LATAMPolítica

Operación Cóndor

Argentina y las Claves del Asedio

Segundo Paso para Nuestra América.- La politóloga Gabriela Molina entrevista a Paula Giménez, una destacada investigadora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Sus respuestas nos pasean a través de la lógica imperialista que fundamentó la Operación Cóndor en América Latina, en especial el caso Argentino, que fue epicentro de tan macabro plan: perseguir a las fuerzas populares, exterminarlas, diezmarlas material, moral y organizacionalmente para imponer el modelo neoliberal, valiéndose de dictaduras militares y golpes de estado. Sin embargo, reconoce que, pesar de todo el daño causado a los procesos emancipadores, está vigente el sueño de transformación de una Latinoamérica libre, justa y soberana.

SPNA.- La Operación Cóndor encierra el avance de las fuerzas represivas imperialistas para imponer el neoliberalismo como modelo en la región. ¿Por qué este modelo fue instaurado a partir de la “cooperación” criminal y del terrorismo de Estado como instrumento de control? ¿Cuál fue su alcance en este sentido ?.

 

PG.- La implementación del Plan Cóndor en toda Latinoamérica es fundamental para entender el nivel de enfrentamientos que se estaba dando previamente. El desarrollo de la Unión Soviética, la revolución de Cuba de 1959, el Mayo francés, sólo por nombrar algunos de los principales hechos de calles del siglo XX, generaron las condiciones para que emergiera del conjunto de los países de Latinoamérica un proceso de organización que incluía la clase trabajadora ya los estudiantes universitarios como columna vertebral del mismo.

Ante semejante desarrollo de las fuerzas populares en toda Latinoamérica los sectores vinculados al imperialismo norteamericano y sus aliados de la oligarquía local llevaron adelante un plan sistemático de exterminio cuyo marco de justificación fue la creación de la figura del enemigo interno, el subversivo, el terrorista, desarrollando un plan de aniquilamiento de este “nuevo enemigo”, y a través del terrorismo de estado, que en la mayoría de los países de Latinoamérica asumió la forma de dictadura militar.

Por otra parte, los sectores concentrados de la economía mundial disputaban la implementación de un modelo económico basado en la transnacionalización del capital, dando lugar al surgimiento del dinero especulativo, que alcanza a su forma dominante durante los ´90, dando lugar a más de una década de políticas neoliberales impulsadas desde el Consenso de Washington, que luego de la caída del muro de Berlín, convirtió a los actores del unipolarismo neoliberal en hegemónicos.

Este dominio del capital financiero transnacional en la década de los 90 no hubiera sido posible de implementar si no se hubiera llevado antes este plan sistemático de exterminio, que en el marco de la Guerra Fría desencadenó finalmente la caída del muro de Berlín y con él la derrota del bloque soviético. Estas son las consecuencias de ese plan de cooperación criminal y terrorismo de estado que fue utilizado como instrumento de control para la imposición de un programa político y económico a nivel mundial.

 

SPNA.- Documentos desclasificados de la CIA indican que Argentina fue utilizada como comando central de esta operación, a través de acuerdos de “cooperación” para las llamadas “operaciones contra blancos subversivos”. En este contexto, Argentina fue víctima de las violaciones a los derechos humanos más dolorosas del continente. ¿Cómo esta realidad permanece en la sensibilidad del pueblo argentino?.

 

PG.- Cuando hablamos del impacto que tuvo el terrorismo de Estado en toda Latinoamérica y particularmente en Argentina es necesario referirse a un concepto fundamental que era el objetivo que perseguían llevando a cabo esta política de aniquilamiento: estamos hablando de la necesidad de desarmar material y moralmente al campo del pueblo, que hasta entonces había alcanzado niveles de organización conciencia y heterogeneidad, y había desarrollado un conjunto de organizaciones y cuadros políticos revolucionarios, empezando a desarrollar condiciones objetivas y relaciones de fuerza en el continente para el desarrollo de un programa político inspirado en la transformación del sistema capitalista.

Esta fuerza material y moral en el campo del pueblo dio como resultado una serie de procesos insurreccionales que en Argentina pueden observarse en el año 1969, en lo que se conoce como rosariazo- cordobazo- rosariazo[1].

