SP Conosur

Qasem Soleimani: Su Sangre Desafia Cualquier Adversidad

SegundoPaso ConoSur – la resistencia sea en Latinoamérica u otras tierras está en deuda con el Heydar Soleimani, quien con su martirio representa aquel escalón más alto del ser humano, como lo expresaba el también asesinado comandante Ernesto che Guevara, al simbolizar a los revolucionarios que mueren por sus ideales mostrando el camino de nuestra definitiva liberación. Soleimani entró en la historia como un Heydar y ha navegado hasta nuestro continente acompañado de ababil y la esperanza de cientos de millones de latinoamericanos.

“Qasem Soleimani se había expuesto a la posibilidad del martirio en infinidad de ocasiones, sin temer a nada ni a nadie en el camino de Dios, en el cumplimiento de su deber y en el Yihad” Fueron las palabras que el Líder de Irán, Seyed Ali Jamenei pronunciadas en el domicilio del asesinado teniente general Qasem Soleimani a horas del atentado terrorista que costó la vida de este mártir, el día 3 de enero del 2020.

Cuando se trata de este héroe de nuestro tiempo, el Teniente general Qasem Soleimani es un modelo que seguir “el escalón más alto del ser humano” como ha sido reverenciado también otra figura mítica de las luchas por la resistencia de los pueblos, como es Ernesto Che Guevara y eso, indudablemente lo relaciona de inmediato con nuestra América Latina y que a través de la gira del presidente Raisi a Venezuela, Nicaragua y recalando finalmente en Cuba nos devela esa estrecha relación entre nuestra lucha y la de Irán. Que hermosa simbiosis, más allá de diferencias culturales, históricas, religiosas, geográficas pero la soberanía y la dignidad como estandartes nos unen.

Qasem Soleimani como “héroe de nuestro tiempo” es un Heydar, un símbolo en vida y un gigante a la hora de su martirio en que se presenta en toda su magnitud un camino de vida que transitó en la defensa sagrada, cumplir su tarea como comandante de las Fuerzas Quds y con ello entregar su conocimiento y hasta su vida en aras de la libertad y la autodeterminación, en el plano de la soberanía y la dignidad de los pueblos de Asia Occidental. Qasem Soleimani fue un revolucionario. un hombre dotado de un profundo amor por la vida, que confesó a su hija “Yo he elegido a Dios y Su camino. Es la primera vez que reconozco lo que voy a decir: yo nunca quise ser militar, nunca me gustó que me graduaran. No hay ningún rango que prefiera al hermoso nombre de Qasem, como salía de la limpia boca de aquel basiyí mártir del CGRI. Me gustaría y me gusta ser Qasem, sin ningún añadido antes ni después. Por eso he dispuesto en mi testamento que en mi lápida pongan solo “Soldado Qasem”, ni siquiera Qasem Soleimaní, que es muy rimbombante y hace que pesen demasiado las alforjas” (1)

A pesar de lo expresado, la propia realidad de su patria, los ataques desde el exterior forzaron su participación en la defensa sagrada, destacándose como un estratega, dotado de una valentía sin par Un catalizador monumental del avance y desarrollo del eje de la resistencia convertido hoy en un enemigo formidable contra la alianza entre el imperialismo y el sionismo. Esa confesión a su hija lo demuestra en su amplia dimensión de profundo amor por su patria, por los suyos, por la humanidad. Tal como la carta de despedida del Che de Cuba – leía por Fidel tras conocer la muerte de Ernesto Guevara en Bolivia – para luchar en otras tierras, mostró al mundo esa generosidad en la entrega incluso de sus vidas (2)

En Latinoamérica la figura señera de Qasem Soleimani se ha elevado desde el Rio Bravo – en el límite entre México y Estados Unidos por norte de América hasta la Tierra del Fuego por el Cono Sur. Sobre todo, en momentos que grandes referentes revolucionario de nuestro continente americano. Suelo recordar, en cada entrevista efectuada, ya sea en artículos escritos o en conversaciones con quienes desean saber sobre Soleimani y su carácter antiimperialista que “Soleimani fue un padre de cinco hijos (as) de familia amoroso, un esposo devoto, patriota, estratega militar brillante, político audaz, servidor de su pueblo y de los que defienden su soberanía y buscan la autodeterminación total. Un hombre visionario dedicado, indudablemente a la causa de la libertad de los pueblos. No solo digo esto por lo que significa su trayectoria en la Revolución Islámica en Irán, sino por todo el recorrido de su vida, que se está expandiendo por todo el planeta” incluyendo nuestra América Latina

Con su muerte Soleimani se elevó a la altura de los grandes héroes de nuestro tiempo, quienes creyeron que con su muerte acababan su ejemplo fracasaron rotundamente. No hay perdón ni olvido respecto al acto criminal contra Soleimani. Su partida física insufló más aliento a la lucha de la resistencia, a sus movimientos y organizaciones políticas y militares. Los pueblos han elevado su imagen, lo llevan en sus banderas, en sus estandartes, está allí en la frontera entre El Líbano y los territorios palestinos ocupados en Marooum al Raz, mostrando con su dedo que esa tierra es Palestina y se recuperará. Está en las calles de Teherán, Beirut, en Al Quds y Bagdad, en Damasco. En Yemen y Latinoamérica.

