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Irán: Recuerdos y Opiniones. Parte II

 

SegundoPaso ConoSur – n la primera parte de este trabajo daba a conocer mis impresiones sobre la sociedad iraní con respecto a una visión preliminar sobre la mujer en la nación persa, con todos los bemoles y la visión, evidentemente, de alguien que no es mujer, pero respeta a este género sin pero alguno. Occidente, desde el punto de vista masculino se ha preocupado de determinar, a lo largo de la historia, la supuesta incapacidad intelectual de la mujer, con argumentos que hoy provocan sonrisas burlonas. Pese a ello, las puertas del quehacer científico, por ejemplo, apenas han cedido al avance de la mujer en las esferas de las actividades humanas. Terreno fértil y poderoso, se ha constituido en la cultura occidental en otro baluarte de la diferencia.

La ciencia occidental y su desprecio a lo femenino

La ciencia moderna, tal como se constituyó en el siglo XVII, es una empresa que encarna valores predominantemente masculinos y que permitió a los hombres afirmar su superioridad en la sociedad. Esta afirmación llamó mi atención, por primera vez, al leer la obra del historiador ingles Brian Easlea en su libro Sciencie and Sexual oppression Patriarchy´s confrontation with woman and nature. En este libro, Easlea analiza la situación patriarcal de nuestra sociedad occidental, sobre todo en el campo científico a partir de la Revolución industrial. En este tipo de cultura, señala Easlea, hay establecida una clara y fuerte oposición entre el hombre y la mujer – hasta aquí nada nuevo bajo el sol – El hombre es considerado fuerte, valeroso, inteligente, creador, activo, mientras que la mujer es considerada dulce, paciente, pasiva, menos inteligente – por no decir limítrofe – comparada y asimilada a los bárbaros y esclavos, y posteriormente, a medida que la “civilización” avanzaba, a negros y monos.

En el siglo XIX se aceptaba corrientemente que la sede de la inteligencia radicaba en los lóbulos frontales del cerebro y que estos órganos estaban mejor situados y eran más grandes en los hombres que en las mujeres. De tal modo se impuso esta noción, que en los estudios del cerebro, a partir de la mitad del siglo XIX, se estableció la norma de designar al hombre como Homo Frontalis y a la mujer como Homo Parietalis pero: “A fines del mismo siglo nuevas investigaciones condujeron a la conclusión que los lóbulos frontales de las mujeres eran más gruesos que los de los hombres ¿Qué conclusión sacar de eso? ¿Sería preciso admitir que las mujeres eran más inteligentes? Felizmente se descubrió que la preponderancia de la región frontal, contrariamente a lo que se creía, no implicaba una superioridad intelectual. Eran los lóbulos parietales, los que tenían importancia… en una palabra, pasara lo que pasara con sus lóbulos la mujer era muy inferior al hombre”.

Ya Aristóteles, en su trabajo sobre La Reproducción de los Animales plantea la tesis que sólo el hombre es creador “la hembra en tanto tal, es pasiva, el varón, en tanto tal es activo… la hembra es un varón mutilado y la relación entre ambos es sencillamente la relación entre un ser superior y uno inferior… las hembras son más débiles y frías por naturaleza, y hay que considerar el sexo femenino como una malformación natural…”. Toda esta teoría de la Reproducción animal, donde el esperma ocupa un lugar principal, se basa en ciertos principios que se explican por la misoginia presente en la sociedad griega de la época. Entre esos principios se haya aquel que afirma que el macho es el principio del movimiento y, por tanto, lo mejor y más divino por naturaleza, y la hembra es la materia, y por tanto la parte más débil. El más y el menos de Aristóteles – tô mâllon kaì êtton – corresponden al más como sinónimo de lo masculino, por tanto, todos los atributos positivos y el menos al mundo femenino, por tanto, todo lo negativo que puede traer aparejado con el mismo signo con se marcaba a bárbaros y esclavos.

Esta concepción aristotélica se manifiesta con aún mayor fuerza a partir del desarrollo del capitalismo que detenta como consigna que, para que las ciencias progresen es preciso ser racional, riguroso, inventivo y objetivo. Con ello se exalta es la inteligencia y el pensar masculino. El hombre es considerado un cerebro. ¿La mujer?, bueno: sexo y sensibilidad que son lo mismo que decir irracional. Un texto médico del año 1694, citado por el Epistemólogo Francés Pierre Thuillier es ilustrativo “Las mujeres a causa de su sexo frío y húmedo no pueden estar dotadas de un juicio tan profundo como el de los hombres; de hecho, constatamos que son capaces de tener conocimientos sobre temas sencillos, pero raramente consiguen ir más allá de nociones superficiales cuando se trata de ciencia profunda”.

