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Panorama político de Perú: Castillo destituido

Segundo Paso para Nuestra América.- Luego de que el profesor Pedro Castillo anunciara la disolución del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones parlamentarias, todo se revirtió, y terminó siendo destituido por 101 votos, detenido por la fuerza pública, y acusado de atentar contra la democracia. Queda más claro ahora que su gobierno no logró atenuar los profundos conflictos políticos de la nación, fundamentalmente los relacionados a la coexistencia institucional democrática que han terminado profundizando las pujas de intereses entre poderes económicos, mediáticos, políticos y hasta religiosos, muchas veces al margen del propio bienestar de la población peruana.

Jessica Pernía por la Fundación Segundo Paso para Nuestra América: Desde el Congreso y la Fiscalíacorrientes políticas opositoras insistieron en diferentes ocasiones en aplicar la vacancia o destitución del Presidente Castillo acusándolo una y otra vez de diferentes cargos entre los que se incluían delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión. Esta situación algunos la calificaron como una agotadora “pugna estéril de espaldas al país”, que derivó en la visita de un grupo de alto nivel de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y un exhorto a las partes a dialogar para resolver los conflictos políticos en el país. ¿Cuáles son los verdaderos intereses detrás de toda esta trama?

Eduardo Bendezú Gamarra del Partido Perú Libre: Hay algo que no señalé anteriormente que sería pertinente: Castillo tiene una picada importante en su popularidad practicamente desde que alcanzó el triunfo. Él gana con un poco más del 50% pero desde su ascenso y tras las primeras medidas de gobierno, su popularidad va bajando. Baja en los meses siguientes: diciembre, enero, febrero, marzo; y en abril ya estaba en el suelo. Pero ese fue su fondo. Luego empezó a recuperarse y llegó a alcanzar hasta un 30% de aprobación. Tal vez no parece mucho, pero tras un descenso tan importante de hasta menos del 15%, si no me equivoco, esta recuperación parecía buena. Sin embargo, ¿que cuál es la trama real? Ya hasta el momento he señalado que Pedro no ha tocó el sistema neoliberal, no desarrolló reformas trascendentales, pero seguía simbolizando para el peruano común aspectos importantes como seguir siendo uno entre ellos, uno que se expresaba coloquialmente, uno que tomaba decisiones reivindicativas populares, uno que incluso se equivocaba, que cometía errores; en ese sentido la gente se sentía identificada. Hubo allí una suerte de solidaridad cultural y social, que a pesar de tantos intentos de golpe y de aplicar la vacancia con argumentos de corrupción, de mafias, como ha pasado con líderes de otros gobiernos progresistas, logró sostener la aceptación popular.

El resurgimiento económico también le ayudó a sostenerse. La mediática repetía que iba a ocurrir un apocalipsis económico, que la economía se iría al diablo, y vimos más bien este resurgimiento increíble, que no se pudo tapar. Mejoró la actividad cultural, el transporte, las vías, el acceso a la alimentación, el comercio. No solo mejoró económicamente la situación de los pobres, sino que se extendió una clase media, se hizo un poco más holgada.

Por el otro lado, la derecha más cavernaria ya no tuvo más argumentos, porque Castillo no atacó al neoliberalismo, no les atacó como clase, entonces ¿qué le pueden imputar?, lo único que podían hacer era atacarlo por indio, por campesino no preparado, y de ese modo esperar que cometiera algún error, o incluso inducirlo.

Por otro lado, la población ha tenido importantes cuestionamientos contra el Congreso. El Poder Judicial y La Fiscalia también gozan de poca popularidad y reconocimiento, frente a cualquier sondeo salen mal. Por el tipo de resoluciones arbitrarias que sostienen, por las formas en tratan a los ciudadanos, por la poca coexistencia que sostienen con el resto de poderes.

Entonces, la trama es en este momento, en este momento de convulsión, está bastante más clara. Sabemos lo que representaba Castillo, sabemos lo que representa la institucionalidad, sabemos lo que representa la oposición más abyecta, y la conclusión no es otra que una trama de racismo. Así mismo. En términos sencillos es el racismo.

JP: Un primer Ministro de Castillo, Aníbal Torres, renunció a su cargo tras el rechazo pleno por parte de la mesa directiva del Congreso tras su petición de un voto de confianza que buscaba derogar la Ley N° 31399. Esta ley establece que todo referéndum que implique reformas constitucionales debe ser aprobado de manera suprema desde el poder Legislativo por sobre la voluntad ciudadana y popular. En los dieciseis meses anteriores ya otros cuatro primeros ministros habían renunciado por no poder desarrollar ninguna política o programa por los bloqueos y rechazos constantes desde los poderes públicos autónomos a la Presidencia y el gabinete. Sin mencionar la vacancia aplicada a Castillo, ¿Hay una crisis institucional pública en el gobierno de Perú?

EBG: Sí, sí, definitivamente hay una crisis institucional en el Perú. Y más específicamente entre la presidencia y su gabinete (cualquiera que sea) y el parlamento y su mesa directiva.

