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El Nacionalsionismo y plan de solución final para Palestina. Parte III

Resistencia hasta vencer

La Operación militar “Tormenta de Al Aqsa” llevada a cabo por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina – HAMAS – el sábado 7 de octubre del 2023 ha logrado, no sólo elevar la voluntad del pueblo palestino de avanzar hacia su definitiva autodeterminación, sino que ha mostrado el poderío y la voluntad combativa de la resistencia palestina que, desde Nablus, Jenin, Al Quds, Al Jalil hasta Gaza le demuestra al mundo que la resistencia es una realidad. Un estado de situación que no termina de consolidar la determinación de vencer al régimen nacionalsionista israelí, hasta la completa libertad de Palestina su tierra y su pueblo con pleno convencimiento del martirio que ello significó para gran parte de aquellos combatientes palestinos, que entraron en sus tierras ocupadas desde hace largos años por el régimen israelí, sus tropas SS – soldados sionistas – y colonos de los más extremistas de una sociedad de por si violenta, racista y que considera a los Goyim – a los no judíos – con desprecio.

La operación militar de las fuerzas de resistencia se extendió a otras zonas de Palestina, incluyendo a Cisjordania donde las fuerzas de la Yihad islámica con su Brigada Al Quds incursionaron en asentamientos sionistas como el de Ainaf. Igualmente, Hezbolá lleva su propia parte en sus operaciones contra el régimen israelí, a la par de las fuerzas de Yemen que atacan con misiles el sur de la Palestina ocupada. Todo ello demostración que es el conjunto de las fuerzas de la resistencia están generando un claro cambio en la correlación de fuerzas, no sólo en Palestina, sino que la ampliación del teatro de operaciones puede significar el definitivo fin del régimen nacionalsionista.

El régimen nacionalsionista israelí ha llevado a cabo un bombardeo indiscriminado sobre la población de la Franja de Gaza, donde no ha escatimado bombas, uso de armas prohibidas como el fósforo blanco y que eleva la cifra de víctimas en más de 13 mil hasta el cierre de este libro. Todo ello bajo la consigna impulsada por el primer ministro de esta entidad y su ministro de guerra Yoav Gallant, quien ha declarado el sitio total de Gaza: “Estamos imponiendo un sitio total en Gaza, no habrá electricidad, ni comida, ni agua, ni combustible, se cerrará todo. Estamos combatiendo contra animales humanos y estamos actuando en consecuencia”. ¿Algo nuevo en este tipo de decisión y declaraciones racistas? Ninguna pues el régimen nacionalsionista israelí lo ha hecho desde el momento mismo que proclamó su nacimiento en mayo del año 1948 sobre el total del pueblo palestino y en especial sobre gaza tras el bloqueo impuesto desde el año 2006 a la fecha.

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Las afirmaciones de Gallan no han merecido reparo alguno de todos aquellos políticos europeos, estadounidenses, que en general suelen vestirse de demócratas y rasgan vestiduras por la justa respuesta de la resistencia palestina frente a décadas de exterminio llevado a cabo por el sionismo. Si una declaración de ese tipo fue emitida por una autoridad palestina, libanesa, siria, iraní, qué duda cabe que el rasgar vestiduras de toda la casta política hipócrita occidental se sentiría por el planeta Llamando a castigar tal atrevimiento, a sancionar, bloquear y hasta aplicar la carta de las Naciones Unidas, pero…como se trata del nacionalsionismo la niña bonita de las potencias hegemónicas, el testaferro de Washington y la OTAN en Asia occidental, todo se le permite.

La entidad nacionalsionista israelí ejecuta una política de exterminio contra la población palestina, desde 75 años a la fecha y que a partir de este 7 de octubre recibió una justa, clara y contundente ¡no más! por parte de la resistencia Palestina, primero con HAMAS y que hoy incorpora a otros movimientos y organizaciones, demostrando con ello que es el conjunto del pueblo palestino quien ha echado a andar su camino hacia su definitiva liberación. El sionismo, como es habitual mueve sus fichas políticas internacionales  y promueve, con la hipocresía que la caracteriza, un lavado de imagen, presionando para que nuestras sociedades asuman la narrativa victimista de una sociedad que sigue profitando del tema del holocausto y el supuesto antisemitismo con su mezcla de sionismo-judaísmo y semitismo, de tal manera de presentar las denuncias contra sus crímenes de guerra y lesa humanidad como ataques con el “pueblo judío” en una repetición de los denominados pogromos. Mismo que ejecutan las administraciones israelíes contra los palestinos en Cisjordania.

