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Detrás de la Pantalla: El Reino de los Cielos

Segundopaso – Las primeras secuencias de la película retratan una Europa sumida, de alguna manera, en la oscuridad, y dentro de esa oscuridad, dos sacerdotes van a enterrar el cadáver de una mujer con unas miradas llenas de repugnancia.

Análisis y crítica

La historia de la película se inspira en la vida de un hombre llamado Balín y, al mismo tiempo que retrata su vida privada, se dedica a narrar los acontecimientos acaecidos entre los musulmanes y los cristianos. La historia de la película gira en torno a la caída de Jerusalén y su conquista por Saladino, el monarca de origen kurdo, fundador de la dinastía ayubí. Scott ha tratado que toda la película se base en la realidad y no trascienda de la historia. Por lo tanto, se puede afirmar que la película, en su conjunto, se adecúa a los relatos históricos.

Ridley Scott presenta artísticamente en su obra dos grupos cristianos: uno partidario de la paz y el otro extremista y violento. El símbolo del pacifismo cristiano es Balduino, como si Scott buscara unas líneas entre la hojarasca de la historia para cubrir el libro lleno de crímenes y delitos del ejército cruzado.

Las primeras secuencias de la película retratan una Europa sumida, de alguna manera, en la oscuridad, y dentro de esa oscuridad, dos sacerdotes van a enterrar el cadáver de una mujer con unas miradas llenas de repugnancia. En esta escena, Scott muestra la cara del primer grupo de cristianos, que son unas personas extremistas e ilógicas.

A lo largo del largometraje, las personas más cercanas a la Iglesia son presentadas como extremistas. No se debe pasar por alto que esto conduce a apuntar contra el cristianismo y a institucionalizar en los espectadores la aversión del sacerdote y la Iglesia.

Los comportamientos fanáticos de los sacerdotes y sus ideologías, así como el punto de vista hacia la vida después de la muerte, conducen al protagonista de la película a cometer un asesinato, y a fin de purgar sus propios pecados y los de su esposa, que murió por suicidio, se une al ejército de su padre para ir al Tierra Santa y pedir el perdón de Dios.

En contraposición a los extremistas cristianos, Scott representa al gobernador de Jerusalén, Balduino, como una persona moderada y racional, y expone sus ideologías en contra de un grupo radical formado por sacerdotes y afiliados a la Iglesia, como son dos caballeros del Templo, Lusignan y Reinaldo de Chantillon. Dos personajes de la película, llamados Guy de Lusignan, comandante militar de la ciudad, y Reinaldo de Chantillon, gobernador de la ciudad de Karak, son los símbolos de aquellos cristianos extremistas que siempre llevan a cabo actos de cierta hostilidad y sedición en contra de las relaciones entre los musulmanes y los cristianos. Según los relatos históricos, estas dos personas eran de caballeros del Templo. Sobre Reinaldo de Chantillon se ha dicho que había jurado saquear mil caravanas de musulmanes y luego expandirse al Hiyaz, arrasar las ciudades de La Meca y Medina, y destruir el Islam.

Entre los otros crímenes incurridos en las Cruzadas y por los caballeros del Templo se puede hacer referencia a la masacre de Caraítas. A partir del siglo X d.C., surgió un grupo destacado de pensadores y escritores árabes entre los Caraítas, y esta secta se convirtió en una fuerza poderosa contra los judíos, pues desafiaba seriamente al judaísmo rabínico. En aquel entonces, el principal foco de los Caraítas se hallaba en Irán, Mesopotamia, Palestina, Egipto y el norte de África. En la era de la invasión de la oligarquía cruzada europea de Palestina (la segunda mitad del siglo XI d.C.), el centro de los Caraítas en Jerusalén fue destruido por los caballeros cruzados. Un grupo de estos caballeros, encabezado por Godofredo de Bouillón, reunió a los líderes religiosos y seguidores de la secta Caraíta en su sinagoga y les prendió fuego a todos.

Extremismo; la horca de la religión y de la política

Otro asunto que Scott no pudo ignorar fue la idea de separar la religión de la política. En una de las escenas, algunas personas van a ser ajusticiados con una cuerda. “Estos son soldados del Templo que matan a los árabes”, dijo el sacerdote, en alusión a los verdugos. Balín pregunta: “¿Lo hacen por orden del Papa?”

El sacerdote responde: “Sí, pero ni el rey ni Cristo dieron tal orden”.

Con este diálogo, Scott pretende increpar hábilmente la separación entre la religión y la política, como si intentara presentar estos asesinatos como el resultado de mezclar la religión y la política, y dice que el rey no ha levantado  la Iglesia que quiere cometer estos asesinatos, ni tampoco Cristo le ha solicitado al rey que realice tales acciones. Sin embargo, cuando el Papa asuma el poder y recurra a la cuerda de la política, esta cuerda será el instrumento para matar los seres humanos.

Sin duda alguna, esta visión laica no se puede considerar errónea. Cuando un extremista asume el poder, ya sea religioso o ateo, acabará matando y rapiñando. A lo largo de la historia también se pueden observar tales violaciones; como, por ejemplo, la invasión de los mongoles de Asia, que no tenían ni religión ni cultura, y protagonizaron una de las masacres más amplias en la historia de la humanidad. Incluso en la misma película, esta visión es violada por personas como Lusignan y Reinaldo de Chantillon, que no eran ni un sacerdote ni el Papa, pero cometían asesinatos. Por otro lado, se puede decir atrevidamente que, si las personas creyentes y que siguen los dictados divinos están a cargo de un gobierno, este nunca se hundirá en el abismo de los errores ni de la guerra, sino que se trata de recuperar el derecho de un oprimido, como lo podemos apreciar en la historia de Dhul-Qarnayn.

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