Salud

La droga, cruda manifestación del capitalismo y del lucro

Segundopaso- El consumo problemático de drogas en general se ha intensificado en Chile durante los últimos diez años, impulsado por la incesante producción de estas sustancias ilícitas, fabricadas, principalmente, en Colombia, situación que para las autoridades del país ya es endémico, dejando tras de sí una población perjudicada, desplazados y más de mil 200 dirigentes sociales asesinados por elementos de ultraderecha.

Por su lado, la ultraderecha y la derecha no registran asesinatos en sus filas, en la magnitud de sus oponentes, tanto en cantidad como en calidad de dirigentes muertos, como si se tratara de una campaña especial para eliminar opositores al régimen colombiano, el que tiene, incluso, el respaldo de las bases militares norteamericanas.

La problemática de las drogas, del narcotráfico y de la drogadicción, en Chile, provocan distintos escenarios adversos, que van de balaceras en las poblaciones abandonadas por las políticas económicas neoliberales, hasta la inseguridad pública en ferias populares, donde opera el narco que usa como escudo humano a los trabajadores que intentan salir adelante.

Si bien es cierto que el problema de las drogas se remonta a la configuración misma del sistema capitalista, por medio de las transacciones comerciales que alberga, también la búsqueda de lo lúdico, euforia y deseo impulsan su venta y consumo, surgiendo de distintas debilidades humanas, con la consiguiente desvirtuación de las personas, las que quedan expuestas a riesgos en su salud, transformándose en víctimas del lucrativo negocio para los comerciantes de estas necesidades creadas.

El desmedro en la salud de las personas, a raíz del consumo de las drogas, es el primer problema directo surgido de las mismas, sobre lo que se desentienden los mercaderes de estas sustancias ilegales, generando daño cognitivo irreversible, cambios en las conductas del comportamiento, transmisión de enfermedades mediante inyectables y efectos anestésicos de las drogas, entre otros, provocados por la cocaína, marihuana, metanfetaminas, ketamina y el consumo abusivo de ansiolíticos.

En el mismo sentido, la contaminación con VIH Sida, hepatitis, y otras enfermedades, están asociadas al consumo de drogas, las que en Chile, por ejemplo, han ido al alza en ambos sentidos, entre las que figuran el uso de drogas en jeringas, como el crystal meth y las metanfetaminas.

El abuso de drogas ha llevado a que en este país se produjera un macabro caso que ejemplifica claramente las consecuencias de la drogo-dependencia. La comuna chilena de Quillota, zona central, exhibe la criminal acción de un individuo de 23 años en contra de su abuela de sesenta y ocho años, quien la agredió en sus globos oculares, causándole ceguera total, quedando luego la víctima hospitalizada en el centro médico San Martín, de la misma comuna. El criminal era consumidor habitual, y al momento del ilícito, tenía alteradas sus facultades mentales por consumo de marihuana, además de su prontuario policial, según la Fiscalía, que lo formalizó por cargos de parricidio frustrado.

En los últimos 10 años Chile exhibe un aumento en los casos de consumo de drogas y tráfico de las mismas, especialmente, cocaína y marihuana, ostentando, además, casos en los que abundan los antecedentes penales, atentando contra la propia democracia, que se deprecia gracias a la corrupción generalizada, vinculada al narcotráfico, por ejemplo, con el caso de la Municipalidad de San Ramón.

La sede matriz del narcotráfico en Las Américas, Colombia, refuerza la producción de drogas pese a la la presencia oficial de 14 mil tropas en el departamento del Norte de Santander, integrada por la Brigada 30 de la Fuerza de Despliegue Rápido, la Fuerza de Tarea Vulcano y el Comando Operativo Energético. Desde dicha zona colombiana se infiltran grupos ilegales a Venezuela, hecho denunciado por el presidente, Nicolás Maduro, quien manifestó “La oligarquía tiene como propósito infiltrar en nuestro país a grupos terroristas, narcotraficantes armados, los cuales son conocidos como Tancol”.

Los Tancol, grupo criminal colombiano sobre el que Maduro encendió las alarmas, busca provocar problemas en todo el vecino país. Los Tancol, acrónimo de Terroristas Armados Narcotraficantes de Colombia, amenazan la paz, seguridad y estabilidad de Venezuela, tal como lo perpetra una de las figuras favoritas de los Estados Unidos en ese país, Juan Guaidó, vinculado a la banda paramilitar de los Rastrojos.

