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La Adicción de Estados Unidos: Injerencia en América Latina, y de Nuevo, en Chile

Segundopaso – La historia de las injerencias políticas de Estados Unidos en el continente americano es bastante extenso y evidente, pese a que sectores ideológicos, aliados de Washington, pretendan negarlo. Lo cierto es que estos episodios, incluso, han sido oficializados y reconocidos por los mismos Estados Unidos a través de la Central de Inteligencia Americana, CIA, en diferentes documentos desclasificados, como el caso del sangriento golpe de estado que perpetró en Chile.

Tal agresión se efectuó con la participación de sus aliados de la derecha local, y de su agente ancla; Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, concluyendo en el asesinato y derrocamiento del presidente electo, Salvador Allende Gossens.

Esto llevó a la instalación y consagración del modelo neoliberal (capitalismo extremo), implantado en el país sudamericano por medio de esa acción injerencista, y que hasta el día de hoy debe ser asumido con rigor por las capas bajas y medias económicas chilenas, quienes buscan deshacerse de las amarras antidemocráticas devenidas de la actual Constitución, la cual podría ser reemplazada por una nueva Carta Magna a través de un plebiscito el próximo 4 de septiembre de 2022, si vence la opción, Apruebo.

Decir que Estados Unidos solo se ha remitido a injerencias, golpes de estado o espionaje en América Latina es del todo equivocado, pues su involucramiento y perjuicio ha sido a escala planetaria. Casi no hay países donde el afán estadounidense ha tratado o cambiado la voluntad de naciones soberanas, y como operadores especiales para estos casos lo son sus embajadas. En efecto, el expresidente boliviano Evo Morales, planteó que en Estados Unidos no se han registrado golpes de estado, porque no hay una embajada norteamericana, en declaraciones vertidas el 23 de abril de 2014, en el marco de la Cumbre Juvenil Latinoamericana.

Una de las más nuevas muestras para el universo de injerencias norteamericanas ha sido dado a conocer en Chile por integrantes de la Corriente Estudiantil Popular, CEP, quienes denunciaron el uso del poder blando por parte de Estados Unidos en los países de América Latina, como nueva estrategia de dominación continental, sin recurrir, directamente, a las armas; particularmente, en el sur chileno.

Tanto esta denuncia, como su rechazo a estas injerencias de Estados Unidos, fue dada a conocer por los jóvenes estudiantes, quienes manifestaron que estos negativos pasos, atentatorios a la soberanía nacional chilena, se han dado a través de la embajada norteamericana en Chile, ejecutada por la Universidad Autónoma, que abrió el denominado “Rincón Americano”, desde donde se somete y adoctrina a los estudiantes, comentan los integrantes de la CEP.

Quienes llegan al “Rincón Americano”, son expuestos a doctrinas foráneas, serviles a los intereses norteamericanos, manifiesta la integrante de la CEP, Antonia Jijena, quien dijo “Sin duda se trata de un adoctrinamiento, ya que se intenta ejercer una influencia académica y cultural contra los estudiantes de esta región, esto básicamente con el fin de defender la postura occidental que ha estado bastante en duda últimamente, debido a diferentes acontecimientos, como la guerra en Ucrania o las mismas intervenciones por parte de Estados Unidos hacia otros pueblos”.

Matías Adasme, también militante de la Corriente Estudiantil Popular de Temuco, ciudad ubicada a más de 600 kilómetros al sur de la capital, Santiago de Chile, complementó otros detalles “Este instrumento del poder blando se puede ver sujeto pagando agitadores a favor de la intervención norteamericana, como también puede estar sujeto estas intervenciones por medio de la hegemonía cultural y propagandística que puede presentar el imperialismo norteamericano”.

En dicha línea, argumentan que la intervención va dirigida contra todo el territorio nacional chileno, a fin de que prevalezca Estados Unidos y su estilo de vida, por encima de Chile, detalla David Solis, vocero de la Corriente Estudiantil Popular de Walmapu, “Ejercer control hegemónico sobre los estudiantes para que miren al gobierno estadounidense y a ese estilo de vida como el ideal, y así negar otros estilos de vida u otras alternativas que los pueblos de Chile necesitan acá”.

