LATAMPolítica

El modelo neoliberal extractivista en Guatemala y Centroamérica

ENTREVISTADORA: JESSICA PERNÍA. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- La explotación acuífera, minera, petrolera, y ahora hidroeléctrica, parece ser la principal amenaza para los pueblos en la región centroamericana. Pueblos que se han caracterizado como “Nodos logísticos para conectar el mundo” y que funcionan como centros de extracción de energía para sostener los modelos de consumo de los países desarrollados. Se incluyen aquí como Nodos a Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala.

En Guatemala justamente, resalta el caso de la compañía transportadora de Energía de Centroamérica (Trecsa), que tiene a su cargo la construcción de una Red Nacional de líneas de transmisión eléctrica en la región, como parte del proyecto denominado “Plan de Expansión de Transmisión (PET 1-2009)” y que ha generado un gran rechazo desde las comunidades de base. Revisamos en esta entrevista a Ana Laura Rojas, activista guatemalteca de la Coordinadora de Comunidades Afectadas por TRECSA, el entramado de este modelo de explotación extractivista y el papel de la resistencia comunitaria en los territorios más afectados.

Jessica Pernía por Segundo Paso para Nuestra América: El extrativismo y las relaciones desiguales de explotación centro – periferia parecen seguir hegemonizando un modelo energético, subordinado a los intereses de acumulación del capital privado trasnacional, como muchas veces Uds. desde la Coordinadora, vienen denunciando en Guatemala. Esa imposición de modelos de desarrollo que “ha ampliado y profundizado el despojo sistemático a las comunidades de sus territorios y ha menguado sus capacidades y derechos a poder determinar sus formas de vivir”. Para contextualizar ¿Quién sostiene y promueve estos planes de desarrollo extractivista? ¿Cuáles son sus intereses principales?

Ana Laura Rojas: La histórica intervención de nuestros territorios se alinea a la lógica neoliberal y diversifica la extracción de materias primas, reconfigurando las dinámicas internas de administración de los bienes y servicios públicos estratégicos para el desarrollo económico de nuestros países, estos planes se agilizan subordinando la región a los Planes de Ajuste Estructural (PAE), que son promovidos desde la banca internacional. Es desde el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo que se promueven las inversiones para las respectivas modificaciones jurídicas que sientan las bases del proceso privatizador, la inversión trasnacional y el control de nuestros recursos estratégicos en donde perfila siempre como un recurso clave, la energía eléctrica.

El diseño de la infraestructura del saqueo en nuestros territorios se financia desde la USAID, quienes pagan a los ingenieros que van a desarrollar los planes y proyecciones de integración del circuito eléctrico centroamericano, consolidando el SIEPAC, o, Sistema de Interconexión para América Central, es aquí donde logran establecer al sector eléctrico como un nicho más de acumulación de capital, para alimentar todo el aparato de extractivismo masivo en nuestra región, así como la vinculación con puertos marítimos, corredores de transporte ferroviario, carreteras, gasoductos, fibra óptica, entre otros.

En el caso específico de Guatemala es el Banco Mundial y la Agencia de Cooperación Internacional Alemana-GIZ, quienes invierten en las modificaciones del marco jurídico nacional y aprovechan el momento de la firma de la paz del conflicto armado interno, para promulgar la ley general de energía eléctrica y con esto, la privatización del sector energético; el resultado actual alcanza el promedio del 96% del control de este bien en todas sus etapas en manos privadas, desde su producción hasta su venta, mercantilizando lo que fue un bien colectivo y expropiando este recurso de utilidad pública necesario para impulsar una lógica de desarrollo desde la visión de los pueblos.

Es así como han proliferado las inversiones también en la matriz energética (generación de energía) para la lógica extractivista, pululan los créditos y facilidades de inversión para empresas privadas y trasnacionales que han empezado a invertir en Centroamérica, también el Banco Interamericano de Desarrollo ha invertido en el mega proyecto de interconexión eléctrica Guatemala – México, logrando que Centroamérica sea ese puente, o como ellos le llaman, ese “corredor logístico” en donde fluyan las mercancías entre dos océanos e interconecten las dos grandes masas continentales. Por eso es tan estratégico el control de esta de esta área del planeta, y por eso es que Estados Unidos se ha impuesto brutalmente en la región para mantener el control de tan estratégico territorio, el que han manejado tal cual su patio trasero.

