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De lo Europeo a lo Mestizo en América Latina: Algunas Consideraciones de Mariano Picón Salas

Segundo Paso para Nuestra América.- Acá se examinan sucintamente algunas de las principales tesis en torno al problema de la identidad nuestramericana, en especial las que Mariano Picón Salas desarrolló como parte de su proyecto intelectual de corte humanista, sobrio y profundamente reformista, con la aspiración última de comprender el proceso sociohistórico latinoamericano en función de la consolidación del Estado moderno, lejos de los proyectos políticos personalistas de mediados y finales del siglo XIX.

Preámbulo

Mariano Picón Salas, nació en Mérida, localidad andina venezolana, el 26 de enero de 1901 y murió, el 01 de enero de 1965, en la ciudad de Caracas donde maduró sus principales obras creativas. Vale la pena destacar que su paso por la capital rindió frutos inestimables a la nación; entre tantas actividades y hechos de envergadura, resaltó la fundación de la Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad Central de Venezuela, donde fue su primer decano; aunque, asimismo, es de suma importancia prevenir que este historiador, escritor y diplomático dejó textos fundamentales que coadyuvaron a la comprensión del tema nuestroamericano. Justamente, por esta razón, pretendo subrayar algunas ideas desarrolladas por el autor en su emblemático libro De la Conquista a la Independencia,[1] publicado, por primera vez, en el año de 1944.

Este fervoroso venezolano y americanista de hondo calado, desarrolló su proyecto intelectual de corte humanista, sobrio y profundamente reformista, con la aspiración última de comprender el proceso sociohistórico latinoamericano en función de la consolidación del Estado moderno, lejos de los proyectos políticos personalistas de mediados y finales del siglo XIX. En consecuencia, su esfuerzo intelectual tuvo más que una exigencia egocéntrica, escribió con la más íntima inquietud patria inspirándose en el proyecto colombiano…

“…porque después de la Independencia y del enclaustramiento nacional de las antiguas colonias se fortificó un nacionalismo precoz, y cada país pensaba que era muy diferente del país vecino, se fue olvidando lo que tenía más importancia para la política ulterior de nuestro mundo indo-español: su unidad espiritual originaria; aquella unidad que contra los intereses y los caudillos regionales trató de convertir en fuerza vigilante un hombre de tanto genio y tanta intuición porvenirista como Simón Bolívar”.[2]

Por todas estas razones, aspiro examinar algunas de sus principales tesis en torno al problema de la identidad nuestramericana; angustia vital que comunicó a Mario Briceño Iragorry, Enrique Celis, Antonio Spinetti, Alberto Adriani, entre otros grandes, “del proceso de formación del alma criolla”.[3]

La civilización anglosajona del Norte de América

El autor asumió tan álgido punto sobre la base de dos asuntos: la expansión económica y la instauración de la democracia en ese paralelo, bajo la lógica de conquista y colonización llevada adelante por los puritanos ingleses. Por consiguiente, refirió que en esa latitud la estructura de la racionalidad mercantil no encontró restricciones de tipo normativo y valorativo, precisamente, por la política de exterminio legitimada desde premisas religiosas por estos llamados peregrinos. Así, esta particular estratificación permitió la cohesión, el ascenso y la movilidad social sin los obstáculos propios de las sociedades divididas en castas. En efecto, esto lo llevó a afirmar que la democracia norteamericana estuvo, desde sus orígenes, vinculada a la dinámica económica sostenida por un pragmatismo organizativo antifeudal. A decir del intelectual merideño, “los nuevos módulos económicos, pudo ser socialmente más flexible porque no encontraba delante de sí sino la extensión por poblar…la democracia…se cumplirá como ascenso de gentes que se consideraban iguales y sólo debían vencer las vallas de clase económica”.[4]

Causas de la problemática social de los países “hispanoamericanos”

Este consideró los procesos de repartimientos y encomiendas como el origen de la problemática social en las naciones “hispanoamericanas”. En efecto, la racionalidad de la encomienda como unidad económicosocial de corte feudal, requirió de la división en castas de la población, obstaculizando la iniciativa individual y la movilidad social. La síntesis de este tipo de organización societal se expresó en la guerra fratricida. Por lo tanto, “el proceso de democratización no pudo realizarse…del modo evolutivo que lograron los Estados Unidos, sino en medio de sangrientas turbulencias como las que comenzaron con los movimientos indígenas del siglo XVIII, y continuaron con los grandes combates de emancipación y las luchas de los caudillos del siglo XIX”.[5]

Impedimentos al proceso de democratización

A lo largo de su relato, hizo hincapié en que la encomienda como organización socioeconómica instauró la cultura de los “humillados” como una primera “epopeya del resentimiento”; a objeto de ilustrar lo dicho, narró el sonado caso de Lope de Aguirre “el tirano”, también llamado “el loco”, “el traidor” y “el peregrino”. Este conquistador español nacido entre 1511 y 1515 en Araotz, Oñate, Guipúzcoa, España, fue ejecutado el 27 de octubre de 1561 en Barquisimeto, Venezuela, por rebelión y desacato a la corona española. Por ello, a pesar de sus desmanes morales, representó la síntesis de las contradicciones propias de la estructura colonial hispánica; su levantamiento contra Felipe II, traslució los prejuicios de una sociedad que cabalgó entre los ideales caballerescos, las ambiciones desmedidas y el amor a Dios.

