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Un sueño que se esfuma cuesta bajo en la rodada.

Segundopaso ConoSur – La mirada crítica sobre el actual estado del referente occidental de las democracias representativas muestra un país en crisis. Por más que la imagen idealizada de Estados Unidos lo muestre como un imán que atare sin cesar a millones de seres humanos en busca del “American Dream”. Esa mirada signa una sociedad y su democracia que se enfrenta a enormes retos, que si no son solucionados llevarán a la hecatombe a Estados unidos, entre llas:  Aumento e las desigualdades sociales, económicas. El incumplimiento, en función d ellos intereses de las transnacionales y grupos corporativos y grupos de presión de las demandas y expectativas ciudadanas. Una alienación cultural que muestra una sociedad enajenada, aislada internacionalmente, absolutamente materialista.

En estos días, donde la pugna entre un poder hegemónico que va a la baja y una serie de países que llevan adelnate la idea y práctica de una política multilateral he publicado un articulo para señalar como la sociedad estadounidnese va en franca decadencia. Existe preocupación en la sociedad estadounidense por los altísimos niveles de violencia que se visualizan en hechos tales como masacres con decenas de asesinados en escuelas, centros comerciales, estacionamientos, universidades, llevadas a cabo, generalmente, por personajes solitarios que tiene acceso a multiplicidad de armas de fuego que son parte de una sociedad libremercadistas, donde estas herramientas se ofrecen como parte del arsenal de mercaderías en los anaqueles de un supermercado.

La pregunta lógica, que surge al visualizar estos hechos es ¿Qué factores contribuyen a este aumento sostenido de delitos de sangre y que tienen a Estados Unidos como una sociedad violenta?. Es evidente que no existe una sola causa. Lo primero es dar cuenta que Estados Unidos es el país con más armas de fuego por habitantes del mundo. Más de 320 millones de armas de todo tipo: pistolas, revólveres, fusiles de asalto entre otras. Una realidad donde el 75% de los homicidios en este país del norte de América es con armas de fuego. Otro factor son las desigualdades sociales, fobias sociales que implican crímenes de odio. Una sociedad violenta con una política exterior de las mismas características que es un elemento referencial supremacista, hegemónica. La presencia de sectores radicalizados que no creen en la existencia ni el orden que significa un estado.

Sumemos el tráfico de drogas donde Estados Unidos es el mayor consumidor y por tanto comprador de drogas del mundo lo que trae aparejado una serie de males sociales, políticos, elevación de los niveles de corrupción donde los cárteles penetran a las instituciones estatales, la policía, a la sociedad en su conjunto. Atiborra los barrios más populares de drogas que enajena y pervierten las bases sociales d elas comunidades. Una policía que se caracteriza por ser gatillo fácil y generar políticas de seguridad donde las principales víctimas son negros y latinos. Un aumento de las desigualdades económicas, de cambio y desarrollo social. Ella implica el claro incumplimiento de las demandas y expectativas ciudadanas. La alineación cultural en una sociedad absolutamente materialista donde la desprotección d ela minorías lleva también a desarrollar ideas y prácticas supremacistas, racistas, de islamofobia, por ejemplo

Se constata en Estados Unidos la consolidación de una crisis estructural en materia de gobernanza política que ya no sostiene la idea de los llamados equilibrios de poderes. Una falta de consenso que solía ser clásico en el bipartidismo donde demócratas y republicanos se han repartido mayoritariamente las 46 presidencias que ha tenido este país desde su fundación. Hoy esa crisis se visualiza en la falta de entendimiento, en la agudización d elas contradicción, en la intensificación del discurso de odio, de buscar enemigos diversos que permitan justificar su característica principal: una sociedad belicista donde su complejo militari industrial dinamizar la economía y con ello tratar d mantener una hegemonía expresada en un poder unilateral, que como nunc en los últimos 78 años ha sido puesto en entredicho.

La crisis mencionada se expresa en los cuestionamientos a sus dos principales figuras. El demócrata y actual presidente Joe Biden, acusado de tráfico e influencias respecto a su hijo Hunter Biden y una empresa de gas ucraniana, con presiones para sacar de circulación al ex fiscal general del país europeo que investigaba, precisamente las relaciones entre los Biden y aquella empresa gasífera. El hijo de Joe Biden, abogado y lobista tiene serios problemas con el alcohol y las drogas que le significó ser dado de baja de la armada estadounidense como oficial de reserva tan sólo un año después de ser aprobado. Sus negociaciones con la fiscalía implicarían ser declarado culpable por no pago de impuestos y posesión de armas, pero…la acusación más importante es el tema de dinero relacionado con su labor de lobista por sus negocios en Ucrania y China y ante ello, que duda cabe que Trump y los suyos apretarán la mandíbula como un perro de caza.

Por el lado republicano está el ex presidente Donald Trump, que a pesar de los cuestionamientos, acusaciones de desde acoso sexual y hasta intentos de golpe de estado con el asalto al Capitolio en enero del año 2021, se mantiene en la primera posición de los candidatos republicanos camino a la Casa Blanca. Donald Trump es el primer presidente que enfrenta cargos penales, y con su tercera aspiración presidencial en marcha para 2024, hay mucho en juego tanto para él como para el país y que reflejan la crisis de valores de una sociedad que lo tiene como principal aspirante para ocupar el salón oval por segunda vez. El historial de Trump muestra: cargos estatales en el distrito de Manhattan por pago de dinero a la actriz porno, en marzo de este 2023, Stormy Daniels para que no prestara declaraciones en torno a acusaciones de acoso sexual. Alegaciones de los fiscales que sostienen que Trump fue parte de una conspiración destinada a socavar las elecciones presidenciales del 2016. En junio de este 2023 Trump fue acusado por manejo ilegal de documentos clasificados al dejar la Casa Blanca, como también cargos adicionales por suprimir imágenes de vigilancia que mostraron a sus ayudantes trasladando esos documentos clasificados y resistir los intentos del gobierno por recuperarlos.