En este contexto han sido promovidos todos los planes: Plan Puebla Panamá, Plan Mesoamérica, Plan de Integración para el Triángulo Norte, entre varios más; en donde los respectivos tratados de libre comercio nos comprometen a comprar gas natural desde Estados Unidos. Justamente ahorita es que se está interconectado desde México un gasoducto, que viene desde el Golfo de Tehuantepec hacia el Golfo de Fonseca, buscando cerrar un solo circuito eléctrico que vincule las Zonas Económicas Especiales (ZEE) o nodos logísticos, para seguir ampliando su voracidad. Esta dinámica continúa desplazado comunidades y profundizando las desigualdades que no parecen tocar fondo.

Los bancos que participan de estos planes del despojo son el Banco Mundial con el proyecto de distribución de energía eléctrica, el Banco Centroamericano, el de Integración Económica con el Programa de Electrificación Rural, el Banco Europeo de Inversiones, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, el Banco Holandés, la Agencia de Cooperación Internacional Alemana y varios más. En fin, hay varios bancos involucrados que tuvieron también que invertir en todo este andamiaje legal en todos los países centroamericanos, así como en México, con las reformas a las leyes energéticas.

Es así como en Centroamérica continuamos siendo los proveedores de materia prima, como muchos lugares de Latinoamérica, de África y de lugares tan ricos en bienes naturales. Pero Centroamérica además, tiene tantos puertos por los dos océanos que le bordean, también los corredores secos en cada país centroamericano, además del conocido Canal de Panamá, que juegan un papel determinante en movilizar toda esa extracción directamente a su destino final. Así entendemos cómo es que el control de la energía eléctrica es tan determinante para la acumulación de capital. Ya había mencionado y reitero, como todo este proceso de privatización coincide con las reformas en las leyes generales de energía eléctrica, reformas o creaciones nuevas en las Leyes de minería, en las concesiones madereras, en la explotación petrolera, agroindustria, logrando un retroceso en los pequeños avances alcanzados por las revoluciones y distintas reformas agrarias que costaron tanta sangre en Centro América.

SPNA: La región centroamericana entonces es el foco de interés de estos planes de desarrollo, despojo y explotación corporativa y exógena. La explotación acuífera, minera, petrolera, y ahora hidroeléctrica, parece ser la principal amenaza para los pueblos en los territorios, como has mencionado. En ese sentido, Uds. han caracterizado los diferentes sectores de la región como “Nodos logísticos para conectar el mundo” que básicamente funcionan como centros de extracción de energía para sostener los modelos de consumo de los países desarrollados. Incluyen aquí como Nodos a Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. ¿Cuál es el escenario geopolítico que ha hecho proliferar el montaje de esta infraestructura que sostiene el modelo energético extractivo?

ALR: La injerencia de los intereses corporativos tan bien amalgamados con grupos políticos de los Estados Unidos y la Unión Europea dentro de nuestros territorios. Éstos están invirtiendo en proyectos extractivos que van desplegándose a grandes escalas, generando rechazo, conflictividad social, graves afectaciones ambientales, culturales y económicas, reducción del acceso a tierra y medios de vida, desplazamientos, migraciones y, por ende, profundizando la pobreza. Y bueno, además vemos sostenida su influencia en los grupos de poder nacionales que se han plegado históricamente a los intereses de Estados Unidos, Europa e incluso a Israel, posicionándose más y más desde la firma de los acuerdos de paz en 1996, las élites militares que han formado sus partidos políticos y que además están vinculados desde siempre con el narcotráfico y el crimen organizado.

Bueno, en el caso de Guatemala, tenemos como ministro de Energía y Minas, por ejemplo, a un accionista de una empresa de transporte de energía eléctrica. Justamente la empresa contra la que nosotros estamos luchando, registrada en Guatemala bajo el nombre de TRECSA- Transportadora de Energía para Centroamérica S.A., empresa de capital colombiano, que está aquí metiendo sus tentáculos y pertenece al Grupo de Energía de Bogotá. También tenemos cada vez más presente a Empresas Públicas de Medellín-EPM, que es subcontratada para los planes de interconexión eléctrica de alta tensión que ejecuta TRECSA en el territorio guatemalteco y otros tramos del circuito del SIEPAC.