Este proceso insurreccional no comenzó de un día para el otro sino que tenía que ver con el proceso de desarrollo de conciencia de la clase trabajadora, de la mano con el proceso de industrialización y políticas sociales que se ponían al servicio de los derechos de los trabajadores en aquel momento.

Juan Domingo Perón y Eva Duarte fueron los principales exponentes de este movimiento y, bajo su figura, la conformación del Partido Justicialista dio lugar a la emergencia de un movimiento conformado principalmente por la clase trabajadora organizada en sindicatos y el movimiento estudiantil como parte de la pequeña burguesía ilustrada que tomaba conciencia progresivamente de las injusticias que acontecían en el país en el continente y en el mundo.

Este es precisamente el sentido del desarme material y moral que sufrió el pueblo Argentino: la desaparición, la tortura, la violencia, llevada adelante por la dictadura militar en complicidad con los medios de comunicación y sectores concentrados de la economía, así como algunas fracciones de la iglesia, sembraron el miedo y el terror, el “no te metas”, el “algo habrán hecho”, implantando una matriz ideológica vinculada al irracionalismo político y al ultra racionalismo económico, y desapareciendo a una enorme cantidad de cuadros políticos, orgánicos, con sus cuerpos predispuestos a la lucha, desarmando así la fuerza social revolucionaria, debilitándola, pretendiendo –explícitamente- desaparecerla.

Durante la difícil década de los ´90 el pueblo se encontraba desarmado, sus cuadros más revolucionarios desaparecidos, los partidos cooptados en sus cúpulas, y el modelo neoliberal de desigualdad y pobreza naciendo casi sin resistencia popular.

Tuvieron que pasar casi 30 años, para que el movimiento nacional, popular y latinoamericano pudiera emerger como fuerza en posición de gobierno y comenzar el lento pero profundo y auténtico proceso de rearmarse material y moralmente. Las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández pusieron en evidencia que, por más violencia que se ejerce sobre el pueblo y sobre los cuerpos que lo componen, las ideas no se matan.

 

SPNA.- La Operación Cóndor abarcó también la imposición en el campo cultural ¿Cómo incidió el modelo educativo en el interés de instaurar el neoliberalismo en la región?¿Cuál ha sido su alcance en la sociedad Argentina?.

 

PG.- La dictadura se encargó de censurar los contenidos que impulsaban la reflexión crítica en el sistema educativo primario, secundario y universitario, sesgando la mirada y acotando a sólo a un número de autores, los autores permitidos (quema de libros). Esto generó las condiciones para que posteriormente, durante los años del neoliberalismo como mencionamos, y sobre todo con la reforma constitucional de 1994, se llevara adelante una modificación en los planes de estudio, que tenía contenida en su trasfondo la exclusión de la clase trabajadora en el sistema productivo. La ley de educación superior, por ejemplo, que aún sigue vigente, y que Alberto Fernández anunció que se modificará durante su gobierno, forma a los profesionales al servicio de las corporaciones, privatiza el conocimiento; y el ejemplo más claro de esto se ve con las patentes, sobre todo ahora en momentos de pandemia, donde más se necesita la producción de conocimiento en el sistema público y, sin embargo, vemos que las universidades investigan en convenios con los laboratorios privados para enriquecer los bolsillos de unos pocos y mercantilizar la salud. Esto es un simple ejemplo de todos los que podríamos tomar para hablar de las transformaciones que la dictadura llevó adelante en el sistema educativo.

El proceso de deslocalización de la producción que vino luego de la década del ´70, hizo que se requiriera una cantidad determinada de mano de obra calificada, dejando a una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras fuera de la posibilidad de obtener un empleo digno. Esta necesidad del sistema productivo se transfirió en el diseño de un sistema institucional que respondiera a dicho interés: un sistema educativo que parcializa el conocimiento, atomiza a los seres humanos e impone un sistema hegemónico de valores basados en el individualismo y el culto a la banalidad.

