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Terroristas Apuestan por la División Entre Musulmanes Paquistaníes

Segundopaso – En un ciclo pendular que los enemigos de esta comunidad de la nación centroasiática usan una y otra vez, provocando dolor y conmoción entre los feligreses.

De nuevo eligen el día de la comunidad de los musulmanes para atentar contra las bases del propio Islam: el viernes, donde los devotos de esta religión y modo de vida se reúnen para sus rezos, oraciones y súplicas. El pasado viernes 4 de marzo, más de 63 personas fueron martirizadas, mientras que otras 200 fueron heridas de diversa consideración, en un atentado con bomba en la mezquita chiíta, Kucha Risaldar, en el casco antiguo de la ciudad paquistaní de Peshawar, noroeste del territorio.

El modo de operar de los terroristas se repite, ya que dos agresores perpetraron el sangriento hecho. En la secuencia, uno fue neutralizado, pero el segundo logró ingresar al recinto sagrado, previo a un enfrentamiento con los encargados de seguridad, para, posteriormente, hacerse estallar en medio de las personas que se encontraban en los rezos colectivos del viernes, provocando la pérdida de vidas humanas, heridos y daños materiales.

Sin duda que este tipo de actos de horror guarda directa relación con la agenda y campaña para provocar el encono entre los musulmanes paquistaníes, tratando de indisponer a los seguidores de las escuelas o vertientes religiosas, chiíta y sunita, respectivamente, a fin de desencadenar enfrentamientos instigados en estas provocaciones internas, las que están plenamente identificadas por los afectados.

Una larga lista de estos actos terroristas se constata en Paquistán, lo que ha sido denunciado por las autoridades locales y por dirigentes musulmanes internacionales, esperando que el Gobierno del primer ministro, Imran Jan tome medidas al respecto, las que hasta el momento van en la misma línea que sus antecesores, es decir, quedan en la ineficacia, tanto para prevenirlos como para investigarlos adecuadamente, hecho que lleva a no evitar su repetición, y que, en cierta medida, pasan a la impunidad de los archivos penales paquistaníes.

Con esta impresentable gestión en materia de seguridad pública, si es que se puede llamar así, bajo el gobierno de Jan, los musulmanes chiítas se encuentran altamente desprotegidos, amparados solo por su fe, pero, sometidos a la opresión que nace de la desidia de las autoridades nacionales, que históricamente los han dejado al alcance de los terroristas.

Detrás de este atentado contra los musulmanes chiítas paquistaníes, se encuentra el bloque de siempre: el wahabismo o salafismo, ya que el grupúsculo extremista Daesh, ISIS, reivindicó la agresión, en momentos que Paquistán inicia su reapertura mundial en el ámbito de seguridad, lo que merma significativamente su credibilidad al respecto, y lo que es más grave, una gran valla para la paz en esta nación.

La condena ha sido unánime en el mundo y los expertos han apuntado al núcleo de los instigadores de siempre contra la unidad del mundo islámico. En efecto, el líder de la revolución islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei denunció que “Estados Unidos está detrás de todas las crisis que azotan la región de Asia occidental, avivando las tensiones y adoptando políticas belicistas”, citado por su asesor y secretario general de la Asamblea Mundial del Despertar Islámico, Ali Akbar Velayati.

Ali Akbar Velayati añadió que Estados Unidos ha confesado su papel activo en la creación de este tipo de grupúsculos violentísimos como el Daesh, siendo “cómplice de todos los crímenes” que han sido perpetrados en la región de Asia Occidental, y carga, a su vez, con los sufrimientos de todos los pueblos de la zona.

Respecto a Estados Unidos, Velayati destacó el aislamiento en el que se encuentra, ya que “EE.UU. está ahora más aislado que nunca”, lo que se ha configurado por la resistencia de los pueblos oprimidos de la región, quienes frustran los complots de los enemigos, cuyos planes han sido desbaratados por combatientes ejemplares como el comandante mártir, teniente general, Qasem Soleimani, subrayó el funcionario iraní.

En la misma línea, desde El Líbano, el Movimiento de la Resistencia Islámica, Partido de Dios, Hezbolá, convocó a las autoridades paquistaníes para que “procesen a los terroristas detrás de estos ataques y les impongan las penas más severas, y tomen todas las máximas medidas posibles para proteger los lugares de culto, y a evitar que se repitan estos crímenes”, a lo que el partido libanés agregó sus “más profundas condolencias a las familias de los mártires, orando a Dios por una pronta recuperación de los heridos y seguridad, y paz para el pueblo paquistaní”.

Hay que recordar que en varias ocasiones los mismos funcionarios norteamericanos han confesado y reconocido su participación en la creación de este tipo de grupos extremistas, los que hacen el trabajo sucio de las fuerzas de ocupación norteamericanas cuando aquellas no pueden operar a plenitud, recurriendo a operaciones de inteligencia en las que fabrican organizaciones terroristas como el Daesh o el Tehrik e Taliban Paquistan (TTP), que perpetran ataques similares cerca de la frontera con Afganistán.

Este atentado sufrido por la comunidad islámica de Paquistán se produce luego de un ataque con muertos y heridos en una zona fronteriza con Afganistán, donde hubo intercambio de disparos en el sureste de ambos países, en los distritos Chaman de Paquistán, y Spin Boldak de Afganistán.

No se pueden soslayar las declaraciones de la exsecretaria de Estado de EE.UU., Hillay Clinton, quien admitió que ellos crearon Al Qaedah, organización extremista de inspiración wahabita que junto a otras similares llevan a cabo estos atentados, materializando así la agenda de penetración ideológica de Estados Unidos, siempre mediante el terror, y en este proceso, lavando su imagen a través de la industria cinematográfica y mediática de la que disponen para denostar a los musulmanes, sobre los cuales proyectan este actuar delictivo.

Estados Unidos ha utilizado a estos grupos extremistas para sus fines utilitarios, específicamente, luego de la caída de los regímenes revisionistas de Europa del Este, ya que la comunidad islámica (ummah) se transformó en el siguiente enemigo ideológico para Occidente, con el fin de monopolizar y concretar su hegemonía en el mundo, y de esta forma, controlar las fuentes energéticas. En conjunto a Arabia Saudita, dado su domicilio ideológico wahabita, se han centrado en minar la unidad islámica, justamente, a través de atentados terroristas como el que perpetraron en esta mezquita de la ciudad paquistaní de Peshawar.

 

La apuesta de estos atentados es multidimensional, en cuanto a objetivos se refiere: buscar la división y discordia de la comunidad islámica, asegurar la integridad del régimen israelí, fomentar el militarismo y la compra de armamento a Occidente, denigrar la imagen de los musulmanes, mermar la seguridad de la zona, destruir la capacidad de desarrollo de las sociedades de los musulmanes, y por otro, permitir y disponer la hegemonía sobre los recursos, naturales y humanos, para Estados Unidos y sus aliados.

La piedra en el zapato para Estados Unidos junto a Occidente es, desde luego, la comunidad islámica, por lo que sus intentos de provocar discordias van a continuar a manos de grupúsculos como el Daesh, que ejecuta las políticas de guerra sucia contra los musulmanes, que deben sufrir la inestabilidad e inseguridad a cambio de garantías para Estados Unidos.

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