertad para todos. Exige el fin de la pobreza y la injusticia racial, con las que estamos totalmente comprometidos en nuestro tiempo. Pero eso es solo el comienzo. La Gran Sociedad es un lugar donde todos los niños pueden encontrar conocimientos para enriquecer su mente y ampliar sus talentos. Es un lugar donde el ocio es una oportunidad bienvenida para construir y reflexionar, no una causa temida de aburrimiento e inquietud. Es un lugar donde la ciudad del hombre atiende no solo las necesidades del cuerpo y las demandas del comercio, sino también el deseo de belleza y el hambre de comunidad”.

A pesar de lo ambicioso de su programa, los Estados Unidos sufren en este período presidencial un aumento significativo de los disturbios raciales, políticos y económicos, que alcanzaron una gran notoriedad: Nacimiento de los Black Panther de Huey Newton y Bobby Seale, influencia de Malcon X y la Hermandad Musulmana, inflación económica, protestas por la intervención norteamericana en Vietnam. Esto último generó un masivo rechazo a la política exterior de su gobierno, sobre todo de la clase media estadounidense, el mundo conservador y el mundo estudiantil, que masivamente se volcó a las calles.  que provocó el rechazo a su política exterior de la clase media, conservadores y estudiantes.

Su diplomacia pública hablaba de traer de vuelta a los “muchachos” de Vietnam, pero por otra parte su diplomacia Secreta, alentada por el grupo de presión denominados Halcones exigía una escalada mayor en los niveles de agresión contra el pueblo Norvietnamita, apoyando al gobierno Sudvietnamita de Nguyen Van Thieu, que depuso y ejecutó a Ngo Dinh Diem en Noviembre de 1963. La visita a Vietnam de Maxwell Taylor y Rostow, y el informe de ambos que proponía el ingreso directo de los Estados Unidos en la guerra, y el bombardeo de objetivos al norte del paralelo 17 son el antecedente para entender la política de bombardeos masivos iniciados por Johnson luego de los sucesos del Golfo de Tonkin (3).

A lo anterior se unió el hecho de Febrero de 1965 con el ataque de fuerzas del Vietcong al cuartel de asesores norteamericanos en la ciudad de Pleiku, que desencadenó un ataque de represalia contra Vietnam del Norte, que pronto se convirtió en una sistemática campaña de bombardeo llamado en clave ” Trueno Rodante”. Tal acción no se interrumpiría hasta marzo de 1968 (4) luego de la Ofensiva del Tet, que marca un punto de inflexión en la Guerra de Vietnam, y da comienzo a las negociaciones que conducirían a la retirada de los Estados Unidos de la Guerra en 1973.

Para Kisssinger,  la no cohesión total del pueblo norteamericano con sus gobernantes en el tema de Vietnam se debe explicar a la luz de la excesiva permanencia de este país – se le olvida el término de justicia y no intervención en los asuntos internos de otros países – ” son las guerras prolongadas y no decisivas las que quebrantan el consenso interno de los Estados Unidos” (5) Johnson parecía preocupado de la posibilidad de que China interviniera en el conflicto, pero también quería rebajar los niveles de tensión con la URSS y para ello firma un Tratado de No Proliferación Nuclear en Julio de 1968 y en la cual se comprometían a no ayudar a otros países a construir armamento nuclear. Un año antes se desató la Guerra de los Seis Días entre Israel, Egipto y Siria que continuó ensanchando el enfrentamiento entre el mundo árabe, apoyado por la URSS e Israel por los Estados Unidos.

La Doctrina militar de Johnson se fundamentaba en la autorización a sus Fuerzas Armadas a intervenir unilateralmente o emprender “guerras limitadas o preventivas” en cualquier parte del mundo bajo la excusa de proteger los intereses estadounidenses que se vieran amenazados. No es casual que bajo el período presidencial de Johnson se intensificara la agresión, en todos los ámbitos contra la revolución cubana, que implico apoyo a la contrarrevolución que actuaba en la Sierra del Escambray, atentados contra la economía, conspiraciones y procesos de desestabilización.