Entonces vemos ese capital colombiano, esas alianzas con Estados Unidos muy fuertes, con Israel también, como ese brazo de asesoría de seguridad de las empresa privadas, que han venido implementando prácticas de espionaje, persecución, judicialización, pero también de inversión en este sector energético, en el control de algunos puertos importantes para ese movimiento de productos, y sí, básicamente aquí eso es lo que tenemos. Existe la inversión de grupos nacionales, otros españoles, así como de Suiza, de Japón, Bélgica, Finlandia y como he mencionado antes, Israel, que ha empezado a ganarse espacios con los actuales gobiernos de corte militar, aliados de Estados Unidos y Colombia.

En Nicaragua y aquí, en tiempo de elecciones, hubo intención de acercamiento por parte de China con algunos partidos políticos, y de hecho en Nicaragua, precisamente para la inversión en la construcción de un corredor seco entre ambos océanos. Y eso es lo que va generando esas reacciones de control sobre los partidos políticos que van a llegar al poder, sus relaciones, y las corporaciones con las que se construyen alianzas, para finalmente tomar espacio en estos proyectos, el comercio y este movimiento de bienes que se da en nuestros territorios.

SPNA: La explotación intensiva de recursos naturales y energéticos en la región centroamericana lejos de ser un proceso de desarrollo sostenible, inclusión social y fortalecimiento institucional, está depauperando más la vida de las comunidades, pero ¿Cuál es el impacto real de esta situación en los territorios respecto al acaparamiento de tierra, los monocultivos, la calidad de vida, la migración forzada, etc.?

ALR: Bueno, los impactos que sufrimos son devastadores. Justamente porque todo atiende a los intereses de las corporaciones, no se están revisando los impactos ambientales que eso está generando, los impactos sociales. No se tiene en cuenta la voz de los pueblos, no se consulta. Pero, además, cuando existe para todo proyecto una serie de normas, de regulaciones que tienen que cumplir con sus respectivas licencias, estudios de impacto ambiental, y que tienen que darse por parte de la institucionalidad nacional, encargada de regular que estos proyectos llenen todos los requisitos para que sean ambientalmente viables, no se aplican, se omiten los criterios científicos que determinan la factibilidad para ejecutar los proyectos en cuestión y, terminan siendo únicamente un mero requisito, un trámite pagable.

Y sí, esto es devastador a distintos niveles, porque se otorgan licencias de extracción de minerales en lugares donde hay escasez de agua, o donde la poca agua que queda para la población, para los cultivos, para la vida, termina contaminándose. Entonces, para ahorrarse trámites y para ahorrarse dinero, no cumplen las normas de filtración, de limpieza o de uso de los bienes o materias. Piden licencia para explotación de un tipo de metal, pero resulta que están explotando diez u once tipos de metales distintos, depende de la zona donde estén y las regalías que nos dejan no llegan ni al 4%, así que lo que se establece es un sistema de saqueo que rompe todas las regulaciones y promueve el tráfico de influencias, la cooptación del Estado e instaura la ley de la corrupción.

Nosotros como resistencia estamos organizados y organizadas contra el proyecto de interconexión eléctrica de alta tensión (para los grades usuarios). En el caso de Guatemala, defendemos nuestros territorios contra el Plan de Transporte de Energía Eléctrica del PET 01-2009, pero para Centroamérica es el Sistema de Interconexión para América Central-SIEPAC. Entonces, Guatemala sí juega un papel bien determinante en todo este proyecto ya que es la puerta de Centroamérica hacia México y el norte, también porque aquí se genera una gran cantidad de energía destinada a los planes regionales extractivos y esta energía también se transporta y se vende al resto de Centroamérica, por eso este proyecto es tan estratégico para el capital privado, y por eso desde las comunidades y territorios hemos nombrado y denunciamos a este proyecto como la “piedra angular” del modelo extractivo en nuestra región.

