En la época del profeta reinaban en materia astronómica, las ideas de Ptolomeo. Faltaría mucho para que apareciesen los grandes hombres de ciencia del Renacimiento como Copérnico, Kepler, Galileo y Newton. ¿Cómo ese hombre iletrado de La Meca podía anticiparse por siglos a estos hombres de ciencia si no era con la revelación, por ser el mensajero del Creador?

Afirmar que las montañas son como estacas que tienen sus dos tercios enterrados para evitar que la Tierra se mueva, no era algo que pudiesen imaginar aquellos que ni conocían los alcances y medidas de la Tierra.

En aquel entonces, tampoco se conocía que las plantas contaran con género.

Acá se ve la prueba de la creación como fundamento evidente del Creador. Toda esta información no puede surgir sino de un Ser Sabio, Poderoso, Bondadoso y Creador.