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Una Historia más de Intervencionismo y Control de Estados Unidos en el Caribe

Segundopaso – La primera ocupación estadounidense de la República Dominicana se produjo entre 1916 y 1924. Fue una de las numerosas intervenciones en América Latina realizadas por las fuerzas militares estadounidenses. El 13 de mayo de 1916,​ el contraalmirante William Banks obligó al secretario de Guerra de la República Dominicana a abandonar Santo Domingo bajo la amenaza de realizar un bombardeo naval a la ciudad.

El primer enfrentamiento tuvo lugar en Las Trincheras, una posición defensiva utilizada durante mucho tiempo por los ejércitos revolucionarios. ​ Los infantes de marina utilizaron artillería de campaña para bombardearlos, usando ametralladoras colocadas detrás de las tropas para sofocar el fuego de los rifles de los rebeldes, y luego con rápidos ataques de bayoneta para expulsar a los “rebeldes”. Otro enfrentamiento mayor ocurrió, en La Barranquita, cuando 80 dominicanos bloqueaban el paso a Santiago y mantuvieron el fuego de un solo tiro contra las armas automáticas de los marines antes de que los marines los expulsaran.

Un movimiento guerrillero conocido como los “gavilleros” contó con el apoyo de la población en las provincias orientales de El Seibo y San Pedro de Macorís. Estos insurgentes, sobre la base de su mejor conocimiento del terreno local, lucharon contra la ocupación de Estados Unidos desde 1917 hasta 1921. El movimiento finalmente cedió ante la superioridad bélica del invasor, que aplicó métodos contrainsurgentes a menudo brutales.

Campillo Pérez, el gobernador de una provincia del sureste, se negó a aceptar la situación y organizó una revuelta con unos cientos de nacionalistas. Los infantes de marina estadounidenses capturaron su fortaleza y doblegaron el levantamiento que dejó importantes bajas en el pueblo dominicano.

Una de las consecuencias de la ocupación fue el ascenso al poder Trujillo, miembro de la Guardia Nacional creada a principio de 1919 por Estados Unidos, quien a pesar de su calidad moral baja recibió altas calificaciones por parte de los oficiales militares estadounidenses y finalmente se convirtió en jefe de personal del ejército del país en 1928. Cruenta dictadura que se caracterizó por la corrupción política, la fuerza militar, la tortura, el asesinato, el nepotismo, los monopolios comerciales y el manejo personalista del tesoro nacional de la República, le permitió a Trujillo acallar a sus opositores y amasar una fortuna superior a los 800 millones de dólares de la época.

La intervención norteamericana en la República Dominicana de 1916-1924, afectó el desarrollo de la educación durante los ocho años en que asumieron el control del territorio nacional, y sólo se preocuparon por organizar el Estado para sus propósitos estratégicos. Así lo expresó el Dr. Onavis Cabrera quien denunció en una conferencia magistral que en esa época se suprimieron muchas instituciones educativas desde el nivel básico hasta el universitario, prevaleciendo un sistema educativo muy rudimentario, además de que las fuerzas de ocupación aplicaron un impuesto que procuraba coaccionar a la población para que lo pagara bajo la amenaza de cerrar las escuelas marcando un periodo de retroceso en el nivel educativo.

El descontento se fue apoderando de sectores sociales, que poco a poco se unieron para presionar por un cambio que culminó con la salida de las tropas norteamericanas. Se organizó a nivel nacional el Comité Nacionalista Anti ocupacionista, integrado por personalidades y respaldado por estudiantes… el resultado de esta lucha obligó al gobierno de ocupación a reducir a la mitad el impuesto lo que trajo posteriormente, una salida negociada de los norteamericanos.

A pesar de la retirada de las tropas de ocupación, representantes de Estados Unidos y del gobierno de República Dominicana se reunieron en una convención y firmaron un tratado en 1924, mediante el cual se cedió a Estados Unidos el control sobre los ingresos aduaneros del país. Este tratado fue motivo de un largo resentimiento entre Estados Unidos y el pueblo dominicano hasta que, en 1944, el tratado Trujillo-Hull derogó el anterior y los ingresos aduaneros del país volvieron de nuevo a ser supuestamente administrados por el gobierno dominicano.

La segunda ocupación estadounidense de la República Dominicana (1965-1966), llamada Operación Power Pack, por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ingresó el Cuerpo de Marines en Santo Domingo y el 28 de abril de 1965 comenzó un intenso bombardeo contra la parte de Santo Domingo. El presidente de los Estados Unidos Lyndon Johnson (demócrata), ordenó la invasión a Santo Domingo aduciendo que no iba a permitir “una segunda Cuba en América”.

Un grupo de militares conservadores junto a la poderosa élite de la oligarquía dominicana y la jerarquía católica respaldados por la CIA, ejecutaron el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963, ocupación sin previo aviso para evitar que la República Dominicana se “vuelva comunista” provocando dos años más tarde una guerra civil.

Durante la era de Trujillo fue creado un cuerpo militar élite llamado CEFA, que tenía unos 2000 efectivos de infantería altamente capacitados entrenados por asesores militares de Estados Unidos. Esta organización estacionados en una Base Aérea al este de la capital, estaba equipada con tanques, cañones sin retroceso y artillería, así como por sus propios aviones de ataque.

Consecuencias

La intervención dominicana tuvo también graves consecuencias dentro de Estados Unidos. La escandalosa falta de transparencia del gobierno de Johnson agravó la desconfianza entre la administración y muchos líderes de opinión, contribuyendo a la crisis de credibilidad que acabó inspirando la reacción estadounidense ante Vietnam. Los costes intangibles más serios fueron en la República Dominicana, pues la intervención intensificó la fragmentación política y la dependencia de Estados Unidos, e hizo más difícil el desarrollo de instituciones políticas efectivas.

La experiencia dominicana indica con claridad que Estados Unidos necesita diseñar métodos alternativos para perseguir sus intereses. Los problemas derivados de la creciente interacción de Estados Unidos y sus vecinos son graves –tráfico de personas, drogas y armas, inmigración, política policial y vigilancia de fronteras– son difíciles cuestiones, internacionales e internas al mismo tiempo, que complican la situación de los países más dependientes de las políticas estadounidenses.

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