Lo más grave, desde el punto de vista de la crisis política profunda que vive estados Unidos es la serie de acusaciones – cuatro cargos federales – en lo que el fiscal especial Jack Smith denomina “esfuerzos por anular las elecciones del año 2020” que condeno al intento de Golpe de Estado conocido comunicacionalmente como Asalto al capitolio “Poco después del día de las elecciones, el acusado también buscó medios ilegales para descontar votos legítimos y subvertir los resultados de las elecciones”, sostiene la acusación. Seria acusación en el plano de conspirara para defraudar a Estados Unidos. Conspiración para obstruir un acto oficial. Obstrucción e intento de obstruir un acto oficial y conspiración contra los derechos de otros. Y, hace menos de dos semanas un jurado de Atlanta acusó a Trump de cargos estatales – no federales – por realizar esfuerzos para anular su derrota electoral el año 2020 en Georgia.

Dicho lo anterior, resulta evidente que el cuestionamiento al sistema político estadounidenses y la supuesta solidez de su sistema democrático está en entredicho. Tal realidad demuestra una preocupación por el futuro de esta democracia representativa, que no sólo tiene tensiones internas, sino que fuertes cuestionamientos en el plano internacional, en la disputa por la hegemonía mundial donde enfrenta a la poderosa fuerza de países, que marchan hacia la conformación de una política multilateral. Estados Unidos muestra hoy un distanciamiento claro, fuerte y que cada día se ensancha más entre los votantes – la ciudadanía – y las instituciones de esta democracia. Con votantes de extrema radicalidad que se resisten a aceptar aquello que no sea el triunfo de su candidato y por tanto, minorías violentas con un poder de veto que visualiza una sociedad medrosa, débil y que busca por tanto líderes y caudillos populistas.

Desde el bando republicano, fundamentalmente, se carece de un proyecto de país, que no sea la consolidación de una fuerza que imponga sus ideas. Tal afirmación quedó demostrada en la elección del presidente de la cámara de representantes en enero de este año 2023. Fue elegido finalmente el republicano Kevin McCarthy pero después de un docena de votaciones que representó la elección más larga en 164 años que sólo logró destrabarse bajo la concesión de beneficios a los congresistas más radicales y extremos de su partido.

“Además – señala un interesante trabajo del analista Sebastián Royo – el Partido Republicano, clave para la estabilidad de la democracia en EEUU, no sólo está fracturado por la radicalización del sector del partido todavía leal al ex presidente Trump, sino que también carece de un proyecto común como muestran las dificultades que ha tenido para elegir a un presidente/portavoz de la Cámara de Representantes entrante en enero de 2023. Pese a que al final el Republicano Kevin McCarthy fue elegido presidente de esta elección convirtió un procedimiento rutinario de elección del presidente de la Cámara en una crisis institucional, y reveló cómo un pequeño grupo de congresistas ultraconservadores puede paralizar la gobernabilidad del país con el objetivo de obtener lo que quieren” (1) El analista Patrick Iber afirma que el hecho que exista un partido republicano que se mueve inevitablemente hacia posiciones extremas “un giro a la derecha radical, atrapado en guerras culturales que movilizan a minorías intensas pero son rechazadas por electorados más amplios, aparece como una oportunidad para los demócratas, que a su vez se debaten entre posiciones progresistas y un desplazamiento hacia el centro. Algunos hechos recientes permiten verificar estas tendencias (2)

La mirada crítica sobre el actual estado del referente occidental de las democracias representativas muestra un país en crisis. Por más que la imagen idealizada de Estados Unidos lo muestre como un imán que atare sin cesar a millones de seres humanos en busca del “American Dream”. Esa mirada signa una sociedad y su democracia que se enfrenta a enormes retos, que si no son solucionados llevarán a la hecatombe a Estados unidos, entre llas: Aumento e las desigualdades sociales, económicas. El incumplimiento, en función d ellos intereses de las transnacionales y grupos corporativos y grupos de presión de las demandas y expectativas ciudadanas. Una alienación cultural que muestra una sociedad enajenada, aislada internacionalmente, absolutamente materialista. Una crisis estructural en materia de gobernanza con un precario equilibrio de los poderes transversales. Falta de consenso entre esta rara democracia donde sólo se imponen dos partidos políticos y el aumento de patologías que arrastran a los países al descalabro como son el racismo, las fobias sociales, el extremismo de aquellas elites supremacistas.

Pablo Jofré leal

 

  1. ¿Está muriendo la democracia en Estados Unidos?. Sebastian Royo. 25 enero 2023. https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/esta-muriendo-la-democracia-en-eeuu/
  2. Patrick Iber. Nueva Sociedad. El partido republicano rehén de Trump y las “guerras culturales”. https://nuso.org/articulo/EstadosUnidos-trump-biden/

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