Salud

Sobre la cuestión del Estado en tiempos de pandemia

AUTORA: MARÍA ALEJANDRA PORTILLO GARCÍA. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América. – En el presente ensayo reflexionamos sobre la noción de Estado en escenarios de pandemia, noción que se tensiona y ajusta en la teoría y la práctica al giro producido por las realidades actuales. Del mismo modo, las formas de comprender al poder, el ejercicio de gobierno y las formas populares de organización han sufrido trasformaciones, lo que implica que, hoy por hoy, se presenten nuevos desafíos en lo económico y lo político ante las exigencias sociales de mayores niveles de creatividad e innovación ante la escasez de recursos y las múltiples demandas que afloran en un escenario que ya era complejo.

En las contradicciones y tensiones se develan los problemas que afligen a una colectividad, se visibilizan las diferentes propuestas desolución de los problemas, y en las conflictividades mismas, develadas por esas contradicciones, es donde la sociedad articula proyectos, alianzas y medios para solucionarlas, parcial o plenamente.Tensiones y contradicciones son por tanto los mecanismos mediante los cuales se logran los cambios y se impulsa el avance de una sociedad, y forman parte indisoluble del curso democrático y revolucionario de los pueblos. García Linera

El amado no se opone a nosotros, es uno con nuestro propio ser; sólo nos vemos en él, pero ya no es un nosotros, sino un enigma, un milagro [ein Wunder], uno que no podemos comprender. Slavoj Zizek

Estos apuntes constituyen una aproximación crítica a las ideas de transformación dentro de la categoría Estado ante el escenario pandémico producido por el COVID 19, siendo una de las categorías más problematizadas en la actualidad. Esto se debe, por una parte, a la amplitud del alcance del Estado en la vida humana individual y colectiva y, por otra, a los claros antagonismos y niveles de desigualdad que han caracterizado el tratamiento de este virus por parte de los Estados de las naciones del mundo.

Acerca del Estado

Mucho se ha escrito acerca del Estado desde diferentes perspectivas y no como una noción unívoca. En tal sentido, tendríamos que hablar sobre las formas de comprender a los Estados teniendo como ejes trasversales diferenciadores de lo histórico, lo cultural y lo político. Igualmente, es necesario preguntarnos desde dónde lo vemos ¿centro, periferia? La cuestión sobre el COVID 19 nos llenó a todos y todas de incertidumbre y muchas interrogantes. El miedo a la muerte nos obliga a hacerlo para tratar de comprender cómo lo teórico está entre nosotros tejiendo la praxis y la vida cotidiana.

Los estudios críticos acerca de la categoría Estado abarcan los siglos XX y XXI. Se ha venido analizando sus alcances dentro de la política interna y la política internacional, como una dimensión de gran interés, creando así vasos conductores entre la nación y el sistema internacional. De esta manera, es posible comprender la correlación de fuerzas dentro de lo geopolítico y lo económico, profundizando en el supuesto Estado de bienestar, modelo que se expandió y consolidó luego de 1945 con la repartición del mundo de la posguerra; y luego en el Estado Neoliberal, este como consecuencia de la crisis de aquel modelo con el advenimiento de un Estado mínimo garante de la lógica trasnacional del capital y el retorno al individualismo.

Otras narrativas como las descoloniales nos acercan al Estado desde perspectivas centro-periféricas, que develan las relaciones de dominación- explotación en clave critica, asumiendo la clase-género-color como elementos trasversales del análisis, dimensiones que dejan expuestas a las subjetividades de los subalternizados.

Estas perspectivas de aproximación a la noción de Estado tienen hoy elementos comunes. El miedo a la muerte y al hambre producido por las crisis económicas globales profundizadas debido a la pandemia, se ha generalizado y creado importantes fisuras en nuestras formas de comprender la existencia del otro o la otra distintos, con expresiones extremas que van desde la xenofobia a la incorporación de comunidades migrantes a la vida social; el temor al aislamiento, a la soledad, el morir, vivir o sobrevivir.

Nunca antes el Estado había sido interpelado de una forma tan generalizada y se le habían exigido capacidades vitales para garantizar la sobrevivencia de la humanidad toda, en este punto el Estado mínimo es un sinsentido, en palabras de García Linera

Porque el Estado es, precisamente, la creencia compartida del resguardo de todos a través de recursos que son públicos; la esperanza de la protección colectiva contra las guerras, las invasiones, la muerte violenta, antes; y de manera frecuente, contra las desgracias colectivas, las catástrofes económicas, los riesgos de perder las posiciones; hoy contra el riesgo de muerte por el virus. Y es que en las respuestas colectivas ante los miedos constitutivos de los que nos habla Duby (1995) es donde podemos hallar pistas decisivas sobre los orígenes y funcionamiento de los Estados. AGL en la CELAG 2020.

