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El sionismo vs la verdad y la justicia islámica

publicado el: 20 junio 2020 –

 

SP – La defensa de los verdaderos preceptos religiosos del judaísmo no es lo que impulsa y sostiene la cobarde ocupación de Palestina por parte de “Israel”, sino que lo judaico ha sido siempre una mampara para esconder sus auténticas intenciones.

Su estupidez los obliga a recurrir a la manida lamentación y al lloriqueo pertinaz, un comportamiento muy común en todo opresor. Sollozantes y malcriados, en medio del aquelarre genocida que han desatado voltean sin escrúpulos la situación y señalan con el dedo a los oprimidos para acusarlos de agresores.

 

No cabe duda de que si algo hacen bien los sionistas, aparte de asesinar y ultrajar, es escribir una narrativa que, como artilugio de prestidigitador, distrae la atención de los espectadores para venderles (literalmente “venderles”) una ilusión a través de su cinematografía, sus radios, prensa y canales televisivos de noticias y entretenimiento.

 

Luego de que triunfó la Revolución Islámica de Irán (1979), las consideraciones de carácter religioso formaron parte de la agenda política sionista con mucha más vehemencia. Se produjo así un incremento exponencial del antagonismo sionismo (y su falso judaísmo) vs islam a escala regional y mundial. Los primeros declararon una guerra sin cuartel al gobierno revolucionario iraní por estar sustentado en sólidos principios islámicos, mientras que este ha sabido responder en defensa de su credo y a favor de los oprimidos del mundo. El islam, el verdadero islam, el de la Guía que conduce al amor divino a través de la práctica de una moral sublime en la vida (al igual que en todas las religiones monoteístas) se interpuso desde ese momento en los planes neocoloniales y salvajemente supremacistas del “Estado de Israel”.

 

La República Islámica de Irán, movida “por su fe en el gobierno de la verdad y de la justicia coránicas” siempre ha llamado a defender a los oprimidos y a luchar contra los opresores como parte integral de sus preceptos teológicos y jurisprudenciales. Tal y como lo contempla su Constitución en el Principio 152, la política exterior de la República Islámica de Irán se fundamenta “en la negación de toda dominación o sometimiento a ésta (…) y la no alineación con las potencias dominantes, así como en las relaciones pacíficas recíprocas con los Estados no beligerantes.”

 

El Principio154, por su parte, considera que la finalidad primordial de la Revolución Islámica es “la felicidad del hombre en todo el conjunto de la comunidad humana. Reconoce que la independencia, la libertad y un gobierno justo y verdadero es un derecho de todos los pueblos. En consecuencia, a la par que se abstiene plenamente de interferir en los asuntos internos de otros pueblos, respalda la justa lucha de los desheredados frente a los arrogantes en cualquier punto del planeta.” Sin lugar a dudas, todo este componente ético político es aplicable de forma absoluta a la situación que sufre el pueblo palestino por parte del sionismo

 

Esta coherencia programática entre creencia y acción de la República Islámica de Irán convirtió a esta heroica nación soberana en el objetivo militar más importante para el quimérico “Estado de Israel”. Como consecuencia de esto, el islam, sobre todo el de la escuela chií, está siendo atacado sistemáticamente por toda la superestructura sionista –estadounidense, por sus poderíos militares (no por sus ejércitos regulares, más bien por sus plataformas tecnológicas mediante el uso cobarde de drones artillados y mercenarios), sus laboratorios de inteligencia, así como las operaciones desestabilizadoras desde sus ámbitos académicos, económicos, científicos, políticos, jurídicos, diplomáticos, mediáticos y de entretenimiento.

 

En consecuencia, el asunto Irán-Islam-Escuela Chií ha cobrado el mismo peso específico que tuvo y sigue teniendo el comunismo para el aparato burocrático y reaccionario estadounidense, país que también se sumó a la causa antislámica para favorecer al sionismo y contener el avance espiritual, científico, militar y humanista de Irán y su necesaria e indetenible influencia geopolítica en el Medio Oriente, para el bien de todos sus pueblos.

 

Dicho todo esto, podemos comprender mejor el alcance del Día Mundial de al-Quds, su enorme significado y simbolismo para el mundo: la confrontación entre los oprimidos y opresores. Jerusalén es un lugar muy importante y sagrado para los musulmanes y el ayatolá Jomeini (que Dios lo tenga en su santa gloria), fundador de la República Islámica de Irán, siempre defendió la causa Palestina, se opuso al sionismo y a que la Ciudad Sagrada estuviese bajo el control del autoproclamado gobierno “israelí”. De modo que una de sus primeras iniciativas fue instituir que cada año, durante el último viernes del bendito mes de Ramadán, se reavive con fuerza la movilización mundial a favor de los derechos legítimos del pueblo palestino, del retorno de los exilados a su tierra y a sus casas y, por supuesto, a denunciar la usurpación genocida por parte de los “israelíes”. Todo ello para detener el plan sionista- estadounidense de impedir la creación del Estado Palestino y hacer desaparecer a ese pueblo de la faz de la Tierra, mediante prácticas sistemáticas de exterminio.

 

Ramón Medero

 

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