Reitero lo sostenido en opiniones anteriores respecto a Soleimani y Latinoamérica “¿Cuál ha sido la influencia del general Soleimani en nuestro continente a pesar de la férrea barrera mediática, política e ideológica que muestra a los poderes de la arrogancia y la hegemonía como los paladines de la libertad? El asesinato del general Qasem Soleimani permitió visualizar la enorme influencia que ejerció su liderazgo político y militar, no solo en Asia occidental sino también en los movimientos políticos de América Latina que se oponen a Estados Unidos, léase Cuba, Nicaragua, Venezuela como también potencias como Brasil y México que cada día muestran más independencia de los dictados de Washington.

Soleimani tenía una personalidad política y militar popular tanto en Irán como en el extranjero. Su muerte marcó un referente fundamental y crucial, que no se veía desde el asesinato del comandante Ernesto Che Guevara. “Qasem Soleimani logró elevar la autoestima, no sólo de las fuerzas de la resistencia de Asia Occidental, sino también servir de ejemplo para las sociedades de Cuba, Venezuela, para los movimientos y organizaciones que sufren día a día el acoso imperial. Y, demostrarles que somos capaces de enfrentar a todo tipo de fuerza por más poderosa que esta sea. El mártir teniente general ha logrado sentar las bases para el combate final que permita destruir la nefasta influencia del imperialismo y de aquellos que lo secundan” (2)

“Hija mía, estoy muy cansado, le dice Qasem Soleimani en su carta bella y profunda a su hija. Hace treinta años que no duermo, pero ya no quiero dormir. Me echo sal en los ojos para que mis párpados no osen cerrarse, no vaya a ser que en mi descuido a ese niño desamparado le corten la cabeza. Cuando pienso que esa niña asustada eres tú, que es Nargués o Zeinab, y que ese adolescente o ese joven tendido en el matadero al que le están cortando la cabeza es mi Hoséein o mi Reza, ¿qué esperas que haga? ¿Que me limite a observar? ¿Que no me importe? ¿Que haga negocios? No, yo no puedo vivir de esa manera”. Que hermosas palabras.

Pablo Jofré Leal

 

1. https://www.hispantv.com/noticias/politica/558192/lider-qasen-soleimani-sacrificio-naciones

2. https://segundopaso.es/news/3122/A-95-A%C3%B1os-del-Nacimiento-de-Ernesto-Che-Guevara

3. https://segundopaso.es/news/1269/Honor-y-Gloria-al-Heydar

 

djunto

CARTA DE QASEM SOLEIMANI A SU HIJA

En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

¿Será este mi último viaje o bien es otro mi destino? Cualquiera que este sea, con Su conformidad me conformo. En el trayecto te escribo esto para que, cuando no esté y me añores, te sirva de recuerdo. Quizá encuentres además en estas palabras alguna de interés que te sea útil.

Cada vez que salgo de viaje, tengo la sensación de que no volveré a veros. Una y otra vez me he imaginado vuestros rostros amorosos uno a uno durante el periplo, como si los tuviera ante los ojos, y una y otra vez he derramado lágrimas recordándoos. Os he añorado y os he encomendado a Dios, por más que apenas he tenido ocasión de expresaros mi afecto ni he podido transmitiros el amor que llevo dentro. Pero, querida mía, ¿acaso has visto alguna vez que alguien se mire al espejo y diga a sus propios ojos “os amo”? Es algo que rara vez sucede, por más que para esa persona sus ojos son lo más preciado que hay; y vosotros para mí no sois menos que mis ojos. Tanto si lo expreso como si no, tenéis todo mi aprecio. Más de veinte años hace que os tengo preocupados, habiendo dispuesto Dios que esta vida no llegara a su fin y que vosotros tuvierais siempre pesadillas.

Hija mía, por más que pienso y he pensado en hacer otra cosa en este mundo para no causaros tanta inquietud, he visto que no puedo, sin que eso se deba a un apego mío a la milicia, ni antes ni ahora. Ni ha sido ni será por trabajo. Ni ha sido ni será por obligación ni por insistencia de nadie. No, hija mía, en ninguna circunstancia estoy yo dispuesto a causaros preocupación por trabajo, por una responsabilidad, por insistencia ni por obligación, ni menos aún a dejaros a un lado o haceros llorar.

