Jessica Pernía investigadora de la Fundación Segundo Paso para Nuestra América (SPNA): El candidato a la Presidencia de la República de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, obtuvo 48.4% de votos en la primera vuelta electoral. Una importante suma de votos para un ex presidiario que debió pagar una larga condena bajo cargos que no se demostraron, pero que en algún punto golpearon su credibilidad -además de los propios desatinos políticos dentro del PT-. Un candidato que además, la derecha ha querido desacreditar implacablemente y por todos los medios. Por el otro lado, está un desesperado Jair Bolsonaro, Presidente de la República en funciones y con un fuerte apoyo del componente militar, que aunque venía en desventaja en las encuestas, logró un 43.2% de votación en la primera vuelta, sorprendiendo a la opinión pública nacional e internacional. Algunos analistas adjudican esta amplia votación a la fracción más conservadora y extremista de Brasil, sin embargo ¿cuál es el análisis de los movimientos sociales en Brasil al respecto de estos resultados?
Gilmar Mauro miembro de la Dirección Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST): Desde 2013, la izquierda y en particular el Partido de los Trabajadores, viene sufriendo constantes ataques. Incluso esto derivó en la caída de la Presidenta Dilma, bajo muchos argumentos manipulados, pero el principal, la cuestión de la corrupción. Todos los medios de comunicación tradicionales de Brasil trataron esto de una forma muy intensa en los últimos años, llevando incluso al presidente Lula a la prisión.
A mi juicio, fue rápida la superación de esos conflictos forzados, fruto de muchas resistencias, luchas populares sin duda, y de alguna manera un grado de suerte, producto del trabajo de un hacker que ayudó a descubrir toda la trama del juez Sergio Moro y el Ministerio público de Brasil -una trama que llevó a la condena, encarcelamiento y proscripción de Lula Da Silva- y que nadie esperaba, contribuyendo enormemente en el logro de su libertad, y abriendo la posibilidad de que hoy en día pueda concurrir como candidato a la presidencia de la República, con grandes chances de ganar. Entonces sí, han sido años de ataques durísimos, y evidentemente eso marcó fuertemente a la sociedad brasileña.
La segunda cuestión es que siempre hubo una derecha en Brasil, pero podríamos decir que Brasil se divide en un tercio de gente progresista, un tercio de gente que está en la derecha, y un tercio de gente que se queda en el medio. Lo que hay de novedad, a mi juicio, y este fenómeno vino para quedarse, es que la derecha se articuló en torno a Bolsonaro, claro, pero además de forma organizada, con fuerza social, con fuerza electoral y evidentemente con fuerza militar, y esto es lo que tendremos que enfrentar en los próximos años.
Creo que esto se explica de algún modo por la lógica política, pero la psicología quizá sea más importante para explicar este fenómeno. Freud, en un libro sobre psicología de masas destaca muy fuertemente este fenómeno, no es que la gente que sigue a Bolsonaro sea fascista, pero sin duda se creó una horda en torno a su figura, aunque evidentemente Bolsonaro no es el creador, es más bien la criatura, y ahí se da ese reflejo ideológico en varios sectores de la sociedad, en la discriminación a los pobres, a las mujeres, la explotación ambiental, etcétera, valores negativos que están y estaban velados en la sociedad, y que la criatura Bolsonaro despertó, avivó, de una manera fuerte.
Como dije, este fenómeno vino para quedarse, y por lo tanto, los movimientos sociales progresistas, la izquierda, el PT, todos, vamos a tener que enfrentar esta situación por un largo período de tiempo, aún triunfando electoralmente.
JP: Con la sentencia "en la próxima vuelta electoral el bolsonarismo se marchitará", João Paulo Rodrigues, también miembro de la coordinación nacional del Movimiento Sin Tierra, pronostica la victoria del Lulismo, sin embargo no parece una contienda fácil tomando en cuenta los números cerrados de la primera vuelta ¿Cuáles son las estrategias que desde el movimiento se plantean para lograr que el bolsonarismo efectivamente se marchite? ¿Cuál es la tarea de la izquierda brasileña para lograr derrotar a Bolsonaro?
GM: Hay una serie de problemas para organizarse, diría que no solamente en Brasil sino en todo el mundo. Fruto de una grave crisis económica, social, política, ambiental que pone en riesgo a toda la humanidad, y en la que el fascismo surge en medio de estos momentos históricos, cuando las clases dominantes no encuentran salida y promueven liderazgos como el de Bolsonaro. Sin embargo, esto no pasa solamente en Brasil, ya hemos visto desarrollarse este fenómeno en otras partes del mundo.
También es verdad que hay una crisis organizativa de la izquierda a escala planetaria. Las formas organizativas que fueron producidas a lo largo de la historia, y son importantes evidentemente, no son suficientes hoy para organizar los conjuntos de las distintas clases sociales existentes. El mundo del trabajo, por ejemplo, sus formas, son completamente diferentes a pesar de que en su esencia, continúan igual que antes. Pero, el punto es que existen nuevos sectores de las clases trabajadoras que no participan de las formas organizativas, de los movimientos populares o sindicales, ni de los partidos políticos.
