Irán: responsable del triunfo de las fuerzas de la resistencia

Washington está atrapado en su propia telaraña de ambiciones, de una hegemonía a la baja y sobre todo, la incapacidad de generar confianzas en los países en conflictos. No son esos Estados Unidos que llamaron a negociar, que imponía sus condiciones y sobre todo manejaba las relaciones internacionales en su propio beneficio. Eso ha cambiado y aparecen otros actores internacionales que son capaces de mediar ajenos a Washington y sus socios.

En estos días, esa realidad ha visibilizado un hecho de capital importancia. La República Popular China a través de su mediación ha logrado que la República Islámica de Irán – socio y aliado de China – y líder del eje de la resistencia en Asia occidental ha estrechado la mano de su rival en la región y con quien había congelado relaciones Hace siete años. Es un cambio en el equilibrio del poder a favor de posturas donde la autodeterminación, la resistencia y el valor de la dignidad se impone sobre el imperialismo y el sionismo como ideologías de crímenes y muerte.

El éxito de la República Popular China, para acercar y limar asperezas entre la República Islámica de Irán y la monarquía saudí, no sólo significa avanzar a pasos agigantados hacia un nuevo pode multilateral, sino que permite avizorar la posibilidad del fin de las agresiones, al menos de países de la región contra Siria y Yemen, lo que puede forzar la salida de las tropas occidentales, tanto de Siria, como de Irak e incluso dinamizar el fin del sionismo. La reanudación de relaciones entre Teherán y Riad es un duro golpe al binomio Washington y nacionalsionismo pues implicaría el compromiso saudí de un alto a la agresión junto a la coalición que lidera contra Yemen antes del 20 de abril, que se visualiza posible en virtud del intercambio de cientos de prisioneros que se estan dando en estos momentos.