A fines de la administración Johnson, las elites estadounidenses ven con claridad que iba a pasar mucho tiempo hasta que los Estados Unidos su objetivo de subyugar y controlar, al menos, a Vietnam del Sur. A esto se le une que los rivales económicos de los Estados Unidos se estaban enriqueciendo con ella: Japón, Canadá, el despegue industrial de Corea del Sur es de esa época (recordemos los 300.000 mercenarios de esa nacionalidad en Vietnam).  El punto anterior, la disidencia interna, la agudización de los conflictos raciales, la baja moral de las tropas influyó para que Estados Unidos comenzara a trabajar otra estrategia de guerra en Vietnam. Comenzó la crisis de la democracia norteamericana y la rentabilidad de sus negocios, y eso parecía mover más que 50.000 jóvenes norteamericanos muertos en tierras del sudeste asiático. Lyndon Johnson hizo suya la denominada “teoría del dominó” que planteaba que la caída en manos comunistas de Vietnam del Sur sería la primera pieza de una oleada de avances comunistas en Asia. Cuando llegó a la presidencia en 1963 el número de soldados estadounidenses en suelo vietnamita era de 10 mil, al fin de su mandato la cifra se elevaba a 500 mil.

La dureza de las posiciones de Johnson en relación a Vietnam, tiene también su explicación en el profundo racismo que animaba a este hombre, que veía enemigos comunistas hasta debajo de la almohada “las fuerzas hostiles a los EE.UU están deseosas de abalanzarse sobre nosotros, y arrebatarnos todo lo que tenemos, nos superan en una proporción de quince a uno, habida cuenta que carecemos de potencial para hacerles morder el polvo en sus países de origen, seremos una presa fácil para cualquier enano amarillo con una navaja de bolsillo” . El autodenominado candidato de la paz, no pudo detener la guerra, el que declaró ” no queremos más guerra ” en su discurso de inauguración de mandato se vio inmerso en un conflicto, que marcaría por años a los norteamericanos. Recurrió a la financiación del déficit, para continuar con la guerra denominada de “cañones y mantequilla”, es decir la misma historia de siempre: aumentar los gastos militares para equilibrar el presupuesto.

Existe una enorme masa de personas que no creemos, y que no deseamos para nuestros pueblos, la visión de mundo que los norteamericanos han tratado de imponer después del fin de la Segunda Guerra Mundial. La lectura y el análisis de la política práctica llevada a cabo por los Estados Unidos, nos muestra la falsedad de su política exterior, o más bien la deberíamos denominar Hipocresía, que ha basado su desarrollo y poderío despreciando el propio derecho supuestamente defendido en sus discursos, y en la venta de sus razones ante la opinión pública interna, para recibir el apoyo que garantizase el éxito de su “misión”. El divorcio existente entre lo dicho y lo hecho, no invalida en modo alguno nuestra opinión que la coherencia de lo planteado – principalmente a través de Memorándum Secretos, y la práctica es innegable toda vez, que cada una de las acciones emprendidas llevan ese manto de religiosidad, de destino manifiesto, de puritanismo aséptico que tanto gusta a las masas enajenadas norteamericanas, tan acostumbradas al mensaje simple de lo blanco y negro, por sobre cualquier consideración que ponga en peligro sus sueños de estabilidad y riqueza.

Pablo Jofré Leal

Exclusivo para segundopaso


1. Chomsky Noam. ” Mantener la chusma a raya”. Editorial Txalaparta. Navarra, España, 1995

2. Valores, tradiciones y creencias analizados en profundidad en el documento de Martin Goldstein ” America´s Foreigh Policy: Drift or decision, entregado como Ensayo Nº1 de los trabajos de la materia de Política Exterior Norteamericana

3. En estos hechos, de agosto de 1964, fueron una provocación de naves de guerra de Estados Unidos en el Golfo de Tonkin – aguas territoriales Norvietnamitas, que dieron la excusa a Johnson el solicitar un cheque en blanco con relación a la política militar a seguir en Vietnam. El Maddox recuerda en mucho a la autodestrucción del crucero Maine en la Bahía de La Habana, y que significó el ingreso de Estados Unidos en la Guerra que libraban las fuerzas cubanas contra España en 1898. Como vemos la coherencia en los afanes y objetivos norteamericanos se extiende a lo largo de la historia.

4. Aquí es necesario subrayar que esta interrupción fue en Johnson pues su sucesor, Richard Nixon implementaría aún más violentos y sistemáticos bombardeos no sólo contra Vietnam del Norte, las posiciones de los Vietcong en el sur, sino también contra Camboya y Laos.

5. Kissinger Henry. Diplomacia. Ediciones B. Página 707

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button