En un interesante Ensayo sobre el cerebro de las mujeres, escrito por Stephen Jay Gould este menciona la afirmación hecha por un discípulo de Paul Broca, el famoso Cráneometrista parisino del siglo XIX, Manouvrier que era el apellido de este discípulo, escribió una emotiva defensa de la mujer, rechazando la noción de inferioridad que le querían echar a la espalda, bajo el argumento, que les gustara o no, las mujeres tenían el cerebro más pequeño que los hombres y, por tanto no podían pretender ser más inteligente que aquel. “Las mujeres exhibieron sus talentos y sus diplomas, invocaron también autoridades filosóficas. Pero se les oponían números desconocidos para Condorcet o John Stuar Mill. Estos números caían sobre las pobres mujeres como un martillo pilón e iban acompañadas de comentarios y sarcasmos más sádicos y atroces que las más feroces imprecaciones misóginas de ciertos padres de la iglesia. Los teólogos cristianos se habían preguntado si las mujeres tenían alma. Varios siglos después, algunos científicos estaban dispuestos a negarles una inteligencia humana”.

Las cifras de esta diferencia entre hombres y mujeres en occidente deben cambiar, indudablemente, pero ese cambio no pasa sólo por determinar cuotas de participación femenina en esta área del saber. La solución no es discriminar positivamente, como se llama ahora eufemísticamente, a la institucionalización de la desigualdad. Ella ha sido capaz, a lo largo de historia de demostrar su valía, y su presencia a pesar de persecuciones y misoginia ha sabido instalarse. La solución pasa por el hecho de no permitir, bajo ningún concepto sea este, biológico, cultural, político, religioso o legal, que el progreso de la humanidad pase por coartar la libertad a las mujeres. No se puede permitir que reinen ideas sexistas en detrimento de la mujer. Su pretendida poca valía no pasa por la inconveniencia de evolucionar bajo una naturaleza femenina, pasa por nuestras propias culpas como hombres y mujeres en la escasa defensa del valer femenino. No creamos tampoco, que el constatar el reinado machista de la ciencia a lo largo de la historia en occidente, puede hacer concluir que ella ha tenido poca importancia en su progreso. En un análisis comparado resulta absolutamente incorrecto culpar al islam por la vida social atrasada de algunos pueblos donde esta religión es mayoritaria o culpar al islam como religión por las supersticiones que profesen algunos de sus hombres y mujeres. Cuando hablamos de la mujer, es claro que en la sociedad islámica en general, no esas excepciones que tanto le gusta mostrar a occidente, la mujer tiene una posición de honor y además de sus derechos civiles y legales, claros, precisos y concretos goza de un respeto social y familiar. En el plano del divorcio, de la planificación familiar siendo jóvenes y cuando ya avanzan los años.

El leer y escuchar las críticas tan superficiales contra la posición de la mujer en Irán, me hizo recordar la lectura de un medio iraní y la defensa de la mujer frente a estos ataques mediáticos, tan superficiales como el desconocimiento de una cultura tan vasta y rica como la persa. Mientras los medios occidentales se preocupan por temas baladíes, como si la Hiyab, el chador u otra prensa preocupan mayoritariamente a la mujer iraní, esta mujer, esta ciudadana se preocupa cotidianamente por los temas que realmente le interesan: construir un país a la par de los hombres, haciendo uso de todos los derechos que poseen las sociedades civiles adelantadas, léase: estudiar, ir a la universidad, ejercer en el campo de la política, dirigir organismos privados y gubernamentales, como también ejercer otros oficios con menos pretensiones peor no por ello menos dignos. La mujer está en el deporte de entretención y en la competición, combate el fuego, es policía, estudia y enseña, asiste a los seminarios de teología, lleva una vida normal, plena, con alegrías y tristezas como gran parte del planeta.

Los debates sobre la ropa, la vestimenta o si se cubre o no el cabello sólo sirven para desprestigiar a una sociedad, que a lo largo de la historia ha llevado la Hiyab y que además en su variedad geográfica y cultural muestra una diversidad de vestimentas ignorada por esa pretensión de mostrar a irán como un país sombrío y triste. Esos debates sólo sirven a los enemigos de Irán pues la mujer iraní, la que vi en la calle, con la que compartí en radio y televisión iraní, la que atiende los negocios, se aleja de las polémicas y vive su vida a plenitud centrándose en la tarea de resolver las verdaderas controversias que aquejan a nuestras sociedades, sean estas islámicas o no: acabar con el machismo vetusto y conseguir los derechos que les corresponden.

Refiero estas últimas líneas con una idea que deseo compartir y que me parece que viene plenamente al caso: No obstante, lo dicho, la situación de la mujer iraní dista de ser perfecta y desde estas líneas no se pretende que sea el arquetipo para ninguna otra sociedad. Mucho es el camino andado en los derechos de esta mitad de la humanidad, pero, vaya por delante que mucho también es el camino que queda por andar. Y, entretanto, ajena a toda controversia artificial creada por los manipuladores mediáticos que se centran en cuestiones nimias, la mujer iraní continúa paciente desbrozando el camino, abriéndose paso en la sociedad de su país y marchitando sin prisa, pero sin pausa el machismo que aún perdura en algunos sectores de su nación.

Pablo Jofré Leal

Articulo Para SegundoPaso ConoSur

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