publicado el: 16 julio 2021 - 22:39
EE.UU. y los derechos humanos, una imagen desgarrante

Segundo Paso para Nuestra América.- El texto aborda la realidad de los derechos humanos desde acciones que el imperialismo estadounidense impone al mundo y son ocultadas por la gran maquinaria mediática. Desde la fotografía, como una forma de arrastrar la sensibilidad de quién se acerca a esta realidad, de deduce la crueldad que desde el poder imperial golpea diariamente a la población del mundo.

Para hablar sobre derechos humanos en un mundo colapsado de desinformación, es necesario acercarse desde una ciencia no lejana, una ciencia militante y comprometida que tenga como objetivo mostrar evidencias desde lo real del asunto. Desde esta perspectiva, podemos afirmar que los EE.UU. y sus instituciones aliadas, han enaltecido símbolos culturales que ocultan una realidad: el mundo occidental se sustenta en la crueldad y el desprecio a lo que es distinto. Bajo esta premisa, un sistema internacional del derecho público, más allá de ser balanza, legitima a través de la inacción todo lo que emerge de la injusta organización del llamado “orden mundial”.

El contexto que dio nacimiento a la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año 1945, como principal organismo encargado de las relaciones entre los Estados en el concierto internacional, da cuenta del objetivo estratégico para el cual surgió dicha organización. Precisamente, esta instancia multinacional nace luego de la II Guerra Mundial, como espacio para dirimir controversias y “mantener la paz y cooperación internacional”, estableciendo principios rectores de las relaciones entre los países del mundo, los cuales están plasmados en la Carta de Naciones Unidas. Dentro de este concierto internacional no todos los países son iguales. Unos tienen más derecho que otros. ¿Quiénes?. Los vencedores de la guerra: EE.UU., Rusia, Francia, Reino Unido y China.

El acontecimiento que marca de manera catastrófica la concepción de EE.UU. sobre los derechos humanos fue el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaky (Japón, 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente) un hecho atroz que provocó la muerte directa de más de 200 mil personas sumado a los efectos de radiación que aún se mantienen. Este hecho marcó el poderío militar de EE.UU. y determinó su papel de hegemón a partir de ese momento. Las Naciones Unidas entonces eran útiles para el lugar que EE.UU. ocupaba en la geopolítica mundial.

Derechos humanos, cuatro miradas

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece lo siguiente: “La Asamblea General proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

La fotografía, esa magia capaz de atrapar para siempre un espacio de tiempo, posee entre sus más grandes virtudes la capacidad de hacer presente la historia. Cuando se habla de la historia colectiva, esa magia definitivamente junta matices. La fotografía no tiene una mirada neutral. En ella está contenido el sentir de quien la realiza, también su propio tiempo, pero sobre todo su tiempo colectivo, en el que transcurre por esta aventura de vivir, o más bien por este desafío.

Y es que cuando se habla del capitalismo, la vida es un desafío. El capitalismo es su enemigo, la mira desde la crueldad, se alimenta de ella, la despedaza, la limita, la detiene. El capitalismo ha seguido andando, no se ha detenido, pero sus expresiones sí han sido alcanzadas por la mirada sospechosa de quien se convence de estar frente a frente con las mayores injusticias y las convierte en fotografías que hablan, que gritan, que denuncian y las aleja del olvido.

Desde la fotografía, hablaremos sobre los derechos humanos desde cuatro realidades que tocan la raíz: la guerra, el hambre, las migraciones y la niñez. De ellas emergen cifras que resultan de una política sistemática ejercida por EE.UU. contra los pueblos.

La más grande de todas: la guerra. El capitalismo es guerra. La vida entregada a la suerte o más bien subyugada. La guerra para que unos pocos tomen territorios que abonen recursos a sus ya infinitas riquezas materiales. La guerra para que unos cuantos exacerben su ego aplastando países y con países todo lo que los integra: culturas, pueblos, niños, niñas, naturaleza, cotidianidad, silencios.

Fotografía de James Natchwey

Fotografía de Estrella de Diego

Fotografía de Diego Sánchez

Fotografía de Enrique Meneses

Fotografía de Elvira Lindo

Más de 8500 niños y niñas mueren diariamente de hambre en el mundo y 1300 millones de toneladas de comida son desechadas anualmente. El capitalismo es hambre y basura. El hambre no es catalogada como pandemia. No se contagia, pero se expande. No hay vacuna que la cure. Hay suelos para la siembra, pero no hay voluntad política. Las imágenes que revelan el hambre son peligrosas. No se venden. El capitalismo es irracional.

Fotografía de Kevin Carter

Fotografía de Stev McCurry

Fotografía de James Katchwey

Fotografía de Mike Wells

Fotografía de Kevin Carter

El capitalismo no tiene Patria, y tampoco permite tenerla. De 2014 a 2020 más de 20 mil personas se han ahogado en el Mar Mediterráneo huyendo de la guerra en Siria y Libia. Millones huyen todos los días por las condiciones de vida precaria que llevan a colocar en la balanza si morirse en el mar o morirse en la tierra. "Refugiados" los llaman, pero la mayoría no alcanza a llegar a un refugio. Son recibidos con armas o con rejas. Son silenciados. No aparecen en los grandes medios.

Fotografía de Darrin Zamit

Fotografía de John Moore

Fotografía de Milos Bicanski

Fotografía de Moisés Zuñiga

Fotografía de Yannis Behrakis

El capitalismo es crueldad. La cajita feliz invita a jugar, pero en las cárceles no hay cajita feliz. Tras el largo camino por kilómetros y kilómetros desde Centroamérica hasta la tierra prometida, miles de niños y niñas fueron secuestrados por la policía gringa, separados de sus padres y madres y confinados en cárceles.

Según cifras de la ONU, más de 300 mil están detenidos en centros para inmigrantes en el mundo. De estos, más de 100 mil en la tierra de la libertad: Estados Unidos, 3 mil de ellos condenados a cadena perpetua. A Michelle Bachelet, comisionada para los DD.HH. de la ONU no le alcanza la voz para denunciarlo, tampoco se le quiebra, sencillamente no le interesa como no le interesan los crímenes de los carabineros en Chile. Bachelet es muda cuando le conviene. Su voz, es la voz tendida al poder de las élites.

Fotografía de Ross D. Franklin

Fotografía de Ross D. Franklin

Fotografía de Eric Gay

Fotografía de Eric Gay

Fuente: ANSA LATINA

Una cosa es el capitalismo y otra distinta lo que quiere mostrar. Para Susan Sontag“una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar las lesiones de clase, raza y sexo. Y necesita reunir cantidades ilimitadas de información para poder explotar mejor los recursos naturales, incrementar la productividad, mantener el orden, hacer la guerra, dar trabajo a los burócratas”.

Ninguna de las imágenes anteriores es útil a su industria de entretenimiento. Todas muestran una cara real, trágica, cruel, desgarrante. No anestesian las lesiones, al contrario, las mantienen vivas. No invitan a la contemplación, sino a la indignación y a la opción de sumar voluntades para revertir un sistema enemigo de la vida.

Gabriela Molina

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