PolíticaResistenciaSP Conosur

Irán: Una revolución en lucha permanente. Parte II

Irán y su proceso de autodeterminación.

Me parece de la máxima importancia, en fechas conmemorativas del triunfo de la Revolución Islámica de Irán, dar cuenta de este proceso de cambio.  Causa histórica, relevante, que ha modificado la forma de enfocar las relaciones internacionales, ya sea durante la desaparecida guerra fría y su bipolaridad, como también ese Nuevo Orden Mundial hegemonizado por Estados unidos tras la caída del campo socialista.

Desaparición del bloque de países liderados por la ex Unión Soviética, que dio paso a una unipolaridad que ha ido mutando poco a poco a un mundo que busca su derrotero multilateral. Es, en ese contexto, que Irán se inscribe como un actor regional y mundial de envergadura y con ello, que duda cabe, convertido en enemigo de Estados Unidos y por tanto blanco de una política de máxima presión, cuyo objetivo indudablemente es destruir a Irán y su proyecto ya consolidado, pero siempre sujeto a presiones.

Estados Unidos, desde el triunfo de la revolución iraní en 1979 se ha empeñado en echar abajo a la nación persa, a la cual no perdona haber escapado de sus garras. Un Irán que sirvió, hasta el triunfo de la revolución islámica, de portaviones terrestre de esa red de bases militares estadounidenses, desplegada hasta este año 2024 por el mundo. 800 bases militares, navales, aéreas que cubren los cinco continentes del planeta, generando un virtual copamiento de aquellas naciones que tienen una postura distante, diferentes y hasta antagónica del eje Washington-Unión Europea.

Para perturbar a Irán se suele atizar el motor de la ignorancia, de las denuncias sin pruebas, de las acciones desestabilizadoras, el mundo de las sanciones y el bloqueo para causar malestar en la población. Todo ello en el marco de lo que el autor francés Jean Michel Vernochet, en un valiosísimo libro titulado “Irán: la destrucción necesaria” sostiene que es necesario ver, analizar con mirada lúcida las fuerzas que impulsan, no sólo a Israel, sino a todo el sistema occidental dominante – liderado por Estados Unidos – en la decisión política estratégica de implementar una guerra de carácter híbrida contra Irán.

Para Vernochet ese occidente predador sostiene que “hay que destruir a Irán ¡claro que sí! No sólo para impedir su eventual acceso al arma atómica (algo improbable) no sólo porque la independencia de Irán puede poner en entredicho la preeminencia regional del régimen nacionalsionista israelí, atalaya occidental en el oriente medio, y como dicen algunos, el estado 51 de los Estados Unidos, a la vez que el último miembro de la Unión Europea. Es que hay que mantener, a toda costa, la posición dominante de Israel en la región, que depende de su monopolio regional del arma atómica”. Ventaja que trata de defender a toda costa, así se haya constituido en lo que ha sido Israel desde su proclamación en noviembre de 1948: una entidad colonialista, racista y criminal.

Esta es la prueba de la doble moral occidental, que rasga vestiduras frente al programa nuclear iraní, que ataca el necesario apoyo que Irán otorga a las fuerzas de la resistencia  y sin embargo viste de oropeles y joyas a su aliado, triste amante regional, atrincherado en el Levante Mediterráneo, sojuzgando a la población palestina -que desde el 7 de octubre del año 2023 ha significado el exterminio de 27 mil hombres y mujeres de los cuales diez mil de ellos son niños. 75 mil heridos, 10 mil palestinos sepultados bajo los escombros y la destrucción de gran parte de las ciudades, pueblos, escuelas, hospitales en una sed de sangre que los sionistas no detienen.

Además e agrede a vecinos regionales como Siria, El Libano, Irak, propiciando el caos mediante el apoyo a movimientos terroristas como Daesh, Ahrar Al Sham o Fath Al Sham – ex Frente Al Nusra – Asesinando a dirigentes opositores y a científicos nucleares iraníes, apoyando con operaciones de bandera falsa Israel, en una clara alianza con el mundo takfirí, ha decidido incendiar Asia Occidental y para ello las víctimas, por cientos de miles, las ponen los pueblos de Siria, Irak y Palestina. Recordemos los asesinatos selectivos llevado a cabo por Estados Unidos a través del sionismo contra altos oficiales iranies asentados en Siria, como el general Razi Musavi, comandante del Cuerpo de Guardianes de la revolución islámica y mediante un acto terrorista en Beirut el atentado mortal contra el líder político y militar de HAMAS, Saleh Al Arouri.

