Desde 1947 India, Pakistán y Bangladesh siguieron caminos independientes, conformando un mapa geopolítico diferente en la región, el que, supuestamente, traería justicia y la erradicación de cualquier elemento que provocara opresión. No obstante, una parte de Cachemira quedó en poder de India, país politeísta que siempre consideró a los musulmanes como personas de "tercera categoría", dentro de sus niveles sociales y étnicos conocidos como “castas”. Este desprecio de los indios fundamentalistas hindúes prosigue de la mano en su animadversión hacia sus vecinos de Pakistán, "Tierra de los Puros".
El odio de los hinduístas se acentuó por dos razones: el monoteísmo de los musulmanes y la atribución hacia éstos como seres “inferiores”, impronta que no deja el oficialismo de India. Hay que añadir las implicancias estratégicas por el hecho de perder un territorio con riquezas minerales, y por otro, el monoteísmo islámico.
Pakistán posee en su territorio la otra parte de Cachemira, denominada Cachemira Libre “Azad Kashmir”, zona que incluye a musulmanes dentro de un país musulmán, pero, que aspiran integrar a sus hermanos de Fe por medio de un plebiscito, según la Resolución Número 47 de la ONU, el que hasta hoy se encuentra pendiente, y que podría llevar a este territorio a ser un enclave pacífico.
Para los musulmanes cachemires y paquistaníes, esta zona es sagrada, según recuerda el sagrado Corán “Hemos honrado a los hijos de Adán. Los hemos llevado por tierra y por mar, les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido marcadamente a muchas otras criaturas”… (Sagrado Corán 17:70). Es decir, estos hijos del profeta Adán (la paz sea con él) también viven en Cachemira, pertenecen a la comunidad islámica, conocida como Ummah, siendo musulmanes. Por su parte, los musulmanes paquistaníes siempre han mostrado su solidaridad hacia sus compatriotas en la parte ocupada por India, siendo un territorio santo para toda la comunidad islámica, por los lazos que les unen a quienes se consideran como los descendientes del Profeta Adán (P), quienes conforman el grueso de los cachemires.
Toda Cachemira es sagrada
Cachemira tiene el mismo estatus, por su población musulmana, que países como Palestina, Irak o la República Islámica de Irán, así como los habitantes de La Meca y Medina, Arabia Saudí, dada la existencia de la presencia de las personas que profesan el testimonio islámico "No hay otro dios que Dios y Muhammad es el profeta de Dios".
La importancia que se otorga al territorio cachemir en lo religioso, y su orientación, es porque refleja las evidencias de Dios, "Sha'a'ir-Ullah", siendo una obligación para que se adoren los Signos de Dios, en Sus lugares, incluso la práctica islámica de visitar las tumbas de los musulmanes, las que son respetables, sirviendo para recordar a Dios.
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