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Compras navideñas y el asesinato de la espiritualidad

Segundopaso – De acuerdo con un estudio de la Universidad de Granada, España, realizado por su Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, indica que las compras de Navidad y de fin de año, se transforman en una patología similar al alcoholismo, entre listas interminables de regalos a distintas personas, que en parte, igualmente, vienen a saldar deudas y favores varios hacia quienes resultan ser los beneficiarios de los presentes que se reciben.

Dicho documento indica que “Estas compras pueden derivar en una patología tan grave como el alcoholismo o la drogadicción”, perdiendo el sentido original sobre el significado real que deberían tener, y buscar el desapego por lo material, hecho que se encuentra, lamentablemente, en las antípodas de tal manifestación espiritual.

Estos actos voluntarios, como son las compras, van en aumento cada vez, y no solo se circunscriben a una época en especial, yendo en tal sentido, hacia una preocupante similitud como son las adicciones a los videojuegos, las apuestas en los casinos y el abuso de Internet, entre otras patologías mentales, las que se efectúan por medio de largas horas de compras.

Otro de los efectos que se desatan, según el estudio de la universidad española, es la ansiedad de quienes padecen este mal de estos tiempos modernos, el que en la mayoría de los casos, lleva al endeudamiento y sobreendeudamiento de quienes se han transformado en pacientes a partir de una exposición a largos periodos de consumo de medios comerciales, derivando así en costumbres y hábitos con gran desgaste económico, perjudicial para cualquier persona con mínimo poder de compra.

Los perfiles que se entregan en este estudio tiene como principales sujetos a mujeres, estudiantes y trabajadores, víctimas del desgaste económico por medio de comportamientos comerciales, problemática muy similar al alcoholismo y la drogadicción.

Los principales enseres en la canasta incluyen ropa, artículos electrónicos y perfumes, entre otras mercancías, que se alejan de la primera necesidad, adquiridas por medio del endeudamiento en cuotas, dependiendo de la personalidad de quienes pasan a formar parte de las víctimas del sobreconsumo en estas fiestas.

Las empresas y marcas comerciales tienen la principal responsabilidad en sus llamados a la población para el consumo excesivo, para lo cual aprovechan sus plataformas de contratación comercial, tanto en medios de comunicación como en espacios digitales, en las que surge el avisaje que llama, por ejemplo, a comprar a través de tarjetas de crédito y al endeudamiento, evitando la compra al contado.

La apelación a los sentimientos que hacen los medios comerciales y corporativos de comunicación, conlleva siempre, el efecto de la compra por parte de los consumidores que caen en las redes gracias al impacto que han recibido, no por algo las empresas especialistas de comunicación recurren a esta estrategia.

Los impulsos irracionales de algunos consumidores, víctimas en estos procesos comunicativos, buscarán siempre adquirir los productos, habiendo sido seducidos en lo comercial por las empresas a través de anuncios promocionales.

Como tácticas o “ganchos comerciales” las empresas recurren a la acumulación y ganancia de puntos en sus cadenas comerciales, con descuentos y precios rebajados, lo que trae aparejado algunos inconvenientes, como que lo barato termina siendo caro, o que la misma imprudencia de quienes no sopesan las estrategias comerciales, los transforman en fuentes, casi inagotables, de recursos para sustentar a las grandes empresas o marcas transnacionales.

La imagen de una cena navideña o de Año Nuevo proyecta sentimientos en quienes pueden se susceptibles a estar expuestos a las imágenes de los medios de comunicación, o a la comunicación comercial. No solo en Navidad o Año Nuevo opera el mismo mecanismo para celebraciones propias de Occidente, como Halloween, las que muchas veces refuerzan los mensajes de las empresas que buscan posicionar sus productos entre eventuales o potenciales clientes.

Esto provoca el abandono de las reflexiones cercanas a la espiritualidad que, se supone, debería primar en diferentes épocas del Calendario Occidental, quedando huérfanos a partir de exposiciones que se asumen como algo “por defecto” hacia estas estrategias, en las que lo religioso es reemplazado por lo comercial.