Un Israel que hace del concepto del Holocausto una expresión exclusiva y excluyente, donde no caben otros exterminios pues sacan a relucir que tal conducta refleja un ataque como el ejecutado en su oportunidad por el nacionalsocialismo. Para ese sionismo, no hay más muertos que los europeos de creencia judía asesinados por el nacionalsocialismo. No existen los 26 millones de ciudadanos soviéticos asesinados por el mismo régimen, decenas de miles de hombres y mujeres con discapacidad mental, prisioneros de guerra de distintas nacionalidades, gitanos y prisioneros políticos de la propia Alemania. No existe en esa idea y práctica sionista el asumir el exterminio llevado a cabo contra el pueblo palestino desde el año 1948 a la fecha.

En un libro de mi autoría (1) señalo que “los procesos de colonización y neo colonización poseen elementos estructurales que se repiten con una regularidad digna de cualquier experimento científico, por lo que no debe sorprendernos que los protagonistas de la construcción de Estados Nacionales en tierras distintas a las de su origen, hayan debido recurrir siempre y en todo lugar a la negación de la existencia de las primeras naciones de aquellos territorios, mediante el genocidio y la limpieza étnica, primero, y luego mediante la construcción de un relato cuya única misión es blanquear dicho proceso, del que mayoritariamente se conoce la versión del victimario, omnipresente en los medios de comunicación y en los discursos oficiales de las potencias mundiales… todos los días, a toda hora y casi sin contrapeso, contando con la actitud cómplice de gobiernos de todos los colores políticos y de todas las latitudes que, abrazando la tesis de las cuerdas separadas, han promovido un proceso de normalización de relaciones comerciales, culturales y militares con la potencia ocupante, Israel, sin que jamás hayan expresado una condena clara y tajante a las sistemáticas y permanentes violaciones a los Derechos Humanos en Palestina”

Hoy ese relato cómplice se trata de imponer en todos los medios occidentales y sus seguidores en países sin soberanía política. Es parte del discurso vergonzoso de mandatarios como el estadounidense Joe Biden, de Emmanuel Macron de Francia, de la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen. Declaraciones incluso de partidos que se hacen llamar progresistas que en forma entusiasta suelen asumir la “teoría del buenismo” de condenar toda muerte sin detenerse momento alguno para contextualizar y dar cuenta que no se puede equiparar al victimario (Israel) con la víctima (Palestina). No es posible hablar de una guerra pues el desbalance militar es monumental. Se trata simple y llanamente de la resistencia de un pueblo nate un régimen exterminador, criminal, violador de los derechos humanos del pueblo palestino. Todo lo demás es simplemente acompañar una narrativa falsaria como la que desea presentar a las fuerzas de la resistencia palestina como organizaciones terroristas cuando en verdad están ejercido su legítimo derecho a la defensa, a la liberación de su pueblo e impedir las políticas de exterminio llevado a cabo por el nacionalsionismo israelí. Un régimen destinado a extinguirse en función de sus propias contradicciones al no poder sustentar un proceso de ocupación y colonización, que ha creado dos enormes campos de concentración como son la Franja de Gaza y Cisjordania cuya población viene demostrando con su lucha que no está dispuesta a seguir soportando más crímenes.

Un Nacionalsionismo ávido de sangre

Para el mundo occidental, catalizado en su opinión por los medios de comunicaciones afines al sionismo, las muertes israelíes durante la Tormenta de Al-Aqsa, son “terribles y profundamente condenables” y reviste escasa humanidad y poca empatía el recordarle los crímenes de Israel en los últimos 75 años. Para los medios de información occidental, en la actual operación militar llevada a cabo por la Resistencia palestina contra los ocupantes sionistas de su tierra– en el marco de las numerosas bajas ocasionadas a soldados, policías y colonos paramilitares- esas muertes israelíes son “terribles, dramáticos” y reviste escasa humanidad hablar de muertos, heridos, y recordarles que existe un desequilibrio en cifras entre muertos palestinos a lo largo de estos últimos 75 años e israelíes. Lo sostenido me hace recordar que hace algunos años, nueve para ser más exacto, en plena operación militar de agresión contra la Franja de Gaza llevada a cabo por Israel y que en su lenguaje cinematográfico denominó “Operación Margen Protector” me hacía la pregunta ¿Cuánto vale la muerte de un soldado sionista, un policía un colono extranjero en asentamientos instalados en territorio palestino? ¿Cuántos muertos, heridos, desplazados, secuestrados, torturados, expulsados de sus pueblos, cuántas casas demolidas y nuevas tierras usurpadas?

