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Atisbos de la Epopeya de la Defensa Sagrada de 8 años (Parte 3)

Los Pretextos de Estados Unidos y Sadam Contra la Naciente República Islámica de Irán

Segundopaso – En el programa anterior hablábamos de los pretextos de Sadam para justificar la invasión de la República Islámica de Irán y la ruptura del Acuerdo de Argel frente a las cámaras de televisión.

Por supuesto, las metas y ambiciones de Sadam al invadir Irán iban mucho más allá de las reivindicaciones territoriales y fronterizas. Con el derrocamiento de la República Islámica de Irán, buscaba no solo dividir a Irán en partes más pequeñas, sino, además, pretendía reemplazar al “sah” de Irán Mohammad Reza Pahlavi como gendarme de Estados Unidos en la región.

Aproximadamente un año después del inicio de la guerra impuesta, el primer ministro iraquí, Taha Yassin Ramadan, dijo: “La guerra no está relacionada con el acuerdo de 1975, ni con unos cientos de kilómetros de suelo y la mitad del río Arvand, sino que el propósito de esta guerra es derrocar a la República Islámica de Irán”. El objetivo del régimen baasista iraquí también se reveló en los medios de comunicación occidentales. El Daily Christian Science Monitor citó al profesor de la Universidad de Georgetown, Edward Woodlake, diciendo: “Probablemente uno de los objetivos de Irak es derrocar al régimen islámico de Irán”.

Irak, los regímenes regionales y los grandes regímenes occidentales compartían la visión común de derrocar el sistema de la República Islámica, pero presionar a Irán para que cambiara su comportamiento fue el objetivo mínimo acordado por estas potencias. Por lo tanto, Estados Unidos y el bloque occidental, junto con Irak y los jeques árabes de la región, intentaron implementar un nuevo plan para frenar la Revolución Islámica, obligando a la República Islámica a converger con los regímenes dominantes del Occidente. Pretendían al menos restaurar las condiciones de la región a la era anterior a la victoria de la Revolución Islámica mediante el derrocamiento de la República Islámica, ya que la supervivencia de la República Islámica con sus elevados valores antihegemónicos iba en contra de los intereses del Occidente y de los Estados Unidos.

 

Estados Unidos, con el apoyo de los regímenes europeos, adoptó varias medidas contra la República Islámica de Irán. Estas medidas se implementaron tanto a nivel interno como externo. A nivel interno, diferentes etnias y corrientes afiliadas al régimen monárquico instigaron el caos y la guerra civil y el Occidente también incitó y puso en activo a los llamados grupos de izquierda. A nivel internacional y regional, incluyeron en su agenda medidas como la guerra psicológica y la propaganda para aislar políticamente a Irán, la ruptura de las relaciones diplomáticas, la congelación de los bienes y activos de Irán, el bloqueo económico y el ataque militar a Tabas, y pusieron en práctica dichas medidas una tras otra.

El ataque a Tabas fue una reacción a la toma del nido de espionaje estadounidense (es decir, la embajada de Estados Unidos en Teherán) por parte de un grupo de estudiantes musulmanes, pero las operaciones militares estadounidenses fracasaron estrepitosamente en el desierto de Tabas. Después de la victoria de la Revolución Islámica, el golpe más duro para Estados Unidos fue la toma de rehenes, o sea, los espías estadounidenses por parte de los estudiantes. Estudiantes musulmanes tenían conocimiento de que la embajada de Estados Unidos en Teherán, en lugar de a las actividades diplomáticas, se estaba dedicando al espionaje y tramando complots para derrocar a la República Islámica. La veracidad de esta afirmación de los estudiantes iraníes se reveló a todo el mundo cuando se publicaron los documentos extraídos del nido de espionaje estadounidense. La Embajada de los Estados Unidos en Teherán se dedicó, de hecho, a diseñar distintos complots, desde planear un golpe de Estado hasta provocar la inseguridad en Irán.

El fracaso de la operación de Tabas (la llamada Tormenta del Desierto) hizo que el bloque occidental liderado por Estados Unidos incluyera nuevas acciones en su agenda. Cinco meses antes de la invasión iraquí, en abril de 1980, el New York Times reveló los planes de Estados Unidos al respecto.

El periódico escribió: “El gobierno de los Estados Unidos, tras el fracaso de la operación de Tabas, examinará la posibilidad de implementar tres planes militares de gran importancia: el despliegue de fuerzas militares en las ciudades donde los rehenes estadounidenses permanecen retenidos, la siembra de minas en los campos petroleros o el bombardeo de las mismas: las refinerías iraníes están entre sus planes. Estados Unidos espera que las sanciones económicas y políticas a Irán tengan un mayor impacto en la ruptura de las relaciones entre Irán e Irak. Ciertas personalidades del Occidente consideran que la perspectiva de una guerra con un país poderoso podría obligar a Irán a reconsiderar sus políticas”. Antes de la comenzar la guerra, había que implementar otro plan que, de tener éxito, acabaría con la República Islámica de Irán, y si no, comenzaría la guerra.

En consecuencia, el 25 de junio de 1980, se ejecutó el golpe de Estado llamado “Neqab” en colaboración con mercenarios de dentro del ejército iraní bajo el liderazgo de los Estados Unidos Pero esta vez, con la ayuda de Dios y la vigilia y vigilancia de las fuerzas revolucionarias, el golpe se neutralizó de raíz, y una vez más Estados Unidos enfrentó una gran derrota. Ante tal situación, Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad del entonces presidente estadounidense Jimmy Carter, dijo: “La estrategia de Estados Unidos para enfrentar la revolución iraní debería considerar el fortalecimiento de los Estados que son capaces de llevar a cabo operaciones militares contra el régimen iraní”. A continuación, Brzezinski mantuvo una reunión secreta con Sadam el 6 de julio de 1980 en Jordania.

Según Gary Sick, uno de los asesores de la Casa Blanca, Brzezinski, en su reunión con Sadam, reveló que Washington daría luz verde a Bagdad para que invadiera Irán. Sobre la importancia de este encuentro, la revista francesa Le Figaro escribió: “La guerra Irak-Irán en realidad comenzó en junio cuando Brzezinski viajó a Jordania y se reunió con Sadam en la frontera entre Jordania e Irak, y prometió apoyarlo”. Brzezinski informó a Sadam de que Estados Unidos no se opondría a las reclamaciones de Irak sobre el río Arvand y la posibilidad de establecer una república árabe en la región.

 

Después de dicha visita, Carter emitió permisos para la venta de cinco aviones de pasajeros Boeing a Irak y unos días antes de invadir Irán, levantó el boicot a la venta a Bagdad de cinco vehículos de General Electric. Esta política estadounidense fue crucial para Irak, ya que en ese momento Irak pertenecía al Bloque del Este y la Unión Soviética le apoyaba tanto política como militarmente. Es decir, cualquier decisión que tomó Sadam para cooperar con Estados Unidos se hizo con la luz verde soviética. Esta coordinación y cooperación de dos superpotencias contra una revolución y un gobierno popular fue un hecho sin precedentes después de la Segunda Guerra Mundial. Pero Estados Unidos, hostil a la Revolución Islámica, estaba dispuesto a cooperar con su rival y enemigo de toda la vida, ya que Irak era el único país que podía luchar contra Irán. Siga el siguiente programa para saber más sobre la invasión de Sadam al territorio de la República Islámica.

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