La primera característica destacada de este mundo es su inmenso tamaño y dimensión, que a pesar de muchos avances científicos que los seres humanos han hecho, sus estrellas gigantes y sistemas planetarios todavía se están descubriendo; estas estrellas y sistemas planetarios están a millones e incluso a miles de millones de años luz de distancia de nuestro planeta. Por otra parte, cuantas más partículas diminutas son examinadas a través de los microscopios más avanzados, más capas e incluso partículas más minúsculas son encontradas en su interior –estas diminutas partículas son millones, o incluso miles de millones de veces más pequeñas que las partículas que se pueden ver a simple vista -y esta investigación científica todavía está en marcha.

La segunda característica de este mundo puede ser encontrada en la complejidad e imponente belleza de cada una de las criaturas de este mundo, de manera que cada criatura de modo individual (por ejemplo, la abeja) puede ser la base para miles de formas de investigación alrededor del mundo.

La tercera característica prominente es la armonía peculiar que existe entre las criaturas y los componentes de ese mundo. Ha sido comparada con una máquina extraordinariamente avanzada con infinitas partes; todas sus partes desempeñan su propio rol en total armonía dentro de este gigantesco sistema, y todas se están moviendo hacia un gran propósito. Si tenemos en cuenta estas características, quizás la primera palabra que viene a nuestra mente sería “orden”.

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Ahora, echemos un vistazo a la alucinante estructura de nuestros cuerpos. Un solo cuerpo humano está compuesto de 100 billones (100.000.000.000.000) de células. Es decir, las partes constituyentes del cuerpo humano son 500 millones de veces más que una torre de 60 metros de altura. Lo que es aún más asombroso es que todas esas células están vivas: ellas comen, respiran y se reproducen. Cada célula lleva a cabo su función con la precisión y exactitud de un obrero obediente en una línea de montaje de una fábrica, sin interferir en el trabajo de las otras células. Por ejemplo, las células que componen los párpados sólo crecen en una medida que no interrumpen la función de las células del ojo. Los párpados comparten una cualidad flexible por la cual se abren para permitir la visión, y se cierran para proteger los globos oculares.