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Julián Assange

SegundoPaso ConoSur – Julián Assange está sufriendo, no sólo una persecución que viola sus derechos humanos, sino que expresa también el ataque más vicioso contra la libertad de prensa de toda la historia y un juicio basado en mentiras. Assange está en peligro y frente a ello debe existir una acción mundial en defensa de este héroe, este hombre que ha señalado un camino de responsabilidad frente a las acciones criminales realizadas por potencias como Estados Unidos y sus aliados. Tenemos una deuda con Assange: luchar por su libertad.

En un mundo donde la manipulación y la desinformación se imponen, bajo el control de las grandes cadenas de comunicación en manos de las grandes fortunas occidentales y donde el sionismo se destaca en la propiedad de medios televisivos, gráficos, radiales y redes sociales, la valentía de Julián Assange permite pensar que es posible la dignidad de informar. Esto, a pesar de las presiones y los ataques que se puedan recibir.

El año 2010 el periodismo mundial mostró la cara que se le exige a lo que uno se denominó el cuarto poder y que hoy, mayoritariamente, está sujeto a la hegemonía de las grandes potencias occidentales. Una cara distinta que comenzó a darse de la mano del programador, periodista y activista de internet de origen australiano, Julian Assange. Fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks (1) un portal de periodismo de investigación periodística sin fines de lucro, que remeció al mundo con sus revelaciones. Ese año, este medio dio a conocer miles y miles de documentos, provenientes de servicios de inteligencia de Estados Unidos, como también de sus aliados, relacionados con los crímenes cometidos por las tropas norteamericanas en sus guerras de agresión tanto en Afganistán como en Irak.

Un cúmulo de violaciones a los derechos humanos de la población civil, asesinato de periodistas, maltrato, torturas y asesinatos de los detenidos en las cárceles instaladas por los invasores en Irak y Afganistán, principalmente, pero también centros de detención secretos en países aliados, miembros de la OTAN, que acogían ilegalmente el traslado de detenidos desde Afganistán. Una difusión llevada a cabo por Wikileaks, que permitió dar visibilidad internacional a aquello que conocíamos, pero estaba en aquel limbo que impone el trabajo de los servicios de inteligencia, sobre todo de Estados Unidos y sus aliados occidentales, como también aquellos que sirven de punta de lanza en Asia occidental como son el sionismo y el régimen wahabita.

Estas revelaciones situaron a Assange en la mira estadounidense, tanto bajo la administración del demócrata Barack Obama, posteriormente el multimillonario y republicano Donald Trump, como hoy con el veterano mandatario demócrata Joe Biden. Assange es un referente para todo aquel que cree que la verdad debe primar por encima de todo. Un hombre al cual Washington lo ha convertido en pieza de caza, de tal manera de tratar de ocultar su conducta violatoria del derecho internacional, quedar impune frente a todos sus crímenes y así de desvirtuar la importancia que tiene el conocer, en toda su dimensión las acciones criminales del régimen estadounidense y sus aliados.

Washington acusa a Assange de 18 cargos, incluyendo el hackeo de las bases de datos del ejército estadounidense, para adquirir información sensible, secreta relacionada con las guerras en Afganistán e Irak que luego publicó en el sitio web de Wikileaks. Una acción que no tiene y no debe tener ningún grado de condena pues se trata de denunciar, develar y dar a conocer al mundo las acciones delictivas de aquellos que violan el derecho internacional y los derechos humanos de millones de seres humanos, como es lo que hace Estados unidos en sus invasiones, agresiones, guerras de rapiña y ese destino manifiesto que tanto pregona y que no es más que tratar de imponer sus ambiciones hegemónicas bajo un marco de supremacismo.

Tras las revelaciones del año 2010 la vida de Assange ha significado persecución judicial. Primero tratando de evitar los requerimientos de la justicia sueca, quien solicitó su extradición para ser enjuiciado bajo la acusación por un supuesto caso de violencia sexual. Para evitar tal situación, que hacía temer que sólo era una excusa para entregarlo a Washington, Julián Assange en junio del año 2012 buscó refugio en la embajada de Ecuador en Londres, tras solicitar asilo político al gobierno del país sudamericano presidido por el ex presidente Rafael Correa, quien en forma valiente y decidida le otorgó, poco tiempo después la nacionalidad ecuatoriana.

Siete años permaneció Assange en la legación ecuatoriana, bajo duras condiciones, sometido a la presión constante de la persecución imperial que no cesa y que ha ido minando su salud mental. Presión que llegó a su máximo cuando el gobierno ecuatoriano que sucedió a Rafael Correa, presidido por el converso Lenin Moreno dio curso a la expulsión de Assange de la embajada de Ecuador en Inglaterra. Tal acción deleznable y traicionera se concretó el 11 de abril del año 2019 cuando Moreno como mandatario ecuatoriano retiró el apoyo a Julián Assange, dando curso a su arresto por la policía británica, que ingresó a la embajada ecuatoriana en Londres llevando a las mazmorras londinenses a un hombre que les incomoda porque la verdad siempre es perturbadora.

Durante estos dos años y medio, encarcelado por Londres, el destino de Assange se mueve entre decisiones que han sido positivas, como fue aquella que impidió su extradición a Estados Unidos, en enero del 2021. Fecha, en la cual, los tribunales británicos denegaron la reclamación de Washington para que se les entregara al fundador de WikiLeaks. ¿El fundamento? “el riesgo de suicido que significaba tal posibilidad y sin tener seguridad de un juicio justo”. Biden y su gobierno empecinado, como los gobiernos anteriores, en castigar a Assange por revelar sus crímenes, no ha cesado en presionar a Gran Bretaña, que bajo el mandato del actual primer ministro, el peculiar y hasta poco serio Boris Johnson, se ha comportado como un perrito faldero, dispuesto a cumplir todos los deseos de su hermano putativo, por más despreciables que estos sean

Es así como el viernes 10 de diciembre el Tribunal de Apelación de Londres abrió las puertas a la extradición de Assange a tierras estadounidenses “El tribunal admite el recurso”, anunció el juez Timothy Holroyde ante una sala que no daba abasto de seguidores de Assange y una prensa, que en lugar de moverse en función de la libertad de expresión, ha servido de caja de resonancia de una injustica mayúscula, con un hombre como es este australiano, que ha dignificado la labor del periodismo.