Al no existir una gran reforma de la administración pública, ni cambios de mandos altos, la misma burocracia enquistada va seguir, la misma metodología, las mismas políticas que se van haciendo más fuertes, que se enquistan, que generan nudos profundos de corrupción. Que es lo que se considera una crisis del sistema, que depende de muchos otros factores como la brecha económica social, como la despolitización, aquí debemos decir que a la gente del común, al peruano común, no le interesa ni el Estado, ni el gobierno, ni las elecciones, ni nada. Ni la democracia, ni participar en ella. Y es porque conforme pasan los gobiernos no se han atendido los elementos esenciales de la sociedad como la democratización y fortalecimiento de la educación, el acceso a la salud, hemos sido uno de los paides con el mayor número de víctimas durante la pandemia por Covid 19. Tuvimos 250.000 muertos en un país de 32 millones de habitantes. Una cifra escandalosísima.

Entonces se evidencia una crisis más profunda, es mucho más profunda que la de la propia situación del gobierno. Sin embargo, se repetía que Perú había tenido desde el 2016 hasta la fecha 5 presidentes, desde Ollanta hasta Pedro, 5 presidentes en 7 años, sin contar ahora el ascenso de Dina Boluarte, que sumaría la 8 en los mismos 7 años. El asunto central es más bien qué hacemos, con el cambio presidencial ¿se va solucionar el problema?

El Congreso tampoco sale tan bien librado, porque hemos tenido también en estos 3 últimos años 3 congresos, cuando por tiempos y regularidad debíamos haber tenido solamente 2. Hace poco se sacó a la Presidenta del Congreso, ahora expresidenta Lady Camones, por unos audios. La sacaron, la censuraron y pusieron ahora en su cargo a este militar retirado inmiscuido con Montesinos y con todo este tema de la toma de la casa del embajador japonés en Perú contra los guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru MRTA, y aún así lo impusieron. Entonces también hay una crisis en el Congreso, una crisis no solamente cerrada en el gobierno, hay una crisis de confrontación entre estos actores políticos e institucionales, y por otro lado, hay una crisis del sistema nación, como decía esta historiadora Carmen Mc Evoy, dijo algo muy sensato, que estamos asistiendo practicamente a la muerte de una etapa del país, históricamente hablando, porque esta descomposición no se ha vivido así hace muchísimo tiempo, y esperemos que los que vengan a futuro pues sea mucho más democrático, más amplio en derechos, y más equilibrado institucionalmente.

JP: Pedro Castillo venía siendo un actor clave en la reconfiguración del progresismo en América Latina sumado a la ola de nuevos gobiernos de izquierda o centro izquierda en la región ¿Cómo se evalúa ahora desde la izquierda peruana, desde los movimientos sociales, partidos y organizaciones este escenario político peruano de vacancia en el contexto regional?

EBG: Lo de Latinoamérica es interesante, hubo mucha solidaridad con Pedro Castillo, sobre todo desde México con Andrés Manuel Lopez Obrador. Un ejemplo de esto quedó claro cuando recientemente el Congreso le impidió a Castillo la salida hacia México (y esto pudo haber sido una alerta sobre lo que pasaría) para la realización de la Asamblea de la Alianza del Pacífico en la que además iba a recibir la presidencia protempore, entonces los cancilleres integrados en la Alianza deciden reprogramar la Asamblea y realizarla nada más y nada menos que en Perú. Aunque ahora tras su destitución como presidente y su detención, todo quede en el aire.

Hay muchas cosas interesantes, decía, sobre esta segunda ola progresista pero creo que con menor intensidad. Pedro, lamentablemente nunca definió tampoco una avanzada en política internacional. Cuestionó al gobierno de Venezuela, cuestionó las políticas de Rusia, que si bien es cierto no es para aplaudirla, tampoco es para respaldar a los provocadores, respaldar a la OTAN que es después la industria de armamentista o militarista más grande de la historia de la historia de la humanidad.

Entonces aunque Pedro parecía formar parte de la ola progresista se comportó en la práctica como un presidente de derecha, sin una clara política diplomática, como parecen incluso comportarse otros líderes de esta segunda ola, que no es una ola profunda, no es una ola que tenga la misión de marcar la historia, y que más bien parece tener como objetivo mantener un hilo aparentemente democrático, pero sin chocar con la geopolítica, sin tener proyectos de integración más grandes, como los impulsados en su momento por Hugo Chávez, como fue el proyecto de fundar la patria grande; y eso es preocupante pues, como decía Rafael Correa, a inicios del siglo esta primera ola agarró desprevenida a la derecha, por eso se pudieron hacer grandes reformas pero luego ya la derecha aprendió 1) como atacarnos y 2) como desmantelarlos, o incluso establecer gobiernos tan competentes como los que se hicieron en esta primera etapa. Y eso es lo que está pasando.

Si bien es cierto que es una ola democrática variopinta, creo que si no se vuelve a por lo menos imitar lo que se hizo a inicios del siglo, teniendo reformas más profundas, con mayor movilización y hasta con mayor confrontación, teniendo una postura clara en el ajedrez mundial, teniendo socios que te vean de igual a igual, no va a cambiar nada. Y como pasó con Pedro Castillo, y también está pasando con Boric en Chile, se marcó un camino para ser sometidos a los designios de Washington, y por lo tanto traicionados por sus lacayos.

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