Llama la atención que en la zona de Palmarito, municipio colombiano de Cúcuta, a 6 kilómetros de la frontera con Venezuela, operan los paramilitares de ultraderecha, quienes reciben órdenes del mandatario colombiano, Iván Duque, según lo denunciado y condenado por su homólogo venezolano, Nicolás Maduro.

Según el Observatorio de Derechos Humanos de la Fundación Progresar, existen más de 12 georeferenciaciones a lo largo de la frontera con Venezuela, que respaldan los constantes intentos de infiltración desde Colombia a Venezuela, y que escapan de la prédica que hace Bogotá, supuestamente, en su lucha contra el narcotráfico, en la que figuran operaciones ejecutadas por criminales como alias Koki y alias Vampi, vinculados a grupos paramilitares de ultraderecha.

Esta polémica lucha solo ha dado resultados macabros, como el asesinato de líderes sociales desde la firma de la paz en Colombia en 2016, país donde más de mil 200 personas han sido muertas por elementos paramilitares de ultraderecha, incrementado durante el año 2021, y en los que carteles internacionales de tráfico de drogas, tales como el de Jalisco, Jalisco Nueva Generación, y el Cartel de Sinaloa, se despliegan hasta Colombia para comprar pasta de hoja de coca para sus laboratorios, sin que el Gobierno de Iván Duque intervenga de forma eficaz para detenerlos, los que operan en el Norte de Santander.

En el mes de julio de 2021, Venezuela destruyó 8 pistas y 29 laboratorios clandestinos para la producción de estupefacientes, y se incautaron 19 mil 198 kilos de drogas, en 770 procedimientos. En sus intentos de penetración contra Venezuela, los carteles colombianos son capaces de mover hasta el 8% de su producción.

En 2005 Venezuela expulsó a la administración norteamericana de su territorio para facilitar la lucha contra el narcotráfico, lo que permitió aumentar las operaciones en dicho ámbito, al punto que se han confiscado cientos de  toneladas de sustancias ilícitas, gracias a esta facilidad.

En Cuba esta lucha se materializa, principalmente, por vía marítima, en la que los narcotraficantes intentan ingresar sus mercaderías ilegales, y en mínima alternativa, por los aeropuertos. El país caribeño trabaja en los campos de la pedagogía, para que los niños y los jóvenes no caigan en estas redes, y desde 2002 tiene una línea confidencial antidrogas, apoyada por psicólogos, médicos, enfermeras y promotores de la salud, los que están apoyados por consejería gratuita, anónima y especializada, en consonancia con la política de tolerancia cero contra las drogas, ya que Cuba ni produce ni tolera que otros internen drogas en su territorio.

México, otro país implicado en el circuito del narcotráfico internacional, busca la cooperación bilateral con los Estados Unidos para reducir el consumo masivo de drogas, el que desde 2015 ha visto aumentado su consumo sobre 35% en la nación azteca, existiendo, según el mandatario norteamericano, Joe Biden, una “pandemia de sobredosis y adicciones”, tanto en Estados Unidos como en el mundo.

Estos contactos intergubernamentales se establecen a partir de las necesidades para dar respuestas a la producción y uso de drogas ilícitas, donde aparece el tráfico de armas, de las cuales, el 70% la  incautaciones, hechas en México, provienen de Estados Unidos, nación que tiene una política abierta de tenencia.

Otro de los tristes capítulos de apoyo al narcotráfico internacional se registró durante el régimen ilegal en Bolivia de Jeanine Áñez, que llegó al poder mediante un golpe de Estado contra el presidente reelecto de ese país Evo Morales, reemplazado por acción directa de los Estados Unidos.

Los vínculos del narco con el régimen de Áñez quedaron comprobados en la extradición a Brasil del narco, Jesús Einar Lima Lobo, ya que el extitular del régimen boliviano Arturo Murillo y el excomandante de Policía boliviana, Rodolfo Montero, beneficiaron a los criminales con sus operaciones, dado que Lobo es tío de Fabio Achemar Andrade Lima Lobo, capturado con 480 kilos de coca en Brasil durante octubre de 2017,  junto a Carlos Andrés Áñez Dorado, sobrino de la exdictadora.

Estos son tan solo algunos de los casos que abarcan este universo macabro del narcotráfico, pero que muestran cómo se configura la comercialización y los intereses existentes al respecto, causando problemas de salud en centros educativos, hogares y ámbitos laborales, en los que el abuso de las sustancias ilícitas figuran como uno de los negocios más lucrativos, pero que conducen al sufrimiento emocional, ansiedad, depresión, estrés y una serie de problemáticas sociales.

Manuel Arismendi, Segundo Paso.

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