Los desacuerdos entre Irán y Estados Unidos son numerosos y en ello los gobiernos de Washington, sin excepción, han contado con el apoyo incondicional de países como Inglaterra, Francia y el régimen de Israel, a los que hay que adicionar a las monarquías árabes del Golfo Pérsico, para ofrecer un frente común contra la revolución iraní. La participación de Estados Unidos en materia de intervenciones directas e indirectas en la sociedad iraní se remonta al periodo posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando en el marco de la Guerra Fría, el águila estadounidense colocó sus ojos y sus garras en el país persa, tratando de situarlo como una pieza de contención contra el avance soviético en la zona y construir una estabilidad “a lo estadounidense” en Asia Central y Occidental. Es así como desarrolló una cercana relación con Mohammad Reza Pahlavi, quien sucedió a su padre, simpatizante de la Alemania nazi durante los años de la SGM y que fue obligado a abdicar en agosto de 1941. Durante el período que duró la SGM, Irán fue ocupado por británicos y soviéticos.

En 1951 se elige primer ministro de Irán a Mohamed Mosadeq, quien intentó en agosto del 53 nacionalizar la industria petrolera. Ese mismo mes, el Shah firma un decreto por el cual destituye a Mossadeq, decisión que es resistida por la población, obligando a Mohammad Reza a huir con destino a Roma. Durante el transcurso de este proceso el jefe de la CIA, Allan Dulles, arriba a la capital italiana, para así coordinar las acciones que condujeron al derrocamiento de Mossadeq. El Shah retorna a Irán, tras una brevísima estadía en la capital italiana y comienza a desarrollar una política de profunda represión apoyado por la policía secreta fundada el año ´57 la SAVAK  -Sazeman-e Ettela’at va Amniyat-e Keshvar – Organización de Inteligencia y Seguridad Naciona – cuyos fundamentos, entrenamiento y dirección estuvo en manos de la CIA.

Mohamed Mossadegh, Primer Ministro de Irán, 1951 – 1953: una biografía (por Luis Casado) | Luis Emilio Recabarren

Mohamed Mossadegh. Primer Ministro de Irán 1951-1953

El reinado opresivo del Sah continuó sin grandes contratiempos, a punta de represión, muerte y exilio de sus opositores, convirtiéndose en el títere y más fiel aliado de Estados Unidos, junto a Israel en la zona, con quienes trabajaron en conjunto desde la instauración de la entidad en 1948 a costa de los territorios palestinos. Más aún, Mohammad Reza reconoce a Israel como no lo había hecho ningún país de la región, quien se convierte en un asesor permanente en materia de seguridad y entrega de información sobre el mundo opositor en un trabajo conjunto con la CIA y la SAVAK. Era tan estrecha esta relación que funcionarios de la monarquía persa solicitaron el año 1979, a oficiales del Mossad asesinar al Iman Jomeini, convencidos que de esa forma podrían detener la revolución iraní.

Un par de años antes, en 1977, el presidente demócrata estadounidense Jimmy Carter visita la nación persa y declara que Irán “bajo el gran liderazgo del Shah es una isla de estabilidad”. Una declaración, no sólo desafortunada, sino que llena de complicidad con los crímenes cometidos por la policía secreta iraní y, sobre todo, con millones de hombres y mujeres que exigían un cambio político profundo. La “isla de estabilidad” comenzó a hundirse por el cansancio de una población hastiada de la brutalidad, la corrupción, la autocracia de un gobierno que había hundido a Irán y sometido su soberanía a las manos estadounidenses e israelíes. Una profunda crisis económica fue el preámbulo para que el pueblo iraní derrocara a Mohammad Reza, y se lograra el retorno del Ayatolá Ruhola Jomeini, líder espiritual iraní, desde el exilio en Francia, dando comienzo a una nueva etapa en la milenaria historia de la nación persa.

Una historia que se ha ido tejiendo a lo largo de 45 años y que sitúa a Irán, su pueblo, sus líderes políticos y militares, su educada y consciente sociedad, la clara política exterior de apoyo a la resistencia como idea y práctica, como un país referencial en materia de lucha contra el poder hegemónico y la construcción de un mundo que supere cada una de las falencias en que ha sido conducida por aquellos que nos ven como personal e servicio y no iguales, que nos ve como sociedades proveedoras y no como socios en el desarrollo. Ello debe acabar y así está sucediendo lenta pero sostenidamente.

 

Pablo Jofré Leal

Artículo SegundoPaso ConoSur

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button