Vi que en este mundo cada persona ha elegido un camino para sí misma: uno adquiere conocimiento y otro lo imparte; uno comercia, otro cultiva… y así hay millones de caminos, o quizá sea mejor decir que por cada ser humano hay un camino, y cada persona ha elegido uno. Yo miré qué camino debía escoger. Reflexioné para mis adentros e hice distintas consideraciones, preguntándome en primer lugar cuánto duraría este camino, a dónde llevaba y de cuánto tiempo disponía; y cuál era mi objetivo, fundamentalmente. Vi que yo era transitorio, que todos lo son; subsistimos unos días y luego nos vamos. Algunos, unos cuantos años; otros, una década, pero apenas hay quien llegue a cien años. Todos nos vamos, todos somos transitorios.

Vi que, si me dedicaba a los negocios, el resultado serían unas cuantas monedas relucientes, unas casas, unos coches, pero que eso no influiría en mi destino en este camino. Pensé en vivir para vosotros, vi que erais muy importantes y preciados para mí, hasta el punto de que si vosotros sufrís algún dolor a mí me duele todo mi ser. Si os surge un problema, me veo a mí mismo en medio de llamas ardientes. Si un día me abandonáis, se derrumban una a una todas las articulaciones de mi ser. Sin embargo, vi cómo podía resolver ese miedo y esas preocupaciones mías. Vi que lo que yo debía hacer era conectarme a alguien que pudiera remediar ese problema mío y que ese alguien no era otro que Dios. Este valor, este tesoro que sois vosotros, flores de mi existencia, no puede preservarse ni con riquezas ni con poder. De lo contrario, los ricos y los poderosos deberían impedir su propia muerte, o bien su riqueza y su poder deberían evitar que contrajeran enfermedades incurables y que cayeran en cama.

Yo he elegido a Dios y Su camino. Es la primera vez que reconozco lo que voy a decir: yo nunca quise ser militar, nunca me gustó que me graduaran. No hay ningún rango que prefiera al hermoso nombre de Qasem, como salía de la limpia boca de aquel basiyí mártir del CGRI. Me gustaría y me gusta ser Qasem, sin ningún añadido antes ni después. Por eso he dispuesto en mi testamento que en mi lápida pongan solo “Soldado Qasem”, ni siquiera Qasem Soleimaní, que es muy rimbombante (1) y hace que pesen demasiado las alforjas.

Hija querida, yo pedí a Dios que llenara de amor por Él todas las venas, todos los vasos capilares de mi ser, que hiciera que este rebosara de Su amor. La vía que yo elegí no fue la de matar gente, tú ya sabes que soy incapaz de ver siquiera cómo le cortan la cabeza a un pollo. Si he tomado las armas, ha sido para resistir frente a los asesinos y no para asesinar gente. Me veo a mí mismo como un soldado apostado a la puerta de la casa de todo musulmán que corre peligro, y quisiera que Dios me diese la fuerza de defender a todos los oprimidos del mundo; no dar la vida por el preciado Islam, porque mi vida no lo vale, ni por la oprimida Chía, que no soy digno de ello… No, no, sino que lucho por ese niño aterrorizado e indefenso para el cual no hay refugio alguno, por esa mujer con un niño asustado aferrado a su pecho y por ese desplazado que huye y es perseguido, dejando tras de sí un reguero de sangre.

Hija querida, yo pertenezco a ese cuerpo que no duerme ni debe dormir, a fin de que los demás duerman en paz. Deja que mi tranquilidad sea sacrificada por la suya y que duerman.

Querida hija mía, vosotros vivís en mi casa, a salvo, con dignidad y con orgullo. ¿Qué he de hacer por esa muchacha desamparada que no tiene a nadie que acuda en su auxilio, o por ese niño sollozante que no tiene nada, que lo ha perdido todo? Así pues, dadme como ofrenda por ellos. Dejad que vaya, que vaya y que vuelva a ir. ¿Cómo puedo quedarme, cuando toda mi caravana ha partido ya, quedando yo rezagado?

Hija mía, estoy muy cansado. Hace treinta años que no duermo, pero ya no quiero dormir. Me echo sal en los ojos para que mis párpados no osen cerrarse, no vaya a ser que en mi descuido a ese niño desamparado le corten la cabeza. Cuando pienso que esa niña asustada eres tú, que es Nargués o Zeinab, y que ese adolescente o ese joven tendido en el matadero al que le están cortando la cabeza es mi Hoséein o mi Reza, ¿qué esperas que haga? ¿Que me limite a observar? ¿Que no me importe? ¿Que haga negocios? No, yo no puedo vivir de esa manera.

Contigo la paz y la misericordia de Dios.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button