Este planteamiento sobre el retorno a la necesidad de un Estado más robusto y con mayores competencias sobre la política de orden económico y social, sin embargo, no puede ser visto desde visiones ingenuas. El Estado sigue siendo, en palabras de Marx, “el instrumento de las clases dominantes”; sigue siendo, en palabras de García Linera, “un campo de lucha”. El recorrido hacia sus trasformaciones necesarias para convertirse en un escenario de posibilidad, en el caso latinoamericano, apenas comienza. Retornando a García Linera

Los pregoneros del libre mercado y “la aldea global”, hoy, ante la pandemia y la recesión económica mundial, aparecen como unos fervientes keynesianos advenedizos (9). Está claro que no es un acto de arrepentimiento tardío, sino de lucidez estratégica, pues la clase social en la que se agrupan también será afectada en los volúmenes de su riqueza acumulable, por lo que requerirá del Estado para relanzarla a mediano plazo. Pero además el inevitable desencuentro catastrófico entre expectativas de ayuda económica a los sectores populares demandantes de bienestar colectivo y los limitados recursos disponibles puede desencadenar protestas que pongan en riesgo una parte sustancial de sus ganancias, e incluso, su propio patrimonio. AGL en la CELAG 2020.

Estos antagonismos definen hoy la política de salud de las naciones y los diferentes esquemas de integración del sistema internacional. El sistema médico hegemónico está presente en los Estados, es de corte neoliberal y su principio es la privatización de la salud. Por tal razón, se ha puesto en evidencia la incapacidad de estos para garantizar la vida de la mayoría, lo que cuestiona, a su vez, los reales grados de desarrollo democrático de los países cuya bandera ha sido la libertad. Del mismo modo, los principios que rigen la distribución de las vacunas en el mundo, apuntan a una división de clase en la cual, los países que detentan la propiedad del capital por expropiación constituyen la prioridad, dejando a las mayorías subalternizadas en espera, como ha sido históricamente la lógica de la explotación capitalista.

Esto último, nos hace preguntarnos sobre las posibles salidas que desde el nosotros plateamos en el Sur Global.

Sobre el nosotros

El reconocimiento de la existencia del otro y la otra, no como un mecanicismo, sino como la capacidad de vernos en el otro, de ser común-unidad, conscientes, inclusive, de la imposibilidad de tocarnos por el temor al contagio, es lo que hace posible, paradójicamente, tejer horizontes de sentido que nos permitan ver el escenario pandémico como algo que no debe segregarnos, que no diluya las luchas a pesar de la disminución en las capacidades de movilidad y de interacción en el plano de lo real. En este punto, las redes sociales que superan la lógica del “me gusta”, son de una potencia que no hemos sabido aún convertir en orgánica.

De lo anteriormente dicho y desde las perspectivas progresistas del Sur Global se desprende la necesidad de un Estado en el cual pueda fortalecerse la comunidad política como una construcción colectiva de la noción de sujeto, no de un sujeto-individuo ni tampoco de un sujeto-masa, sino más bien de un sujeto consciente de sus capacidades de transformación mediante la organización y la comprensión de lo político y la política.

Ante estas posibilidades, también emergen y se materializan perspectivas pesimistas en torno al virus y al desenvolvimiento de la humanidad. Se platean escenarios de nuevas formas de aislamiento voluntario, explotación mediante el teletrabajo, profundización de los totalitarismos neofascistas mediados por la Big data, incomunicación, desarrollo del neoliberalismo en fases más violentas y depredadoras del medio ambiente. Todo esto debe ser y puede ser revertido con nuevas formas de organización.

Definitivamente, la vuelta al Estado no se traduce en un Estado concebido desde una visión totalitarista y hegemonizante, no, es la adecuación a formas de Estado comunitario, bajo lógicas democráticas radicales, en las cuales, desde perspectivas latinoamericanas y progresistas, las comunidades organizadas asumen nuevas formas de agregación territorial y conciben el poder como espacios de construcción colectivas. Esto se hace a partir de perspectivas indígenas, campesinas, generodiversas, afrodescendientes; en pocas palabras, desde luchas intersectoriales que hacen posible la cultura del diálogo y la transformación sustantiva de la humanidad.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

GARCIA LINERA, Álvaro (2021) El Estado, la pandemia y el péndulo de la comunidad ilusoria. https://www.celag.org.

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