El caso del transporte de energía eléctrica de alta tensión interviene justamente zonas de recarga hídrica importantísimas. No entendemos todavía cuál es la coincidencia que existe, pero es claro en los mapas hídricos de los estudios de impacto ambiental, que las líneas de transmisión de energía atraviesan lugares en donde está la mayor cantidad de venas de agua, bosques altos, vertientes de cuencas y micro cuencas importantes. Algunos ingenieros eléctricos han hecho mención de que es por la conductividad que facilita la transmisión de electricidad y que presta la existencia de agua en esa zona. Sea como sea, se van adueñando de los lugares por donde pasa el tendido, donde están justamente los nacimientos de agua más importantes, o las zonas de recarga hídrica, las fuentes de agua subterráneas, las quebradas donde se filtra el agua, así como bosques comunales también. Entonces esto ha ido secando varios cuerpos de agua y hemos presentado en 2016 este caso en el Tribunal Latinoamericano del Agua y el cuál ganamos, pero este es solo uno de los tantos casos que se viene multiplicando con el avance de la construcción de este mega proyecto, el cual atraviesa más de 850 kilómetros en la mayor parte del territorio nacional.

Después de ahí tenemos que ver que esta energía va para tantos monocultivos de palma aceitera, como tenemos en Guatemala. Somos el cuarto país a nivel mundial exportador de caña de azúcar. El tercer país exportador de cardamomo. Aquí los monocultivos son de extensiones absurdas para el territorio que tenemos y, aun así, continúan expandiéndose sin control. Igual pasa en muchas otras partes de nuestra región, y pues esto sencillamente va a desencadenar una expropiación territorial que provoca desplazamientos comunitarios, genera migraciones internas y las condiciones para un estallido social.

El llamado triángulo Norte lo conforman Guatemala, Honduras y El Salvador, que es ese territorio en forma de triángulo que está antes de ampliarse y entrar a México. Entonces aquí en esta zona se pretendía desarrollar un plan de integración económica (publicado por la CEPAL), que busca supuestamente solucionar el problema migratorio hacia el norte y que, los centroamericanos puedan trabajar como mano de obra barata, en proyectos extractivos que se están planificando o ejecutando en territorio mexicano. Así es como Estados Unidos compromete a México a darle trabajo a los centroamericanos en proyectos que son justamente los mismos que han generado esos desplazamientos en nuestros territorios. Pareciera casi una broma, ¿no? Pero esta es la situación actual de Guatemala y Centroamérica.

SPNA: La compañía transportadora de Energía de Centroamérica (Trecsa), que tiene a su cargo la construcción de una Red Nacional de líneas de transmisión eléctrica en la región, lleva adelante en Guatemala el proyecto denominado “Plan de Expansión de Transmisión (PET 1-2009)”, que en teoría, llevaría energía eléctrica a 15 de los 22 departamentos del país, y llegaría a 75 de sus 334 municipios. Sin embargo, esta compañía y este proyecto han encontrado una fuerte resistencia de parte de las comunidades guatemaltecas, ¿por qué? ¿Qué hay detrás de este mega proyecto realmente?

ALR: Lo que tenemos realmente detrás de este proyecto que nos venden con la oferta de llevar la energía a las comunidades, alimentar de luz a los hogares, cubrir las necesidades energéticas de los hospitales, la educación, etc., es la consolidación de los planes de ordenamiento territorial que asegure la inversión trasnacional, esto se establece mediante una corrupción tremenda que nos remontan a los tiempos de la represión más cruda en este país.

Pero también hay un rechazo generalizado, porque la población a pesar de toda la omisión de información por parte del gobierno central y varios gobiernos locales, sabe lo que está pasando, está acostumbrado a estas dinámicas históricas, sabemos más ahora, porque fuimos buscando la información, nos hemos organizado, nos encontramos e intercambiamos información, investigamos, vaya, tenemos asesoría también, sabemos que es un proyecto para transportar la energía que se genera en nuestros ríos, con nuestros bienes, un proyecto para transportar hacia otros países a través de grandes empresas, porque casi todo el sector está privatizado. Aquí en promedio el 94% de los proyectos de generación, de transporte, distribución y venta de energía eléctrica está en manos de corporaciones privadas.