Otros impactos negativos en este régimen comercial resultan ser la repercusión en el medio ambiente; por los desechos que se generan, los excesivos presupuestos de las economías familiares o personales, la improvisación al no generar listas de compras, la no comparación de precios entre productos intertiendas, la compra irresponsable, la ignorancia en la procedencia ética de los productos, la compra exclusiva en grandes tiendas dejando de lado el comercio local; algo que favorece al comercio exterior por sobre el tradicional-local, y la preferencia de marcas comerciales relacionadas con el sufrimiento animal.

Una linda postal con la mesa navideña servida, el árbol de la época o medias navideñas cargadas de obsequios, como gancho comercial resulta bastante útil para las empresas, si es que no se considera el mensaje espiritual de la época, el que poco habrá valido si el énfasis es solo comercial.

Como si no fuera poco, el avance del Covid19 y sus nuevas variantes, como la Ómicron, puede instalarse en puntos de distribución en estas fiestas de fin de año, los cuales pueden ser perfectamente el comercio establecido o informal callejero, como ya se han registrado en Perú 12 casos a mediados de diciembre, pudiendo ser un vector para la propagación del virus en otros lados.

En Chile, en plena pandemia, el costo de la vida aumenta, planteándose en estas fiestas navideñas que el consumo sea leve o moderado, haciendo énfasis en aquellos aspectos de la sencillez, dados los 600 mil puestos laborales perdidos post pandemia, siendo, según la Fundación Sol, el 57% de los empleos de carácter informal, sin contratos, a lo que se suma la reciente volatilidad del Dólar como efecto de la inflación acumulada en 2021, y pese a esto, las compras navideñas aumentan a medida que se acercan las celebraciones de las mencionadas fechas, proyectándose una contracción económica con bajo crecimiento, a fin de este año, como a inicios de 2022.

La situación económica en Chile, en medio de estas fiestas navideñas 2021, atraviesan una compleja coyuntura dada la permanencia en el exterior de más de 60 mil millones de dólares, por concepto de Fondos Previsionales de los chilenos, los que si se logran recuperar, podrían estimular el crecimiento nacional, ya que Chile es el país menos endeudado de la OSCE, factor que podría impactar positivamente, solo si se logra poner en las mejores manos la licitación del Litio chileno, a realizarse en enero de 2022.

De hecho, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs) en Chile administran cerca de 95 mil millones dólares en Fondos Mutuos, que se podrían sumar a los 60 mil millones de dólares invertidos en el extranjero, que se podrían repatriar para que el impacto de la economía de las personas en Chile no sea tan dramático, dadas las penumbras que se prevén para 2022.

De momento, las tiendas, centros comerciales, portales, plazas y mercados, estarán llenos de personas abarrotando los comercios a expensas de la espiritualidad, o tratando de alcanzarla, comprando cosas materiales, al tiempo que las tiendas comerciales y las empresas no cesan su bombardeo con publicidad navideña a las personas, sometidas a toda clase de spots radiales, televisivos y digitales, que traen aparejados ofertones con descuentos para quienes se embarcan en créditos especiales, que igualmente los acercarán a lo material y al arrepentimiento de estar endeudados.

Mientras tanto, el comercio seguirá absorbiendo el mensaje espiritual que, originalmente, llamaba a no optar por lo material, reemplazado por la prioridad del endeudamiento.

Mermará la capacidad de ahorro y las posibilidades de desarrollo personal, familiar o social, truncado por las deudas generadas a partir de compras excesivas, lo que va en directo perjuicio del pecunio que podría haber estado presente para marzo, mes clave para iniciar el año en las mejores condiciones de ahorro.

En este panorama económico los sectores postergados, que no tienen la posibilidad siquiera de endeudarse, o para comer todos los días, siguen olvidados, no encuentran trabajo y con familias numerosas, quienes deben vivir en asentamientos de extrema miseria, sin posibilidades, tampoco, de obtener su vivienda propia, y con una pandemia que amenaza con agudizarse en paralelo a fuertes impactos para esta Navidad… y Fiestas de fin de año.

Manuel Arismendi, Segundo Paso

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