Acá en Brasil, además, muchos sectores de las clases trabajadoras más empobrecidas se unen a las iglesias como un acto casi de desespero, porque, sumado a las dificultades económicas enfrentadas, -miseria, hambre, etcétera, padecen un sin fin de otros problemas graves como la violencia sistemática. La gente no tiene condiciones de pagar un psicólogo, una terapia, así que se refugia en la religión, en las iglesias. En sociología diríamos que encuentran ahí la alteridad, es decir, se ven reflejados y acompañados en las otras personas, y yo siempre llamó mucho la atención a la izquierda de todos los sectores, de que éstas no son personas alienadas o torpes, son personas pobres que buscan esas alternativas porque la izquierda no tiene aún un trabajo de base significativo.
Entonces en cada barrio de este país vamos a encontrar bares, farmacias e iglesias, y la puerta del movimiento popular, y la puerta del movimiento sindical, y la puerta del partido no está en esos lugares. Entonces es un trabajo pendiente y permanente en esta etapa, urgente diría, en el que debemos hacernos una autocrítica para el presente y el futuro, que nos obligue a retomar los procesos organizativos de conciencia política para enfrentar al bolsonarismo ahora, y a la derecha en Brasil en adelante.
JP: Bolsonaro, ha sido acusado de abandonar la lucha contra el hambre en Brasil, permitiendo su aumento a una tasa alarmante de más de treinta y tres millones de personas; del mismo modo que ha sido señalado por la irresponsabilidad y cinismo en el manejo de la pandemia que dejó más de seiscientas mil muertes en todo el país. Así mismo ha sido señalado por disminuir la cantidad de recursos destinados a las políticas para combatir la violencia contra las mujeres, flagelo que ha aumentado en más del 50% según datos del Consejo Nacional de Justicia, y que afecta mayoritariamente a las mujeres negras. No pueden quedar atrás las quejas contra su política en materia de agricultura basada en negocios transnacionales, o los grandes porcentajes de corrupción. Además, Bolsonaro también ha amenazado de tomar acciones si pierde en las elecciones ¿A qué se enfrentan las instituciones y las organizaciones del país en este contexto?
GM: Brasil enfrenta a una crisis gravísima y la situación socio económica se ha agravado muchísimo, son más de 33 millones de personas con hambre y más de 6 millones que no se alimentan adecuadamente. Además, el desempleo, inflación, sumado a la extinción de varios programas sociales importantes para la inclusión social, el combate al racismo, la promoción de la participación popular, incluso de combate a las violencias -principalmente la violencia contra las mujeres-, acabaron siendo destruidas durante este mandato de Bolsonaro, quien prefirió privilegiar a los sectores del gran agronegocio, que ahora son subsidiados por el estado brasileño, por lo tanto, subsidiados con los recursos de toda la población de nuestro país.
Todo esto fruto de créditos altísimos y fruto de una ley del 96 que todavía existe, que exime del pago de impuestos a los exportadores. Llegamos al ridículo de que Brasil tiene que importar trigo siempre, no hay producción suficiente, pero los productores grandes de trigo exportan el trigo porque no pagan impuestos, y es así que el Estado brasileño tiene que importar trigo desde fuera.
Sin dejar de mencionar que toda la transformación de los productos agrícolas principales en commodities agrícolas y el incentivo a esta lógica llevó a que la producción de soja y maíz se ampliara enormemente en Brasil, conforme se disminuyó significativamente la producción de arroz, frijoles y otros productos alimenticios, generando un problema de aumento significativo de los precios que, sumado a la falta de políticas públicas, falta de control y distribución de la cantidad de alimentos disponibles para la población, sumado al bajo nivel del salario mínimo, generaron esta situación delicada que vivimos.
Fue esta situación la que llevó, por ejemplo, a que estas elecciones presidenciales se transformaran en un evento de suma importancia y también de suma gravedad para Brasil, para América latina y el mundo, puesto que una victoria de Bolsonaro evidentemente será una victoria de la derecha fascista y eso envalentonaría a otros sectores de la derecha en el mundo todo, además de que por otro lado, se perdería - que no creo que pase- a uno de los mayores líderes populares de Brasil, y creo, que del mundo.
Es así que perder las elecciones tendría una simbología y un significado muy importante, razón por la que estamos involucrados hasta el último pelo en ganar estas elecciones. Haciendo una evaluación, es bien probable y posible que ganemos las elecciones, aunque evidentemente la lucha no terminará con la victoria electoral, es así que desde el Movimiento Sin Tierra hemos entendido, desde un principio, que esto sería una guerra, utilizando metafóricamente el término: una guerra para ganar, una guerra para tomar posesión, y una guerra para hacer un gobierno popular. Y así se está asumiendo, como una disputa muy cerrada que se alargará por los próximos cuatro años de gobierno.