Pero al pueblo cuando no se le pide su consentimiento, no se le consulta, se le impone y se le afecta, se hace cada vez más consciente de sus derechos. A partir de la firma de la paz en 1996, ha llevado sus propios procesos de organización, de reconocimiento de sus propias formas de organización. Es por esto que la gente se opone, la gente se planta, la gente se queja, la gente denuncia, a pesar de toda la persecución, la pobreza y la situación tan difícil para llevar un proceso de resistencia y de defensa del territorio, existe un rechazo generalizado a este proyecto de transporte de energía que construye TRECSA(Transportadora de Energía de Centroamérica S.A.) porque se sabe ya que no es un modelo energético diseñado para atender las necesidades del pueblo, en armonía con el territorio, y lo que el pueblo pide en cambio de esta privatización impuesta, es que se nacionalice la energía eléctrica, porque es un derecho y debería ser un bien público y utilizarse para el desarrollo desde nuestras cosmovisiones y necesidades.

SPNA: Como has señalado, la resistencia de las organizaciones sociales, comunidades y movimientos en toda Centro América y Latinoamérica contra la explotación desigual, el extractivismo y el despojo han sido ejemplo de una profunda convicción en la defensa de la madre tierra, de los recursos endógenos y de la soberanía territorial, pero ¿Cómo mediar entre las necesidades económicas productivas del desarrollo de las naciones, y las alternativas y propuestas en defensa del territorio?

ALR: Es difícil que deje de existir conflicto si no se toma en cuenta el impacto que estos mega proyectos puedan tener en la vida de los seres humanos. En la vida en general. Si los proyectos no están planteados desde la visión, la voz y el voto popular. Sin que se generen herramientas e instrumentos para que la población pueda ser parte de la planificación en sus propios territorios, bajo sus propias creencias y entender los distintos impactos que puedan ocasionar en determinado territorio, tanto como atender las distintas necesidades de la mano de expertos, científicos, técnicos y población local. Porque, además, hay una interdependencia territorial. No podemos aislar y planificar un solo territorio, un municipio, por ejemplo, pues seguramente, el agua que se genere en el municipio aledaño es la que va a abastecer a varias comunidades, ya sea que deban compartir una carretera, o un corredor biológico. Todo lo que tenga que ver con la vida y con las posibilidades de generar una economía sustentable local.

Además de todo esto, tiene que ir en armonía con la planificación del resto del país. Estaremos apuntando así a principios del buen vivir, de un desarrollo sostenido en el tiempo con los recursos limitados que tenemos. Entonces tiene que haber una coherencia, tiene que haber una armonía entre todos los sectores, intereses, necesidades, recursos, donde las comunidades principalmente y no las corporaciones, puedan empoderarse de sus propios procesos.

Entonces, si creemos que puede haber un desarrollo sostenido en el tiempo. Lo que pasa es que seguimos siendo los proveedores de la materia prima para el desarrollo de los países ricos, no de nosotros mismos y así la explotación es bárbara, porque el nivel de consumo en estos países es insaciable, y estos países básicamente están preservando su territorio e intereses explotando nuestro territorio en detrimento de nuestras necesidades. Entonces ellos tienen regulaciones fabulosas de conservación ambiental en sus países, como es el caso de Canadá, pero están haciendo destrozos con la extracción minera en otros países.

Mientras tanto, vamos viendo que en algunos países hay ciertas transiciones, donde tienen que nacionalizarse los bienes naturales que administrarán gobiernos locales, y que tiene que haber para ello una participación ciudadana, así también una formación política y restaurativa cultural, para saber cómo se administran, como se cuidan, como se preservan esos bienes naturales, y sobre todo cómo se organiza una población y se genera una cultura ecológica en un territorio específico, y pues si no existe un acompañamiento o una asesoría, un conocimiento ancestral que hay que respetar, pero que también puede ir de la mano con otras visiones, un poco más “modernas”, por decirlo así, más tecnificadas. Nos quedan muchas experiencias entonces, en varios países de Latinoamérica y en otros lugares, para poder ver cuál puede ser el punto donde nosotros armonizamos las distintas luchas en defensa de la vida y generamos los cambios estructurales para parar esta dinámica de despojo y saqueo, donde podamos crear condiciones para salir adelante y que podamos construir un crecimiento o un desarrollo económico sin comprometer la vida y el futuro de las siguientes generaciones.

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