El testamento de Hernán Cortés

Justamente, esas contradicciones propias de la estructura colonial hispánica, en calidad de síntesis, puede pesquisarse en la consciencia social de sus máximos líderes religiosos y políticos. El intelectual merideño, refirió el interesante caso de Hernán Cortés en relación a su petición de “descargo de conciencia”; en los límenes de su vida, consintió justificar en términos jurídicos y teológicos sus acciones guerreras en contra del pueblo azteca; por ende, no sorprende la queja del autor al proferir esta grave exclamación: “¡Cómo se ingenia el pensamiento de aquellos días por armonizar en fórmula cristiana lo que parece inconcebible: el deseo de riqueza e imperio y la propagación de la fe![6]

Los indígenas del Cuní y el curioso Requerimiento

El Requerimiento trató de un escrito castellano, elaborado por el abogado Juan López de Palacios Rubios en el año de 1512; su contenido de carácter teológico y jurídico, ambicionó, en última instancia, legitimar el proceso de conquista; en el marco de las leyes de Burgos, el mencionado documento debía ser leído a los pueblos indígenas a objeto de acogerse en calidad de súbditos al poder de Dios instituido en la Iglesia de Cristo, el papado y la monarquía; ante cualquier negativa, se les declaraba la guerra justa y la esclavitud.

Picón Salas, recreó la insensatez de dicho manuscrito a partir de la respuesta categórica e interesante de los indios del Cuní, de la actual República de Colombia, recogida por un cronista:

“Estaban los indios en que no había sino un Dios, pero en lo que decía que el Papa era señor del Universo y que él había hecho merced de aquella tierra al Rey de Castilla, dixeron que el Papa debería estar borracho cuando lo hizo, pues daba lo que era suyo. Y que el Rey que pedía y tomaba tal merced debía ser algún loco, pues pedía lo que era de otros. Y que fuese allá a tomarla, que ellos le ponían la cabeza en un palo como tenían otras que me mostraron de enemigos suyos puestas encima de sendos palos”.[7]

Entre las leyendas negra y dorada de la Conquista

Llegado a este punto, el intelectual venezolano describió el viejo debate jurídico y moral sobre el proceso de conquista; primero, refirió las prédicas y reclamos de Antonio de Montesinos y de Bartolomé de Las Casas, ambos frailes dominicos, a favor de los pueblos indígenas; indicó que después de sus aireados reclamos, se iniciaron en la Isla Española intensos debates sobre la capacidad y el derecho de estos seres calificados inferiores por el sistema de valores del conquistador; verbigracia, según Gonzalo de Ocampo, el conquistador de Cumaná y Juan de Ampiés, el gobernador de Coro, los originarios eran irreductibles para la empresa civilizadora española centrada en la honradez y la sobriedad; es decir, consideraron inútiles sus esfuerzos para convertirlos en buenos labriegos castellanos; en segundo término, destacó que contrariamente este choque de civilizaciones se expresó loablemente en La historia general de las indias de Francisco López de Gómara, al “defender la causa de los conquistadores contra la inflamada homilía de Las Casas, buscaba en la conquista algunos valores afirmativos de creación con que templar el pesimismo del apóstol de los indios”.[8]

El mestizajismo

Es notorio que el ensayista en cuestión, dejó traslucir que el problema de la raza fue el fundamento donde se elaboraron los discursos teológicos y jurídicos que legitimaron las acciones de la conquista en la América hispánica. Sobre la base de este argumento, este admitió que es necesario desembarazarse en el campo de la historiografía sudamericana, de las visiones del mundo arriba puntualizadas: “una corriente colonialista y tradicionalista que ponía todo énfasis en el predominio de las formas españolas de nuestra cultura; y otra liberal y revolucionaria que proclamaba en forma agresiva su ruptura con España”.[9]

Al respecto, acentuó que “contra el hispanismo jactancioso y contra el indigenismo que querría volver a la prehistoria, la síntesis de América es la definitiva conciliación mestiza;”[10] si bien, dejó en claro que el mestizaje es necesario rastrearlo en el “misterio semántico de nuestro castellano”; o sea, en el estudio de los americanismos, síntesis vital de lo criollo, mulato e indígena; de esta suerte, propició los estudios históricos, literarios, etnográficos y etnológicos a fin de estudiar en los ritos, fiestas, danzas, poética, literatura, y demás expresiones socioculturales, la nueva experiencia humana devenida después de la conquista y la colonización. En suma, no por simple capricho el maestro andino sugirió a los estudiosos de las ciencias sociales y humanas que “el secreto de nuestra psique ha de rastrearse, frecuentemente, por indirecta ruta emocional y estética.”[11]

 


[1] Mariano Picón Salas. De la Conquista a la Independencia. FCE, Colección Tierra Firme, México, 1950.

[2] Ibídem, p. 12.

[3] Ídem, p. 13.

[4] Ídem, p. 32.

[5] Ídem.

[6] Ídem, pp. 33-34.

[7] Ídem, pp. 34-35.

[8] Ídem, p. 41.

[9] Ídem, pp. 40-41.

[10] Ídem, p. 39.

[11] Ídem, p. 39.

 

La profesora Alexandra Mulino es socióloga, editora, escritora e investigadora. A través de su ELUCIDARIO AMERICANO nos invita a releer la riqueza ontológico social nuestroamericana, a contracorriente del canon occidental, con la pretensión última de legitimar otra mirada de carácter descolonizadora de los procesos históricos sociales y culturales que han consolidado hitos en torno de la nacionalidad y americanidad. 

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