JP: Escupiendo la frase "Lula ganó en nueve de los diez estados con mayor tasa de analfabetismo. ¿Saben cuáles son estos estados? Son de nuestro Nordeste", Bolsonaro se puso en el centro del rechazo generalizado una vez más, al atraer "los viejos fantasmas contra el pueblo del Nordeste de Brasil", como refirió el escritor Urariano Mota, el racismo y la aporofobia. ¿Puede explicarnos qué y quiénes son verdaderamente los habitantes del nordeste? ¿Cómo responderá el pueblo del nordeste a esta ofensa?
GM: Es importantísimo aclarar, la gente y a veces la prensa brasileña también hace eso, hace unos gráficos de los estados brasileños, poniendo en rojo los estados donde Lula ganó, y en azul los estados donde Bolsonaro obtuvo la mayor cantidad de votos. Sin embargo, es importante decir que Brasil no es Estados Unidos, allá sí, allá funciona así, pues un candidato que tiene la mayoría en una determinada región, se lleva todos los votos de aquella región, pero esa lógica no es igual para para Brasil, porque en el Nordeste donde lo obtuvo Lula obtuvo la mayor cantidad de los votos, hay sectores que votaron por Bolsonaro, y así como el sureste brasileño donde Bolsonaro obtuvo una mayor cantidad de votos, hay regiones que votaron por Lula.
Es una disputa intensa. Eso ya ocurrió en la elección de 2014 y luego en 2018. Evidentemente que hay todo un conjunto de recursos, lenguajes, simbologías, dichos como el de la discriminación hacia el nordeste brasileño, pero es un enfrentamiento que se está dando en todas las regiones de Brasil. La gente está enfrentando situaciones bastante difíciles, discriminación, racismo, etcétera, que se ponen en evidencia, no solamente en relación a las regiones de Brasil, sino en relación a los pobres, en relación a la cuestión religiosa, en relación a la cuestión de las mujeres, negros, de las opciones sexuales, todo eso está en debate.
Hay una intolerancia importante, una polarización que se explica mucho más a partir la psicología aunque también políticamente, y como ya nos enseñó Marx, años atrás, la ideología de la clase dominante es la ideología dominante, y eso es lo que predomina en algunas regiones de Brasil y es fruto de todo un constructo histórico que se promovió contra la izquierda, contra el PT, contra el comunismo, y eso tiene impactos en la realidad socio económica brasileña, y creo que va a perdurar por un largo período de tiempo.
JP: El pueblo revolucionario de América Latina está a la expectativa de lo que va pasar a Brasil. Hay miles de muestras de solidaridad desde todos los rincones de la región, y del mundo en favor del pueblo brasileño, del candidato Lula Da Silva, en favor del rescate del movimiento democrático transformador ¿Cuál es la expectativa de los movimientos sociales brasileños respecto al horizonte regional? ¿Cuál será la primera misión pendiente con el movimiento popular en Latinoamérica?
GM: Particularmente estamos muy optimistas, primero porque creemos en que vamos a lograr la victoria de Lula, y estamos trabajando muchísimo para esto, dedicando el tiempo integral de toda nuestra militancia.
Además sucedió un fenómeno muy interesante y es que se juntaron todos los demócratas de Brasil en torno a la candidatura de Lula. Ese es un fenómeno histórico, nunca había ocurrido. Porque la amenaza a la democracia brasileña es muy real, y eso logró juntar a todos los sectores, incluso de empresarios demócratas, en torno a la candidatura de Lula Da Silva. Esas son buenas noticias y proyecciones importantes.
Por el otro lado, hay un escenario en América Latina bastante interesante, con la victoria del Petro en Colombia -y a mi juicio esta fue una victoria con una simbología extraordinaria para América Latina- sumado Argentina a pesar de los problemas que enfrenta, sumado también a México, a Venezuela, y sumado a otros países de América Latina como Cuba, Honduras, Nicaragua, etcétera, creo que hay una posibilidad muy interesante de integración latinoamericana completamente distinta. Y es la única alternativa desde el punto de vista económico y social, para enfrentar la crisis mundial que estamos atravesando, quizá sumado a algunos países del BRIC que permitan pensar en un proyecto de articulación económica y política para resolver los principales problemas de nuestro continente.
Para esto es muy importante la solidaridad de Uds, de América latina, de los progresistas del mundo, hacia todo el pueblo brasileño, hacia nosotros, porque vencer en Brasil, claro, tendrá una simbología muy importante para todo el continente, así como perder será también un desastre muy grande.
Pero estamos convencidos de que vamos vencer, incluso en esta semana hay indicativos de un crecimiento bastante significativo del favoritismo hacia Lula en relación a Bolsonaro, porque llevan otros sectores se involucraron también en la campaña, incluyendo progresistas de la Iglesia, asumiendo posición para la segunda vuelta. En la primera vuelta, muchos sectores se quedaron al medio sin posicionarse. Ahora, todos los sectores se están posicionando y eso indica que efectivamente venceremos en las elecciones.
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