 

SPNA.- ¿Qué deudas históricas mantiene la justicia continental frente a este terrible capítulo de la historia Latinoamericana? ¿Cuáles han sido los avances del sistema de justicia de Argentina en este sentido?.

 

PG.- Como deuda principal quedó pendiente llevar adelante el sueño de transformación de una Latinoamérica libre, justa y soberana que tuvieron todos aquellos que desaparecieron o fueron violentados por las dictaduras. Tenemos como fortaleza todo lo que se logró durante los tiempos de Kirchner, Chávez, Evo Morales, Lula, Cristina Fernández de Kirchner, Lugo (por supuesto Fidel) y tantos otros. Pero también es cierto que Latinoamérica sigue siendo un continente profundamente desigual, donde gran parte de la clase trabajadora no puede acceder  a los elementos básicos para tener una vida digna: hogar, alimentación, vestimenta, recreación, salud, acceso a los mayores desarrollos de la ciencia, que en el Siglo 21 son muchos y podrían resolver problemas de millones y millones de personas, y sin embargo están en unas pocas manos, generando beneficio personal.

Por eso decimos que queda pendiente todavía lograr alcanzar la justicia social para todo el pueblo latinoamericano y el mundo. Porque nos pueden decir soñadores, utopistas, ingenuos, pero hay algo que está muy claro, y es que cuando los trabajadores se organizan para profundizar sus derechos y transformar esta injusta realidad, los sectores corporativos atacan violentamente. Vemos hoy Colombia como el ejemplo más claro de ello.

Hay que preguntarse en relación a las deudas históricas, cuáles son las mejores formas de organización, cuáles son los caminos que nos conducen a la conquista de estos objetivos políticos, de estos objetivos supremos que tenemos los pueblos del mundo.

Necesitamos transformar las lógicas de construcción de poder y observar lo que el Siglo 21 nos está poniendo frente a nuestras caras. Luego de la pandemia el avance de la digitalización producto de la cuarta revolución tecnológica, se ha acelerado de manera sorprendente. Por eso, es necesario observar QUÉ características ASUME esta transformación y encontrar las formas originales, nuevas, creativas que, conjugadas con aquellas formas de otros tiempos, sirvan hoy como herramienta de organización, puedan generar condiciones objetivas para diseñar y transitar colectivamente hacia nuevas victorias que nos lleven a cumplir estos objetivos antes mencionados.

 

SPNA.- Argentina tiene un papel preponderante en la organización y lucha de los movimientos sociales ¿Cuál ha sido el papel de dichos movimientos para garantizar la efectiva acción de la justicia en este fatal episodio?

 

PG.- Por supuesto que para hablar de la organización y la lucha de los movimientos sociales en Argentina, no podemos dejar de hablar de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, que han sido quienes, dejando el miedo atrás, superando el terrorismo implantado, sostuvieron su lucha por la verdad, la memoria y la justicia, y con su dolor consolaron, sostuvieron, inmovilizaron a una juventud que parecía diezmada, sembrando la esperanza, no sólo en Argentina, sino en Latinoamérica y el mundo. Su lucha pudo hacer síntesis y demostrarle al mundo -así como lo demuestra el pueblo palestino, el pueblo venezolano y todos los pueblos combatientes – que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo decidido a ser libre.

A su vez, las figuras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández representan la existencia de una fuerza social- nacional -popular latinoamericana, que no pudo ser derrocada, y que a pesar del desarme, sigue en pie, porque con ellos nuevas generaciones comenzamos a participar políticamente, y junto a la militancia de resistencia de tantas organizaciones y movimientos sociales durante la década de los 90, se logró conformar una fuerza que, a pesar de estar en una disputa de intereses, expresa la continuidad de aquel proyecto de antaño y abre nuevamente la posibilidad histórica de articulación a nivel latinoamericano y mundial, a través de la formación de cuadros políticos, y de la comprensión que este momento histórico nos pone como desafío: asumir las riendas de la historia y terminar la tarea que aquellos compañeros dejaron inconclusa.

Entrevista realizada por Gabriela Molina a la investigadora Paula Giménez, del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA:

https://estrategia.la/2021/03/24/argentina-la-ofensiva-de-1976-una-lectura-de-economia-politica/

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button