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La OPEP a sus 61 años de fundada

Autor: Fernando Travieso. Ilustración: Etten Carvallo

Segundo Paso para Nuestra AMérica.- La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha significado la transferencia de recursos financieros más grande en la historia, desde las naciones desarrolladas hacia los países en vías de desarrollo, producto de la defensa por un precio justo del recurso energético. Cada aniversario es relevante, siendo Venezuela, nación fundadora y único país latinoamericano miembro (dado que Ecuador se retiró con la llegada al poder de Lenín Moreno, quien fue un claro confabulador contra los intereses de su país y de la región), junto a Irán, Arabia Saudita, Irak y Kuwait. Es de sumó interés para la región latinoamericana y caribeña, analizar la situación presente y las perspectivas a futuro de esta Organización, donde Venezuela y la Revolución Bolivariana han jugado un papel fundamental.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, arriba a su aniversario 61, rememorando el 14 de septiembre de 1960, cuando quedó constituida en Bagdad, capital de Irak y antiguo centro político del Imperio Árabe.

En 1959, el líder de la Revolución Egipcia, el presidente Nasser, convoca el “Primer Congreso Árabe de Petróleo”, apenas tres años después de la nacionalización del Canal de Suez (1956), acontecimiento que originó un conflicto bélico con Francia, Reino Unido e Israel, e invita a la reunión árabe petrolera al ministro del área de Venezuela, el Dr. Pérez Alfonzo.

Hasta 1949, la producción y exportación petrolera venezolana superaba a la del sur de Asía Occidental (Medio Oriente) en su conjunto, lo que cambió con los descubrimientos y puesta en producción de los campos Ghawar en Arabia Saudita y Burgan en Kuwait, ocasionando que la coordinación entre países exportadores del mercado de hidrocarburos se convirtiera en una necesidad.  Por esta razón, Venezuela envía, en 1949, una comisión de alto nivel al Medio Oriente que logró incentivar un aumento en regalía e impuesto para equipararlas con los de la nación suramericana y dar a conocer la Ley de Hidrocarburos de 1943 y la Reforma Fiscal de 1948.

El papel del presidente Nasser fue fundamental como impulsor de los primeros contactos que llevarían a la robusta y unida OPEP actual. En esa reunión, el ministro venezolano, Pérez Alfonzo, conoció al representante y ministro de petróleo del Reino de Arabia Saudita, jeque Al Tariki, e inician una serie de encuentros, en respuesta a una decisión inconsulta de las grandes corporaciones trasnacionales del sector en ajustar el precio del barril a la baja y que fue el detonante en la creación de la Organización por parte de Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita y Venezuela en Bagdad como mencionamos, a orillas del histórico río Tigris.

En 1989, se implantó la política de “cuotas de producción” por país, en función a un “techo” o límite de barriles a producir por la Organización, establecido por consenso, lo que convirtió a la OPEP en el blanco de feroces ataques, sobre todo en la década de los 90, cuando el país latinoamericano rompió su cuota establecida bajo la cuarta República (periodo anterior a la Revolución Bolivariana), hundiendo el valor del crudo y marcando su propio destino al servicio de interés extranjeros.

Fue con la elección popular, en 1998, del presidente Hugo Chávez, que la República Bolivariana de Venezuela da un giro de 180 grados en defensa de la Organización y por un precio justo del barril de petróleo, ordenando, apenas toma el poder, cumplir estrictamente con la cuota asignada y, al poco tiempo, políticas de solidaridad regional.

El Comandante de la Revolución Bolivariana recorrió las naciones que integran la OPEP, incluyendo el Irak de Sadam Hussein (tuvo que desplazarse por tierra debido a la prohibición de vuelos), para convocar y luego realizar la Segunda Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno OPEP (2000) en Caracas, elemento clave en el rescate del valor justo para el barril de petróleo (sistema de bandas) dentro de la consolidación de la Organización.

Desde ese momento, Venezuela no ha dejado de seguir la senda del Comandante Hugo Chávez en política petrolera, incluyendo la OPEP (en 2019, Venezuela la presidió), a pesar del brutal ataque contra el pueblo e intereses nacionales de ese país. Estas agresiones se deben al hecho de que Venezuela es la mayor reserva de petróleo del planeta, con un gobierno que ha preservado el control estatal del recurso y distribuido el beneficio por ventas entre los sectores mayoritarios de la población, lo que la burguesía mundial y el imperialismo yanqui no perdona.

