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Arabia Saudita y Su Voraz Apetito de Sangre de Musulmanes Chiítas

Segundopaso – Aprovechando la distracción de la comunidad internacional sobre la Operación Especial rusa en Ucrania, Arabia Saudita se ha desbocado en una nueva bacanal de sangre y dolor al asesinar, mediante ahorcamiento y decapitación, a 41 musulmanes chiítas, la mayoría de la zona residencial de Alqatif, sin que la ONU se refiera a ello o la Unión Europea sancione a su socio comercial, la monarquía wahabita Al Saud.

Esta noticia, que golpea fuertemente a los Derechos Humanos y al derecho internacional, fue confirmada por el ministerio del Interior de Arabia Saudita, dando a conocer que fueron en total 81 las personas asesinadas, solo por disentir con el régimen, tener pensamientos políticos o no seguir una disciplina acorde al extremismo salafista que impera en el país.

Esta preocupante situación, de la que no existe certeza ni seguridad de que no se repita, es justificada o más bien, desvirtuada, al referir los sauditas a que se trataba, supuestamente, de grupos criminales, ya que “Los individuos se desviaron del camino correcto y dieron malos pasos, vendiéndose a sí mismos y a su patria en lealtad a los extranjeros, y sirviendo a los planes de corrupción y desvío del enemigo”, todo un lenguaje sacado de los peores infiernos de mentes enfermas, que ven amenazadas sus negociados y comercio que han establecido a través de sus lazos financieros con Estados Unidos y el régimen israelí, con el que esperan establecer vínculos diplomáticos, lo que de seguro es una señal para abrir la embajada oficialmente.

La declaración del ministerio del Interior saudita no conoce límites en sus justificaciones, pues siempre han obrado a través de montajes y pruebas falsas para cometer sus atrocidades, siendo esto una nueva prueba al respecto, sobre lo cual habrá apoyo en dinero y armas de Estados Unidos y sus socios de la Unión Europea, con tal de no soltar el enorme negociado que tienen de por medio, siendo los intelectuales sus víctimas favoritas, ya que es el pensamiento crítico lo que más temen, y si es necesario proteger a su monarquía, gustosos correrán a ejecutar personas cortando sus cabezas, literalmente.

Por cierto, los sauditas ahora incluyen en sus acusaciones a los ejecutados a la supuesta colaboración con el movimiento popular de resistencia yemení, el que se encuentra sancionado por la silente ONU, de tal forma, que no puedan defenderse gracias al embargo de armas a Ansarola.

De los 81 ejecutados, 41 eran manifestantes chiítas saudíes de Alqatif, ubicada en el este de Arabia Saudita, mientras que el motivo de su detención fue solo por participar en movilizaciones pacíficas en demanda de reivindicaciones de sus legítimos derechos básicos, siendo reprimidos de la forma más brutal por militares de la monarquía, los que allanaron las casas de los manifestantes deteniéndolos, para, posteriormente, obligarlos a firmar declaraciones falsas bajo torturas.

Las ejecuciones se efectuaron en tan solo un día, las que no tenían precedentes, salvo la anterior masacre de chiítas perpetrada en mayo de 2009, cuando fueron ejecutadas 37 personas, incluidos 32 musulmanes chiítas.

De momento al Occidente no le preocupan las violaciones a los derechos humanos que sus socios amigos puedan hacer en territorio saudí, esto, porque giran en torno a sus intereses, propiciando que las mismas autoridades sauditas se hundan en su miseria del historial de asesinatos, cercenamiento de la libertad de expresión, violaciones a los Derechos Humanos y crímenes diversos.

En solidaridad con las víctimas y sus familias, la República Islámica de Irán decidió suspender sus diálogos con Arabia Saudí “por la masiva ejecución”, los que estaban previstos para mediados de marzo de 2022, destaca la agencia de noticias iraní Nurnews.

Se debe recordar que esta monarquía wahabita rompió sus vínculos diplomáticos con Irán en enero de 2016, tras la ola de protestas en territorio iraní por el asesinato programado del sabio religioso chiíta, sheij Nimr Baqer al-Nimr, hecho que se suma a la ejecución desde 2015 de 12 niños y 20 mujeres, según la Conferencia sobre Víctimas de Violaciones de Arabia Saudí.

En la campaña comunicacional que los países de Occidente impulsan en favor de Ucrania, la consigna de derechos humanos solo es válida para mostrar una realidad, a conveniencia de las grandes corporaciones que hacen negocios con Arabia Saudita, descuidando y hasta silenciando los asesinatos que hace el amigo y socio estratégico de Estados Unidos, como es el reino wahabita, quedando olvidada la democracia cuando hay dinero de por medio, dado que favorece a los intereses norteamericanos e incluso de los sionistas israelíes, caso contrario, ya habría una campaña comunicacional especial, estipulándose que los Derechos Humanos solo son válidos cuando se trata del dinero en juego para Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU.

No queda ninguna duda ni cabo suelto para afirmar que esto es el resultado de la doble cara con que Occidente trata este tipo de crímenes contra la humanidad, ya que Arabia Saudita se implica en el mismo tipo de asesinatos en Yemen, solo que el modo de operar es a través de bombardeos y de misiles, no hay ninguna diferencia, tanto en su territorio como en el exterior, donde la impunidad es la misma, y la burla hacia la comunidad internacional, también es la misma con la que actúan los sauditas.

 

Finalmente, se deja constancia del nombre de los musulmanes chiítas asesinados en la horca, la que se festinó con 41 vidas de inocentes, siempre en condiciones extrajudiciales, sin garantías del debido proceso y sin derecho a un abogado que pudiera llevar las causas. Solo un juicio sumario, equivalente al que recurrían las dictaduras militares en América Latina para deshacerse de los disidentes y opositores, de quienes luego justificaban sus muertes.

En la versión escrita de este artículo se puede acceder a los nombres y apellidos de quienes sufrieron la pérdida de sus vidas a manos de los Al Saud, para que no sean olvidados, y quede constancia de la continua masacre que sufren los musulmanes chiítas en Arabia Saudita, donde no tienen las garantías mínimas para practicar su fe.

Que descansen en paz, esperando al Salvador Prometido, el imam Mahdi (Dios apresure su reaparición).

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