La REDH, de la cual forman parte destacadas personalidades, subrayó que además de encontrarse entre los primeros del mundo en el ranking vacunal, gracias a sus políticas universales de atención sanitaria humanista y de alto profesionalismo, Cuba tiene la más baja letalidad por la Covid-19.
Asimismo, recordó que la isla ha apoyado a 50 países con esa propuesta científica y de humanidad para salvar vidas, mientras que las ‘intervenciones humanitarias’ impuestas por Estados Unidos son ocupaciones, que acarrean destrucción y las más atroces violaciones contra la dignidad de pueblos y personas.
‘El gobierno de Estados Unidos está empeñado en provocar un estallido social en Cuba. Con ese fin, la administración de Joseph Biden, no ha suprimido la crueldad de las sanciones que recrudeció su antecesor Donald Trump e insiste en fomentar la deriva subversiva contra Cuba’.
Como un pequeño homenaje a la resistencia del pueblo cubano es oportuno recordar existió una estrecha relación entre el claro pensamiento del prócer José Martí y Gabriela Mistral, aquella maestra andina, que llegó a ser una de las más destacadas poetisas de América.
En ese afán por recorrer el Caribe, Gabriela Mistral no olvida que Cuba es parte de esa América que ama: unida por lazos de lengua y cultura. Sin dudas que la figura de José Martí había cautivado a la poetisa. Los ímpetus de solidaridad social y las ideas panamericanistas del prócer cubano hacían natural su anhelo ya que ella coincidía con muchos de los ideales paralelos a una sociedad justa y democrática. En efecto, José Martí vino a ser para Mistral un modelo de la humanidad y valentía. La isla cubana le importó tanto como si fuera su propio país. Al llegar allí escribe:
Islas Caribe y Siboney,
tallo de aire, peana de arena,
como tortuga palmoteada,
de conjunciones de palmeras,
claro en los turnos de la caña,
sombría en discos de la ceiba.
La palma columpia mi aliento;
de palmas llevo marcha lenta.
Tránsito y vuelo de palmeras
éxtasis lento de la Tierra.
Y en el sol ocre, pasan, pasan,
Y yo también pasé con ellas.
Y me llevan sus escuadrones
como el que lleva la marea.
En el poema, Mistral se refiere a las palmas cubanas para confirmar su predilección por la naturaleza tropical. Los árboles se humanizan. El trópico viene a ser para ella una especie de restaurador de fuerzas espirituales y físicas.
En su obra La Lengua de Martí, la autora se expresa de la siguiente manera:
Esta isla de Cuba ha poseído entre otras fortunas, la de una población española casi unánime distribuida en las tres clases. Cuba presenta el caso de una especie de desgajamiento lingüístico de la Península misma; ella es una España insular, una pariente de las Canarias. Cuba estaba y está preparada por lo tanto para entregar en la literatura una dosis doble de españolidad sobre la América continental.
Dicen que en la naturaleza tropical la fecundidad de fauna y flora está supeditada al ornamento y que así planta y bestia son más hermosas que productivas; dicen que son blandas y fofas las criaturas tropicales y que su belleza engaña respecto de su energía. Otra vez mentira. La verdad que miramos es que la naturaleza que en otras partes cumple su obligación enteca de producir, aquí se da el gusto de producir y de maravillar por iguales partes, de cumplir un plus ultra de regalo, sirviendo y deslumbrando. El árbol de la goma, el cocotero, el mismo plátano, poseen la vitalidad suficiente para dar mucho y para donosear con el follaje. No sé qué le veo yo de proletaria urgida, de gris asalariada, a la naturaleza europea donde el sembradío sustentador de gente se ciñe a la utilidad y no le queda ni espacio ni ímpetu para hacer jugosidades de color y espesura. El Trópico nuestro, por el contrario, se parece al héroe griego en el Hércules magnífico y servicial.
Este trabajo se constituye en un símbolo muy significativo para Cuba, Chile y América Latina, pues aborda la relación de la creadora con el pensamiento de Martí. Estudiosos de la obra del héroe nacional cubano, afirman que Gabriela Mistral comenzó a relacionarse muy temprano con el pensamiento de José Martí, a partir del conocimiento de sus Versos Sencillos y admiró profundamente el texto Nuestra América.
La escritora admira y exalta el pensamiento martiano y a manera de profecía, habla de Europa y de América en los siguientes términos:
Nuestro temperamento, al revés del europeo, acusa una liberalidad visible, que se derrama en hospitalidad en caridad y en vida en grande. Nosotros no somos pueblos de puño cerrado, de arca vigilada ni de programa de vida regido por una economía de vieja. Bienes y males nos parten de allí. Nuestro sol, que en vez de asistir solamente la creación como en los países templados, la inunda y la agobia, nos ha enseñado una supe liberalidad. Estamos llenos de injusticias sociales, pero ellas vienen más de una organización torpe que de una sordidez de temperamento; nosotros queremos un abastecimiento generoso de nuestro pueblo; nosotros andamos buscándolo, y cuando lo hayamos hecho, nuestro sistema económico será más justiciero que los europeos.
Todo lo quiere para su gente Martí: libertad primero, holgura y cultura luego, felicidad finalmente.
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