Gracias a su habilidad estratégica, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha sido artífice de toda una política que mantiene la nacionalización petrolera en medio de sanciones contra la industria de hidrocarburos, buscando modernizar el sector para aumentar la producción, en medio de un conflicto global por el recurso.

Ha logrado que aquellas áreas estratégicas para la salida de crudo de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Rafael Chávez Frías, como es el norte del estado Anzoátegui (objetivo del imperialismo y sus lacayos), se afiancen dentro de la concepción de Estado-Nación con absoluta integridad territorial, independencia nacional, soberanía y visión productiva. Lo cual es sumamente trascendente, dado que para nadie es un secreto los intentos por fragmentar aquellos países con reservas de hidrocarburos líquidos.

Igualmente, denominó Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Rafael Chávez Frías al mayor reservorio del orbe terrestre, en memoria del acto heroico que significó su nacionalización en 2007, por parte del líder histórico de la Revolución Bolivariana.

La táctica y estrategia que mantiene la propiedad del Estado-Nación sobre Pdvsa y empresas mixtas, con un mínimo de 60% en función al legado del Comandante Chávez es obra, diseño y seguimiento (control) del presidente Maduro.

Los retos que enfrenta la OPEP, por concentrar los yacimientos de la fuente primaria de energía, sin sustituto de igual calidad y con las reservas globales disminuyendo, la han llevado a establecer una sólida alianza con la Federación de Rusia y el grupo de países asociados en OPEP+, en defensa de un precio justo y equilibrado del barril de petróleo, que ponga en azul (positivo) los presupuestos de las naciones exportadores, coadyuve al crecimiento económico del planeta y la preservación del ambiente, dado que por pura y simple lógica, el agotamiento del hidrocarburo líquido estará seguido, en su momento, por la caída de la producción a escala planetaria y las emisiones de gases del recurso disminuirán en el tiempo sin que se pueda evitar.

La eliminación inmediata de sanciones contra Venezuela e Irán para seguridad de suministro es, a estas alturas, un problema de sensatez con una dosis de humildad para aceptar las condiciones del mercado de hidrocarburos a partir de 2020, para bien de los países importadores.

La visita del Secretario General de la OPEP a la República Bolivariana de Venezuela, el Dr. Barkindo, en el marco del 61 aniversario de esa organización, es altamente valorada en la nación Bolivariana, justo cuando a los pocos días se da una crisis energética ante el repunte de la demanda en petróleo, gas y carbón en Europa, Asia y América del Norte, en medio de graves problemas globales como el Cenit Petrolero Mundial de Producción (el agotamiento de reservas lleva a un declive de producción) y el Cambio Climático.

El bajo precio relativo del barril de hidrocarburo líquido ha impulsado la economía mundial y, ante un desempeño menor al esperado de las energías renovables, el gas y el carbón no han podido evitar incrementos históricos en el precio de la electricidad y escasez crónica de combustible en Reino Unido y Europa (electricidad), provocando racionamiento en China, motor de la economía mundial.

El petróleo es la fuente primaria de energía de mayor calidad jamás conocida en la historia de la humanidad y el modelo civilizatorio como lo conocemos depende de un suministro seguro y confiable de éste a precio justo y objetivo. Este es el papel que desempeña la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Ante el agotamiento de los yacimientos petroleros globales y épocas de precios del barril que inciden en las finanzas de países de Nuestra América, el país Bolivariano ha instrumentado políticas de solidaridad regional, como Petrocaribe, torpedeada por el sabotaje y sanciones del Gobierno de EEUU, sobre todo en el hermano pueblo de Haití, siendo una razón fundamental para entender la crisis migratoria que padece la frontera sur del país del norte.

La República Bolivariana de Venezuela asegura el suministro a toda Nuestra América (y muy especialmente a América del Norte), parte del legado del líder histórico de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez (que subsidió la venta de combustible para calefacción en zonas de escasos recursos en Nueva York), aún en medio de agresiones como las encomendadas al Gobierno títere genocida de la hermana Colombia por parte de EEUU.

Fernando Travieso

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