Desde la CEP llamaron a luchar contra la presión y la influencia norteamericana en Chile. De hecho, la Corriente Estudiantil Popular, CEP, convocó a las y los chilenos a resistir contra este tipo de presiones e influencias de Estados Unidos a Chile, materia en la que Antonia Jijena, dijo “Luchar contra toda esta influencia, luchar contra todo lo que signifique la presión de Estados Unidos hacia nosotros, el seguir avanzando en contra de esto, el poder seguir avanzando contra todo lo que signifique las influencias extranjeras”.

Esto es parte de la agenda de Estados Unidos en Chile, que además mantiene militares para realizar entrenamiento bélico bajo la fachada de “personal de operaciones de paz en zonas urbanas”, esto, en la base de Fuerte Aguayo, comuna de Concón, región de Valparaíso, al norte de la capital chilena.

En el vídeo de la inauguración del Fuerte Aguayo se observa el uso de entrenamiento con armas, lo que se contradice abiertamente con la enseñanza de técnicas “sin hacer uso de la fuerza”. En dichas dependencias se ejecuta el primer proyecto de este tipo en Chile, que buscaría apoyar la capacitación de personal encargado de operaciones de paz o de estabilidad civil. La historia chilena más reciente también demuestra qué tipo de paz y qué tipo de estabilidad civil busca Estados Unidos, ya que siempre ha terminado en naciones arrasadas o intervenidas, directa o indirectamente.

Fue el mismo exembajador norteamericano en Chile, entre 2010 a 2013, Alejandro Wolf, quien reconoció en la cuenta que posee la legación diplomática en Youtube, el rol de formación bélica de este centro, al señalar “Demuestra operacionalmente el buen trabajo que se puede hacer entrenando a potenciales fuerzas de paz, pero también está ayudando y aportando al entrenamiento de otras fuerzas, no solamente a las chilenas, sino de otros países”.

Fuerte Aguayo, suerte de pequeña réplica del espíritu intervencionista e injerencista de la tristemente célebre Escuela de Las Américas, busca afiatar el dominio militar en diferentes países, y específicamente, Chile, donde fue la propia embajada norteamericana la que gestó este cuartel  desembolsando casi 500 mil dólares, donde se entrenan las mismas fuerzas represivas y militarizadas que operaron contra la población civil durante el estallido social del 18 de octubre de 2019, que dejó más de 400 víctimas con trauma ocular, 2 mil heridos y más de 50 personas asesinadas, sin que hasta hoy se lleve a juicio a los culpables.

Fuerte Aguayo es un peligro público, tanto para la población civil chilena, como para la de los países de América Latina, pues constituye una de las sedes matrices para la represión y la desestabilización de gobiernos populares que buscan su propio camino de autodeterminación, sin fórmulas eminentemente capitalistas que están en las antípodas del servicio público.

 

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Un antecedente importante a tener en consideración es que, según la desclasificación de los manuales del Pentágono de 1996, Estados Unidos desde el año del triunfo de la revolución cubana, (1959), llevó a cabo una siniestra operación de contrainsurgencia, para lo que empleó la Escuela de Las Américas, en la enseñó técnicas de tortura y desapariciones, encontrándose entre sus alumnos los militares chilenos del régimen de Pinochet, pertenecientes a la extinta DINA, y posterior CNI, Dirección de Inteligencia Nacional y Central Nacional de Inteligencia, respectivamente, quienes cometieron los crímenes más atroces y brutales durante la exdictadura.

Posteriormente, durante años, diferentes organizaciones de derechos humanos del mundo iniciaron una campaña de presión para que fuera cerrada la Escuela de las Américas, la que, sin embargo, fue modificada hacia el año 2001, y reemplazada por el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, por su nombre en inglés), situada en Fort Benning, localidad de Columbus (Estado de Georgia, Estados Unidos). vigente, incluso, para este 2022.

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