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¿Por qué Haití Es Un País Pobre?

Segundopaso – tras la ola de violencia que se vive en Haití, daremos una breve cronología de todos los sucesos que marcaron la historia del país caribeño, la cual llevo al cruel resultado de ver, un país sumergido en la pobreza.

“Una nueva ola de violencia de las bandas armadas en la capital de Haití, Puerto Príncipe, ha obligado a casi 8.500 mujeres niños, niñas y adolescentes a huir de sus hogares”

Se habla de al menos 10.000 personas desplazadas en el país, que no han podido regresar a sus hogares y permanecen en polideportivos, según el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (Cardh) en las últimas dos semanas sangrientos enfrentamientos entre bandas del sur de la capital del país han protagonizado una escalada de violencia, incluyendo secuestros, violaciones, torturas, masacres. En los barrios en conflicto aproximadamente 60.000 personas son afectados por la violencia (…) (Cardh, Prensa Latina, 18,06,21)

La República de Haití es conocida por su pobreza y por la difícil realidad marcada por la violencia. Pero no siempre fue así, Juan Francisco Martínez Peria, abogado (UBA) y Maestrando en Ciencias Políticas y Sociología (FLACSO) explica lo que sucedió:

Haití fue el primer país en independizarse de sus colonizadores franceses y españoles. Inspirados en los valores de la Revolución Francesa los esclavos negros se levantaron en armas y bajo la dirección de Toussaint Louverture, entre otros, iniciaron la guerra de independencia contra los blancos. Este atrevimiento no fue gratuito para esta joven nación, que luego debió enfrentarse al bloqueo y la explotación de países como Francia y Estados Unidos.

Una mitad colonia española, Santo Domingo; la otra mitad colonia francesa, Saint Domingue. Eso era Haití. Fue la colonia que originaba más ingresos de toda América. Su economía producía y exportaba el 50% del azúcar y del café consumido en el mundo. A fines de 1780, era el mayor mercado para el comercio esclavista. En 1804, el jefe de Estado, el general Jean-Jacques Dessalines, un ex esclavo, proclamó la independencia de Haití. En la nueva Constitución, se declaraba:

Art. 14: “Todas las distinciones de color necesariamente desaparecerán (…); todos los ciudadanos haitianos, de aquí en adelante, serán conocidos por la denominación genérica de negros” y en el Art. 12 afirmaba: “Ninguna persona blanca, de cualquier nacionalidad, podrá poner pie en este territorio en calidad de amo o propietario, ni en el futuro adquirir aquí propiedad alguna”.

La negritud como sinónimo de ciudadanía que abrazaba a los distintos grupos étnicos africanos, eliminó las categorías raciales de la colonia: pardos, mulatos, criollos. La Revolución Haitiana afectó la trama de poder de los imperios coloniales atlánticos, acompañado de otra operación simbólica: se borró el blanco de la bandera francesa colonial, conservando el rojo y azul hasta la actualidad.

Este pueblo caribeño ha sido sometido a una constante agresión e intervencionismo colonial e imperialista, es un país históricamente intervenido por las potencias occidentales. Como si fuera un duro castigo por haber sido la primera revuelta popular esclava y negra en territorio americano en 1804, con una seguidilla de intervenciones, golpes de estado, y agresión de los supuestos países «civilizados», que, sin ir más lejos, lo tienen hoy en una profunda crisis social, política y económica (Testa Ferreira, 2019). Entre algunos sucesos significativos de su historia se resaltan:

En 1957 fue elegido presidente François Duvalier gobernó dictatorialmente con ayuda militar y financiera de Estados Unidos y que en 1964 se proclamó presidente vitalicio. Su hijo Jean-Claude Duvalier le sucedió en 1971. En enero de 1986 una insurrección popular le obligó a exiliarse y el Ejército ejerció el control del poder mediante la formación de un Consejo Nacional de Gobierno.

En 1991, en las primeras elecciones democráticas es electo como presidente Jean-Bertrand Aristide, político y sacerdote adherente a la Teología de la Liberación. Fue derrocado el mismo año, por un grupo de militares sostenidos y financiados por el Gobierno de Estados Unidos.

En 1996, triunfa René Preval, colaborador de Aristide, pero alejado de su línea política, asume  el neoliberalismo y la hegemonía de Estados Unidos. El FMI, y el Gobierno de Bill Clinton refuerza un férreo control de las acciones del Gobierno haitiano que se mantendría hasta hoy.

En el 2001 triunfa nuevamente Aristide en nuevos comicios electorales, quien insinúa retomar su perfil de izquierda e inicia un alineamiento con fuerzas que buscan una nueva unidad e integración caribeña y nuestramericana. El resultado: Estados Unidos y sus aliados geopolíticos intensifican las acciones injerencistas, financian a bandas armadas vinculadas al crimen organizado y el narcotráfico, y generan una situación de crisis y violencia constante con la que justifican la «ayuda humanitaria» y la intervención armada extranjera en el 2004 para lo cual cuentan con la activa colaboración de ONGs de “derechos humanos”.

A partir de entonces asume la presidencia de Boniface Alexandre, quien apoya la constitución de una fuerza armada multilateral de intervención en el país, integrada por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Canadá, Francia y Chile. Se instala la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) que, en la práctica, controla el país en los años venideros.

En 2010, un terremoto devastaría aún más la escasa infraestructura pública del país, y agrava la situación humanitaria. Los países interventores dejan un territorio destrozado en pobreza, inestabilidad, y ausencia de institucionalidad del Estado.

En 2016, el presidente electo es Michel Martelly, totalmente alineado con el Gobierno de Estados Unidos y la MUNISTAH, y el paradigma neoliberal continúa con la pauperización y despojo del territorio y el pueblo haitiano, de la mano con aliados externos, personeros y empresas estadounidenses, quien dimite ese mismo año.

En las elecciones de 2016 se repite la historia, con un deshonesto fraude electoral es electo Jovenel Moïse, quien fue apoyado por Estados Unidos y en particular por Donald Trump. Mantiene una administración caótica y entregada a los poderes externos, aplicando un conjunto de medidas de tipo neoliberal y antipopular.

Actualmente la ONU en forma cínica expresa “preocupación” por aumento de la violencia en Haití, cuando esta organización permitió el intervencionismo militar estadounidense y ha sido cómplice de la tragedia de ese país, hundiéndolo en la miseria.

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