En lecciones anteriores aprendimos que los seres humanos tienen diferentes necesidades como…
Necesidades materiales, emocionales, morales y filosóficas. También dijimos que la diferencia entre necesidades demuestra que la vida humana tiene diferentes dimensiones. En otras palabras, el hombre tiene tres dimensiones: material, emocional y filosófica.
El hombre construye su vida material satisfaciendo necesidades materiales, edifica su vida emocional y moral al satisfacer sus necesidades emocionales y morales, y construye su vida filosófica satisfaciendo necesidades filosóficas y cognitivas.
¿Pero cuál es la vida filosófica del hombre?
El mundo material es temporal.
El tiempo está acompañado con el cambio. El tiempo no puede detenerse. El tiempo es como un río que fluye rápidamente y cambia de color a todos los seres vivos. El cambio y la renovación es uno de los atributos del mundo material. Si la verdad en el ser humano es solo materia siempre podría cambiar y no puede ser algo estático.
Pero las necesidades filosóficas nos dicen que el hombre no sólo es materia.
Hay una fuerza en los seres humanos que produce necesidades filosóficas que son inmateriales e intemporales. Esa fuerza es el intelecto humano. Pues el intelecto no es cautiva del tiempo, puede separar al hombre del tiempo y dominar el tiempo.
Al crear necesidades filosóficas, el intelecto busca construir una identidad estable para el hombre.
Está identidad constante es idéntica a la vida filosófica.
La vida filosófica es de hecho, una identidad de filosofía y una identidad fija que está presente con el hombre en todas partes y en cualquier momento.
Esta identidad fija, no desaparece en los cambios diurnos y nocturnos del mundo material.
Esta identidad fija muestra las dimensiones fijas de la vida humana, tales como: El hombre es una criatura. El hombre es un viajero del Más Allá. El hombre necesita de Dios. El hombre necesita de un guía.
Esta identidad fija y trascendente no permite que el hombre se olvide de sí mismo en los cambios de tiempo y materia.
Interacciona al hombre con el mundo de la fe. De hecho, la vida filosófica relaciona al hombre con las verdades constantes Es decir, el mundo divino.
La ciencia experimental no puede crear una identidad tan fija para los humanos.
La tarea de la ciencia experimental es comprender y reconocer a los seres que son temporales y variables.
La filosofía occidental contemporánea no puede construir para el hombre una constante identidad, porque considera al hombre como solo una verdad material.
El hombre material está cautivo del cambio. Por esta razón, la filosofía occidental contemporánea no puede darle fe al hombre. Porque la fe es una verdad inmaterial.
La filosofía occidental considera que el objetivo de la vida del hombre es ser feliz en cada momento.
Por el contrario, la filosofía islámica no niega al cuerpo humano y las necesidades materiales, pero al responder a las necesidades filosóficas, crea una identidad fija para los seres humanos.
Una identidad que comprende verdades fijas, comprende a Dios y comprende la fe.
De hecho, la filosofía islámica ayuda al hombre a expandir su ámbito de conocimiento al mundo y a conocer su lugar en el universo.
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