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Detrás de la Pantalla: “La Plataforma”

Segundopaso – “La plataforma” es una película española de suspenso y ciencia ficción del año 2019, dirigida por Galder Gaztelu-Urrutia.

La película recibió muchos elogios tras su lanzamiento en el Festival Internacional de Cine de Toronto y por este éxito y atención, Netflix compró sus derechos de distribución exclusiva. En marzo de 2020, se estrenó la película en Netflix, mientras el mundo estaba enfrentándose con el Coronavirus y se observaba en ella desigualdad social y distinción de clases, tratando sobrevivir en EE.UU. y Europa.

Resumen de la película

La película narra la historia de una prisión espantosa, cuyas celdas están colocadas de forma vertical en 333 pisos. En cada celda conviven dos personas durante un mes. Lo interesante es que cada mes los presos cambian de celda y los dos prisioneros se alojan en otro piso. La historia comienza en la celda del piso 48 con la presencia del protagonista de la película, Goreng (Iván Massagué) que convive con un hombre llamado Trimagasi (Zorion Eguileor). A continuación, se le plantea una serie de  cuestiones a Goreng y empieza a preguntar a su compañero de celda, es así que poco a poco conoce la situación de esta cárcel. Goreng confinado en esta prisión  durante seis meses, con el objetivo de dejar de fumar y obtener un certificado. Pero, pronto se da cuenta que allí hay una guerra desigual por la comida y por cómo sobrevivir; porque una plataforma llena de comida baja a la prisión sólo una vez al día y por dos minutos en cada piso. Empieza por el piso más alto dando comida y va bajando con las sobras hasta los pisos inferiores. Los prisioneros de los pisos más altos reciben mejor la comida. Hay que mencionar, que esta manera de distribución de comida es una fiesta para las celdas de arriba y una abstención para las de abajo.

Análisis

Ya han pasado muchos años desde que el ser humano se ha involucrado en la distinción de clases y parece que este obstáculo social no va a ser eliminado hasta que no lo quiera el propio ser humano, y este es el mismo mensaje de la película “la plataforma”. La película representa pura injusticia, derivada de siglos de pensamiento capitalista en el mundo. Un mundo carente de espiritualidad, convierte al humano en un animal que no se respeta a sí mismo ni a los demás. El mundo occidental que debe sus pensamientos a la escuela del liberalismo y materialismo, es un mundo al extremo de salvajismo y lejos del sentido humanitario.

La película se lanzó por Netflix durante el brote de Covid-19, el momento en el cual el hombre se sumerge en la oscuridad, observando que los países aparentemente civilizados saquean los capitales de uno u otro, y la sociedad entrando en caos van robando los supermercados en distintos lugares de Europa y EE.UU., donde los gobiernos siempre alardean de la igualdad de los derechos. Pero, la realidad es distinta pues en la práctica, por tendencia hacia el materialismo, el espíritu animal vence a la espiritualidad y viola todos los derechos humanos.

Todas las dimensiones y personajes en “la plataforma”, son cada uno un símbolo de la sociedad material. Todos los presos comparten injusticias existentes en la prisión y los valores humanos son víctimas del puesto social. El apetito insaciable y la locura en el comportamiento de los capitalistas, ha dejado una cicatriz en el pensamiento de las clases más frágiles. En esta sociedad, se prefiere humillar a las clases bajas para probar el sabor del poder; incluso, si su poder es falso.

Detrás de la pantalla

La torre de 333 pisos, que sufre de la distinción de clases, está en la mano de los dirigentes, que han encargado el manejo de la prisión a los propios presos y en ningún caso intervienen, y los prisioneros se dañan como los lobos salvajes.

Se puede vincular el punto de vista de la película con el sistema capitalista sionista, que ha causado caos y desigualdad en esta prisión vertical.

En la actual sociedad mundial, aunque los sionistas no son potentes en número, son muy influyentes y poderosos debido a su bastó dinero y riqueza. Los sionistas manejan detrás del escenario, a los países que generalmente padecen de la diferencia de clases y el caos. Esto conduce a que las personas como Goreng, intenten levantarse contra el sistema y les recuerda a los dirigentes corruptos, el caos existente dentro de esta sociedad de 333 plantas.

Goreng llega al final, encontrándose con una niña, la que es símbolo de la inocencia y una nueva vida para la humanidad. Goreng se levanta de la mesa de comedor y se aparta. Él acepta que no es necesario un mensajero    (que es la misma niña) y sólo el mensaje debe llegar a la administración hasta que ejerzan las ideas del hombre  sabio. El sabio había dicho que los dirigentes eran ignorantes y corruptos y para hacer llegar el mensaje, debía advertir a los empleados, o esa, el brazo de la administración.

Los gobiernos y pueblos que han encargado sus asuntos al sistema utilitario sionista, deben ser conscientes para poder perturbar este sistema capitalista y acabar con su dominio.

La llave maestra pérdida del mundo moderno

Actualmente, la llave maestra pérdida de todo ser humano es la espiritualidad y creer en Dios y en la vida después de la muerte. Una de las escenas claves de la película, es la secuencia de la conversación entre Trimagasi y Goreng al fin del mes, en la que a medianoche  huele a gas y eso significa que se duermen y se despertarán en otro piso desconocido. En esta conversación Trimagasi le pregunta a Goreng sobre tener fe en Dios y luego dice: “al menos este mes, creo en él”. Esta frase muestra claramente que el ser humano a la hora de enfrentarse al miedo, se refugia en sus creencias religiosas y recurre a ellas para lograr la paz y la esperanza de liberarse del atasco.

Durante el tiempo en el que Trimagasi fue compañero de celda de Goreng, no se comportaba bien con los presos de celdas inferiores. Pero, en los últimos momentos, antes de trasladarse a otro piso, Trimagasi se vuelve una persona creyente y también le pide a Goreng que ore para gozar el favor de Dios. La creencia de Trimagasi, es un símbolo de las creencias de las sociedades actuales.

La última secuencia

“La plataforma” busca el grito del hombre moderno que es prisionero de la distinción, la que abarca tanto adentro como afuera de su existencia y la única forma de liberarse de ella, es enfrentarse con el temperamento materialista y las visiones individualistas; ya que esto no conduce a nada más que al humanismo y egoísmo humano.

Mateo Fuladvand/ ZHN/ RN

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