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Eres lo que piensas Parte No. 4

Segundopaso – El alma es la profundidad de la existencia humana, y prestar atención a su fortalecimiento y mejora conduce al progreso y la paz en la vida. Beneficiarse de una mente pura y divina nos lleva a una vida feliz y pacífica. Por esta razón, en esta serie, le presentaremos las enseñanzas de la psicología islámica; en la tercera parte de la cual, presentaremos el segundo y tercer factor que afectan la forma de pensar.

En las notas anteriores, hablamos sobre los factores que afectan el pensamiento humano. Dijimos que el primer factor que influye en el pensamiento de una persona son sus padres. En el nuevo episodio, queremos hablar sobre cómo los comentarios de otras personas y las experiencias pasadas inciden sobre nuestros pensamientos.

Otro factor que subyace a la actitud de una persona sobre sí misma y el mundo que la rodea es la retroalimentación y la reacción de los demás ante diversos problemas. Al comienzo de la vida, el niño sólo está en contacto con los padres, especialmente con la madre; pero en el curso de su transformación psicológica, adquiere la capacidad de comunicarse con todas las personas que lo rodean. Al interactuar con los demás, el niño absorbe e internaliza aspectos de sus comportamientos y actitudes; por tanto, se puede decir que los padres no son los únicos que juegan un papel importante en la creación y fortalecimiento de la confianza e inconscientemente crean este rasgo en sus hijos. Más bien, la influencia de las personas que lo rodean es mucho mayor, porque todos los días son testigos de los éxitos y fracasos de las personas y con sus críticas o aprobaciones, influyen en sus opiniones sobre el mundo. Las explicaciones optimistas y pesimistas de las personas que los rodean hacen su efecto en la forma de pensar de los niños, aprenden diferentes estilos de sus familiares y los utilizan en diversas situaciones. Cuando el niño se encuentra con el maestro en su camino de crecimiento, sin darse cuenta absorbe sus valores y actitudes y trata de comportarse de igual manera. Para aclarar el tema, ponemos un ejemplo:

Los maestros critican a los niños de diferentes maneras. A veces estas críticas reflejan la realidad, pero a veces se originan en los prejuicios y malos hábitos del maestro. Uno de estos sesgos es el juicio del maestro sobre las niñas. Los psicólogos examinaron a diferentes clases de tercer grado en términos de cómo los maestros critican los fracasos académicos de los estudiantes. Vieron una diferencia significativa entre niños y niñas: cuando una niña mostraba debilidad en el estudio, el profesor criticaba su incapacidad y le decía: “Parece que estudiar no es tu trabajo, algunas personas tienen talento para eso y ¡Algunos ni siquiera lo tienen!”

Es obvio que un alumno que es criticado así por el profesor, inconscientemente se considerará una persona incapaz de aprender: “No tengo mucho talento para aprender; creo que soy como mi madre, y ella dice que no es buena para instruirse”.

Cuando estas críticas se repiten, la persona se ve constantemente en el punto de mira de los reflejos negativos de otras personas (reflejos que ven su incapacidad como resultado de un factor interno), sin querer se considera incapaz y desarrolla un sentimiento negativo sobre sí mismo. Un sentimiento que puede acompañar a una persona por el resto de su vida; tal persona se culpa a sí misma por los fracasos de la vida y siempre evalúa críticamente su comportamiento.

Por el contrario, cuando los niños no se desempeñan bien, los maestros los critican por no esforzarse, jugar demasiado y no prestar atención. Este tipo de crítica es mucho menos dañina, porque el esfuerzo, la atención y el comportamiento son cosas temporales y cambiantes. Por ejemplo, los profesores solían criticar a los estudiantes varones así: “No le dedicaste mucho tiempo, estoy seguro de que si estudias con interés puedes obtener una excelente calificación”.

En una situación en la que la crítica del maestro se atribuye a características temporales, la persona no se sentirá inferior, porque considera que su debilidad es temporal y sabe que se puede solucionar con un poco de esfuerzo. Esta sutil diferencia es muy importante para lidiar con los fracasos en la vida y cómo reflejar el juicio de quienes nos rodean.

Recuerda que las explicaciones pesimistas del fracaso impiden un mayor esfuerzo y provocan frustración y pasividad; mientras que las explicaciones y reflexiones positivas hacen que las personas consideren el fracaso como un problema que debe ser tratado y trabajar duro para superarlo.

Otro factor que afecta el pensamiento humano son las “experiencias pasadas”. Estas experiencias no solo tienen un gran impacto en la persona, en la formación de su actitud hacia los eventos de la vida, sino que también determinan el tipo de su reacción ante los problemas.

Si el individuo en el pasado tenía deberes y tareas que estaban más allá de su capacidad y no los completó, se forma un sentimiento de ineptitud en su existencia, de tal manera que se considera a sí mismo como un incompetente e incapaz que debe rendirse ante las dificultades. De hecho, las experiencias pasadas le han enseñado que no tiene más remedio que fallar ante los problemas y es incapaz de enfrentar los desafíos de la vida.

Las amargas experiencias del pasado provocan una evaluación interna y considerar la raíz de todos sus problemas a uno mismo. De hecho, cuando fracasa, se considera a sí misma la principal causa y piensa que otros factores no son tan importantes.

Si una persona considera que la causa principal del fracaso es interna, porque estos factores son permanentes e inmutables, se rendirá fácilmente en lugar de luchar y antes de cualquier acción nuevamente se encontrará con el sabor amargo de la desgracia. Pero si las tareas que se le proporciona se basan en su habilidad y puede resolverlas correctamente, el sentimiento de competencia tomará forma. Se considerará capaz de hacer frente a los inconvenientes y ponerlos de rodillas.

En su mente, la causa del fracaso es externa y transitoria, y los problemas de la vida pueden superarse con esfuerzo y tenacidad.

En la siguiente parte, estaremos con ustedes con los dos últimos factores que afectan el pensamiento humano.

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