Primera escena: Un ángel en la casa

Islamaldia - La excelentísima Fátima (P) nació en La Meca cinco años después de que su padre, el respetable Muhammad sea elegido como Profeta. Todos en la casa amaban a Fátima. El Profeta la abrazaba, a veces besaba sus manos y solía decir: “Fátima es mi alma y huele como el paraíso”.

Fátima tenía cinco años cuando falleció su madre Jadiya; desde entonces siempre estaba cerca de su amable padre para que este no se sintiera triste.  Pasaba sus pequeñas manos por el rostro del Profeta y le acariciaba y como una madre lo atendía. La gente sabía lo mucho que amaba el Profeta a su hija. Fátima era el recuerdo más hermoso de Jadiya para Muhammad y ella consideraba al Profeta como su mejor refugio.  

Pasaron los años.

La Dama Fátima ya había alcanzado la edad para casarse. Algunos grandes personajes de la época fueron a la casa del Profeta para pedir su mano; pero, ella no aceptó a ninguno, entonces el Profeta les dijo: “El esposo de Fátima será elegido por Dios”. Después de un tiempo, algunos hombres importantes de Medina sugirieron a Ali (P) que fuera a ver al Profeta para pedir a Fátima en matrimonio. Ali (P) aceptó, y días después fue a visitar al Profeta, pero al verlo bajó la cabeza por vergüenza y no dijo nada. El Profeta, que sabía para qué había venido Ali (P), dijo: “Mi querido Ali, sé por qué has venido aquí, pero ¿por qué no dices tú pedido para que pueda escucharlo?”. Ali (P) hizo su propuesta, el Profeta fue donde estaba Fátima y le contó sobre la proposición de Ali (P); ella al escucharlo no dijo nada por vergüenza. El Profeta, al ver su rostro que estaba satisfecha dijo: “Su silencio es un signo de consentimiento”.

Segunda escena: Una novia amable

Una niña cantaba alegremente mientras las muchachas aplaudían, el sonido de la risa y regocijo salía de la habitación de la novia que estaba llena de mujeres. La mayoría de ellas habían venido de Medina. Una mujer pobre sentía vergüenza de acercarse, estaba parada en la esquina del patio, todos llevaban ropa nueva y hermosa… Y ¿por qué no deberían estar felices? La boda era de una de las mejores jóvenes de Medina.

La pobre mujer suspiró y también deseaba tener una vestimenta adecuada. Estaba muy triste, sentía que con esas ropas sucias y desgarradas, en la casa de la novia no había lugar para ella.

Se le ocurrió una idea, sonrió y dijo: “Voy a pedir ropa prestada”.

Salió de la casa. El clima todavía estaba soleado… tenía tiempo hasta la puesta del sol. Caminaba por las calles y a la vez iba pensando: ¿A quién puedo pedir ropa prestada para la ocasión?

Realmente quería asistir a la boda de la hija del Profeta, pero por más que pensó, no pudo encontrar a alguien a quien acudir, pues en ese momento, todos necesitaban de su vestimenta.

Ya había oscurecido. La pobre mujer dudaba y le daba vergüenza pedir ropa a alguien. Se detuvo cerca de la casa de la novia donde se escuchaban voces de alegría.

Se dijo a sí mismo: “Es mejor ir a la casa de la novia, en esta noche que ella está feliz, le pediré que me regale una blusa vieja”.

Entró al patio y vio a Fátima hablando y riendo con Ummi Salma. La mujer se paró en un rincón y las miró. Estaba frente a ellas. Cuando Fátima levantó la cabeza, inmediatamente se escondió detrás de una palma, pero sintió que alguien se acercaba lentamente hacia ella, temía que la echaran por su ropa.

Era la hija del Profeta, quien se dirigió a ella con voz cálida y amable. La mujer la saludó y dijo: “Lo siento, ahora mismo me voy”.

Fátima sonrió y le pidió que fuera a la habitación con ella. Cuando le preguntó qué necesitaba, la pobre mujer dijo suavemente: "Por favor, dame tu vieja blusa para que yo también pueda asistir a tu boda". Fátima sonrió amablemente, sus mejillas eran tan delicadas como una hoja de flor. La novia la tomó de la mano y fueron a la habitación contigua y sacó el hermoso vestido que acababan de coser para ella y se lo dio. La pobre mujer sorprendida, dijo: “¡No, esto es para ti!”

Fátima volvió a sonreír y dijo: “Mi padre dice: Da como regalo, lo que más te gusta”. Luego insistió en que se pusiera el vestido, se quedara junto a ellas toda la noche y se sirviera la cena. Todos estaban felices y la boda se celebró perfectamente.

A partir del día de la boda, la excelentísima Fátima, considerada la mejor mujer del mundo, siempre estuvo junto a Ali y lo ayudó en todos sus momentos. El Imam Ali (P) fue feliz con ella y Dios les dio cinco hijos: Imam Hasan (P), Imam Husain (P), Zainab, Ummi Kulzum y Mohsen. Fátima y Ali fueron dos grandes personas que apoyaron al Profeta y al Islam.

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