La excusa ofrecida para dar curso a esa posibilidad de extradición es que “Washington ha ofrecido suficientes garantías de que Assange recibirá el trato adecuado para proteger su salud mental” Entre las razones, que el Tribunal de Apelación entregó, está la palabra ofrendada, de las autoridades estadounidenses de no retenerlo en la prisión de máxima seguridad conocida como “ADX”, en Colorado (2) Además, Washington asegura que mantiene su oferta de enviarlo a Australia a cumplir su condena, en caso de que sea declarado culpable. Resulta una burla ¿enviarlo a Australia? ¿El títere oceánico, el muñeco de los mandados de Estados unidos en la zona del Pacífico?

Seguramente la complicidad de la llamada justicia británica la enceguece respecto a que no puede haber trato justo en la tierra de la injusticia interna y externa. USA no ofrece garantía alguna de justicia. Más aún, cataliza las acciones violatorias del derecho internacional y de los derechos humanos. En julio del año 2020 el diario británico de The Guardian denunció que la CIA discutió planes relativos al envenenamiento o secuestro de Assange con la empresa española de seguridad privada Undercover Global (UC Global), que espiaba extensamente al fundador de WikiLeaks mientras se hallaba refugiado en la embajada de Ecuador en la capital británica. ¿Qué seguridad puede ofrecer el mayor violador de los derechos humanos en el mundo?

Lo absolutamente surrealista y hasta patético fue el hecho que los dos jueces británicos, que aceptaron tramitar el recurso presentado ante el Tribunal de Apelación de Londres, para anular el fallo de enero pasado que denegó el pedido de extradición del fundador de WikiLeaks, dieron a conocer su fallo en el día que el mundo conmemoraba el Día Internacional de los derechos Humanos. No me extraña la conducta británica, siempre servil, obsequioso, presto a complacer a su ex colonia y que hoy es el que tira la cadena del amo. Una Gran Bretaña que acompaña Washington en todas sus aventuras criminales, que falsifica informes de inteligencia para invadir Irak, que pone su cuota de muertos – infinitamente menores – a los muertos de aquellas sociedades que suele invadir junto a Estados unidos o bajo su beneplácito.

Extraditar a Assange al país líder en violación a los derechos humanos de nuestros pueblos es firmar su sentencia de muerte, es intensificar su estado de salud resentido por años de encierro y persecución. La pareja y abogada de Julián Assange, Stella Moris, sintetiza en sus palabras el camino a seguir: que Estados Unidos retire los cargos contra Assange “Hace algunos meses, la jueza Vanessa Baraitser bloqueó la extradición de mi socio, Julián Assange, porque consignarlo al sistema penitenciario de Estados Unidos habría equivalido a firmar su sentencia de muerte. Ese debería haber sido el final”, señaló Morris a la prensa delante de los edificios del Tribunal Superior de Londres. Además, afirmó, que si Washington alega respetar el “Estado de derecho” y la “libertad de prensa”, debe abandonar esta cuestión.

Julián Assange está sufriendo, no sólo una persecución que viola sus derechos humanos, sino que expresa también el ataque más vicioso contra la libertad de prensa de toda la historia y un juicio basado en mentiras. Assange está en peligro y frente a ello debe existir una acción mundial en defensa de este héroe, este hombre que ha señalado un camino de responsabilidad frente a las acciones criminales realizadas por potencias como Estados Unidos y sus aliados. Tenemos una deuda con Assange: luchar por su libertad.

Pablo Jofré Leal

Artículo Para SegundoPaso ConoSur

Permitida su reproducción citando la fuente

1. Fundada en 2006, esta página web publica documentos e imágenes generalmente filtrados por fuentes no identificadas públicamente con el fin de develar escándalos y casos de corrupción que consideraban de interés público. “WikiLeaks es un servicio público internacional que se especializa en permitir a periodistas o informantes que han sido censurados en presentar sus materiales al público” sostuvo Assange ante medios internacionales. El año 2010. Un portal cuyo que combina la palabra de origen hawaiano Wiki que significa rápido y leaks que significa como filtraciones. Los documentos que son entregados al conocimiento público transitan desde la información entregada por usuarios, que en forma anónima entregan ese material, el propio trabajo de investigación del equipo de Wikileaks, que se cargan a la web por periodistas, personal de WikiLeaks y voluntarios, cuyos trabajos son visados por un equipo de revisores que deciden lo que se publica.

2. La prisión ADX es parte componente del llamado del Complejo Correccional Federal de Florence, administrado por la Agencia Federal de Prisiones, en el Estado de Colorado. Es una prisión para presos hombres considerados de máxima peligrosidad con control estricto de movimientos y visitas. Cuenta con cerca de 500 celdas individuales donde los presos pasan 23 horas en confinamiento solitario. Celdas de 2,1 X 3,6 metros, construidas en hormigón, incluso la cama. Es una prisión criticada por los organismos defensores de los derechos humanos. Desde su inauguración el año 1994 se han suicidado 10 presos. Entre los prisioneros se encuentran el narcotraficante el “Chapo” Guzmán. Miembros de Al Qaeda. Theodore Kaczynski “Unabomber”

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