Me interrogaba aquello porque dicha agresión que se extendió por 49 días —entre el 8 de julio al 29 de agosto de ese año 2014— se saldó con el asesinato de 2310 palestinos entre ellos 500 niños. 10 626 residentes en Gaza resultaron heridos 10 626 y de un total de 2,3 millones de habitantes de ese enclave costero, medio millón resultó desplazado en una superficie de 360 kilómetros cuadrados. Los muertos israelíes fueron 66 soldados y cinco civiles. Sumemos a ello la destrucción de gran parte de la infraestructura sanitaria, industrial, y productiva de Gaza. Hoy ante la operación militar llevada a cabo por la resistencia palestina en suelo de la Palestina histórica ocupada contra cuarteles, policiales y asentamientos habitados por colonos sionistas – que tengamos presente son ocupantes armados hasta los dientes y protegidos en sus guetos por las tropas sionistas, en cuarteles y puestos militares que cubren todo el suelo palestino. Sucesivos ataques contra gaza y ciudades palestinas en Cisjordania no merecieron tanta preocupación por el número de muertos y heridos, ya que las cifras israelíes eran bajas. Es parte de lo despreciable que suelen ser el tratamiento de los hechos por parte de una prensa hegemónica.

La ley del ojo por ojo, diente por diente del gobierno extremista sionista pretende hacer creer que sus acciones militares: sostenidas, crónicas, permanentes, habituales, que se extienden desde décadas contra el pueblo palestino son una respuesta, “represalias” las denomina Benjamín Netanyahu, su pléyade de ministros extremistas y la casta militar del régimen nacionalsionista, a las acciones de combatientes palestinos. En este caso, actualizado a la operación militar de justicia reclamada llamada “Tormenta de Al Aqsa”. Insisto en el número de asesinados, que a la hora de la publicación de este libro el número de asesinados superaba los 14 mil de los cuales el 45% son niños (a fines de diciembre esa cifra se levaba sobre los 20 asesiandos de los cuales 8 mil son niños). Más de 10 mil palestinos bajo los escombros. Más de 4 mil mujeres exterminadas, mutiladas por las bombas del régimen con el ejército “más ético de oriente medio” como lo califica el criminal de guerra Benjamín Netanyahu. La sororidad aquí no se expresa por parte de la organización feminista internacional, como tampoco en los 75 años anteriores. El jueves 12 de octubre Israel dio muestras evidentes de su decisión de aniquilación de los palestinos sin importar edad ni género. De una sola vez, un bombardeo israelí contra la Franja de Gaza mató a 45 miembros de una misma familia palestina, la mayoría, mujeres y niños. Esto sobre el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de la Franja. El ataque sionista derribó un edificio residencial sobre la numerosa familia que se refugiaba en su interior, de los cuales al menos 23 de ellos eran menores de 18 años, incluido un bebé de un mes (2)

Sumemos el asesinato de personal internacional. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) confirmó el jueves 12 de octubre que doce de sus trabajadores han muerto en los últimos días víctimas de los bombardeos perpetrados por Israel sobre la Franja de Gaza. “Estamos devastados al tener que confirmar que doce colegas de la UNRWA han muerto desde el 7 de octubre en la Franja de Gaza. Lloramos su pérdida y estamos de luto por ellos y por sus familias”, ha indicado la UNRWA en un mensaje difundido a través de sus redes sociales. Cifra que se ha elevado hasta el centenar de asesinados – el más alto de la historia de la ONU (3) Miles de edificios y casas destruidas, que se adicionan a los que han sido derribados a punta de bombas en años anteriores y la presencia de miles de tropas SS – soldados sionista – en la frontera artificial de una sitiada Franja de Gaza. Hoy la resistencia palestina da muestras de una epopeya y resistencia que nos recuerda el sitio de Stalingrado en la SGM, la batalla de Karbala hace 14 siglos ya en el desierto iraquí, resistiendo el asedio, la conducta criminal y totalitaria de un régimen que ha decidido exterminar a la población palestina.

Pablo Jofré Leal

  1. Jofré Leal Pablo. Ceibo Ediciones. 2019. “Palestina: Crónica de la ocupación sionista
  2. https://israelnoticias.com/franja-de-gaza/ataque-israeli-a-edificio-en-gaza-mata-a-45/#google_vignette
  3. https://cnnespanol.cnn.com/2023/11/14/onu-lamenta-muerte-100-trabajadores-gaza-trax/

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