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Elecciones parlamentarias del régimen sionista / Regreso al poder de Bibi

Segundo paso – El 1 de noviembre de 2022 se celebraron las quintas elecciones parlamentaria (Knesset) de Israel en menos de cuatro años. Los resultados ya anunciados de las 25 elecciones parlamentarias del régimen sionista indican el regreso al poder de Benjamin Netanyahu, apodado “Bibi”, acompañado de los extremistas judíos.

El aspecto clave de las elecciones parlamentarias israelíes fue que Benjamin Netanyahu, jefe del partido Likud y ex primer ministro con el mandato más largo como primer ministro de Israel, se esforzó al máximo por regresar al poder después de un año y medio.

Netanyahu fue primer ministro de Israel de 1996 a 1999 y luego de 2009 a 2021 por un total de 15 años. En las últimas cuatro elecciones, los rivales de Netanyahu intentaron expulsarlo del poder, y en esta elección, Netanyahu trató de volver a recuperarlo.

Los resultados anunciados indican que Netanyahu y sus aliados han logrado al menos 65 escaños en el parlamento israelí de 120 miembros. Para formar el gabinete, basta con ganar 61 escaños parlamentarios, y ahora Netanyahu tiene la oportunidad de formar un nuevo gabinete sin establecer una coalición con sus oponentes y feroces rivales.

Las razones de la victoria de Netanyahu

Hay varias razones por las que Netanyahu y sus aliados han ganado las elecciones del 1 de noviembre de 2022, pero tres parecen ser más importantes.

Primero, los rivales de Netanyahu, Naftali Bennett y Yair Lapid, demostraron que no pueden permanecer en el poder ni siquiera por un año, y su gabinete de coalición, que era muy inestable, colapsó después de un año. Esto es mientras Benjamin Netanyahu fue el primer ministro de Israel durante 12 años consecutivos.

La segunda razón es que los grupos árabes también demostraron que su presencia en el gabinete israelí no solo no es aceptada por los árabes que viven en los territorios ocupados, sino que dicha presencia no conllevó siquiera mayor seguridad para los palestinos y los árabes en los territorios ocupados, porque el gabinete de Yair Lapid, con la presencia de árabes, llevó a cabo un ataque de tres días contra la Franja de Gaza que se saldó con unos 400 mártires y heridos. Por lo tanto, hubo una división entre los grupos árabes y participaron en las elecciones con tres listas separadas. Además, los árabes que viven en los territorios ocupados también tuvieron una baja participación en las elecciones del 1 de noviembre, por lo que el número de escaños árabes en el parlamento del régimen israelí disminuyó de 15 a 5 escaños.

La tercera razón de la derrota de los rivales de Netanyahu es que Netanyahu se montó personalmente en la ola creada contra el gabinete de coalición de Bennett y Lapid, y tuvo tiempo suficiente para movilizar a la opinión pública a su favor y a la de sus aliados. En el último año y medio, Netanyahu usó todas las herramientas para mostrar la ineficacia del gabinete de coalición y colapsarlo, e incluso dirigió a los manifestantes en protestas contra el gabinete.

La cuarta razón está relacionada con el fortalecimiento de la posición de los judíos extremistas en la construcción del poder de Israel, por lo que, según las estadísticas, este movimiento logró ganar de 14 a 16 escaños en el parlamento. La coalición de extrema derecha conocida como “sionismo religioso” se encuentra entre los aliados de Netanyahu.

Pese al regreso de Netanyahu al poder, todavía no se puede hablar del fin del estancamiento político en los territorios ocupados y de los cuatro años de vida del parlamento, porque muchos en el escenario político de la Palestina ocupada advierten sobre los peligros de la extrema derecha —ala que ha ganado el poder—, una advertencia que podría también proporcionar la base para el colapso del gabinete de Netanyahu.

Los desafíos postelectorales de Israel

La celebración de elecciones parlamentarias en el régimen sionista, incluso si conducen a la formación de un nuevo gabinete encabezado por Netanyahu, no podrá salvar a este régimen de los desafíos internos y externos, porque algunos desafíos tienen un origen estructural y no terminan con el cambio de gabinetes y gobiernos.

Entre estas brechas, podemos mencionar las brechas religiosas, de clase y étnicas, algunas de las cuales aumentan o disminuyen según la naturaleza de los gabinetes de coalición.

Según experiencias pasadas, si Netanyahu logra formar un nuevo gabinete como se dice, enfrentará una serie de desafíos dentro y fuera.

Ahora que dentro de los territorios ocupados los casos de corrupción financiera y política de Netanyahu han sido dejados de lado, estos casos volverán a ser llevados al contexto de los acontecimientos políticos de los partidos rivales e involucrarán al nuevo gabinete. Además, debido a la victoria y fortalecimiento de los partidos de extrema derecha, se intensificarán las divisiones religiosas.

Lo que es más importante, las divisiones y los conflictos entre los sionistas y los palestinos se intensificarán, y se abonará más terreno para la actividad y el alcance de los grupos de Resistencia emergentes como Arin Al-Aswad (La arboleda de leones, en castellano).

En el exterior, si bien es posible que la victoria de los partidos de extrema derecha en las elecciones al Knesset deje un impacto psicológico en el fortalecimiento de la posición de los republicanos en las elecciones de mitad de mandato del Congreso estadounidense, pero al menos mientras Biden y los demócratas están en el cargo, las tensiones y los desafíos afectarán las relaciones, volverán Tel Aviv y Washington y se acabará la luna de miel de Biden y Lapid.

Además, si Netanyahu quiere cumplir su promesa electoral de cancelar el acuerdo de demarcación de la frontera marítima con El Líbano, en este caso, además de ser motivo de tensión y conflicto, también provocará la reacción y el enfado de Europa.

Porque Europa ha abierto una cuenta especial sobre el petróleo y el gas del mar Mediterráneo y de la aplicación del acuerdo sobre el trazado de las fronteras marítimas entre El Líbano e Israel para pasar el duro invierno que se avecina.

El 27 de octubre de 2022, el acuerdo para trazar las fronteras azules de El Líbano y el régimen sionista fue aprobado por el presidente libanés Michel Aoun y el primer ministro israelí Yair Lapid. La firma de este acuerdo se llevó a cabo sin ninguna ceremonia en común.

Con la formalización de dicho acuerdo, El Líbano puede iniciar la exploración y extracción de petróleo y gas de sus aguas territoriales en el mar Mediterráneo y convertirse gradualmente en un país influyente en el campo de la producción de petróleo y gas.

Además de esta experiencia, se ha demostrado que cuando los partidos de extrema derecha llegan al poder en la Palestina ocupada, los países y las asambleas internacionales, especialmente occidentales, encuentran más libertad de acción para enfrentar las políticas expansionistas y antipacifistas del régimen sionista y al menos si no coadyuvan a los esfuerzos de otros países no obstruyen. Desde este punto de vista, hay más margen para fortalecer la atmósfera antisionista en el mundo.

En general, si bien es posible que la victoria de los partidos de extrema derecha allane el camino para la conformación de un gabinete de coalición encabezado por Netanyahu, nunca significará que se reduzcan los desafíos y brechas de este régimen: de hecho, es posible que aumenten la extensión y la profundidad de estas brechas.

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