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Nuestra América, una factibilidad estratégica en el discurso del líder de Irán

AUTOR: RAMÓN MEDERO. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- Desde el Mausoleo del Imam Reza, en la ciudad de Mashhad, el ayatolá sayed Ali Jamenei, líder máximo de la Revolución Islámica de Irán, ofreció su habitual discurso de Nowruz o Año Nuevo persa. En él abordó tres temas que guardan entre sí una estrecha relación: las bondades y debilidades del proceso revolucionario, haciendo hincapié en el factor económico; las patrañas del imperialismo en torno a la guerra en Ucrania; y el estratégico acercamiento de Irán a los pueblos de Nuestra América.

Nos interesa desarrollar acá algunas breves y modestas reflexiones acerca del último punto, pero como dijimos, ello está conectado al resto de los temas enunciados por el ayatolá Jamenei. Así que hilvanaremos el análisis, de manera que el asunto de la resistencia revolucionaria, el aislamiento impuesto y la patraña mediática decanten en esta necesidad manifiesta de forjar una alianza estratégica entre Irán y los pueblos de América Latina, el Caribe y el Sur Global.

Como sabemos, desde muy temprano (1979), Estados Unidos construyó en el imaginario colectivo de Occidente, tanto el retrato como el relato que darían vida al nuevo Sacamantecas, Coco, Torbalan, Babau, Bussemanden, Mörkö o Baba Yagá temible contra el cual debía proteger a la humanidad. Este nuevo Leviatán ideológico y doctrinal ya no es el marxismo leninismo, sino el islam, y particularmente el shiísmo. Sus líderes, sus sabios, su cultura, sus símbolos, sus triunfos, su inquebrantable fe y el pueblo todo se convirtieron en la recién estrenada amenaza a la estabilidad del supremacismo estadounidense. Fue así como se volcó sobre Irán toda la maquinaria propagandística desarrollada en ese gran laboratorio mediático- psicosocial que fue la Guerra Fría, al tiempo que se llevaron a cabo actos terroristas, asesinatos selectivos, incursiones, sabotajes y toda forma de desestabilización. Así mismo, las severas medidas unilaterales y coercitivas (hoy día son más de dos mil) y una cruenta Guerra Impuesta o de la Santa Defensa (1980-1988), que tuvo a Irak como peón de una descomunal coalición anti iraní, intentaron socavar y ahogar, infructuosamente, la Revolución Islámica de Irán.

Irán viene de librar estas descomunales batallas. Su liderazgo y fortaleza no provienen de simples eventualidades y coyunturas más o menos recientes o de un inesperado y amenazante desarrollo industrial, militar y tecnológico, como pretenden desinformarnos los medios, echando todo al foso de la desmemoria. Son más de cuatro décadas de resistencia y los frentes de batalla han sido múltiples y diversos, porque mutan en función de los ensayos fracasados. De hecho, este es uno de los aspectos abordados por el líder Jamemei.

De acuerdo con el destacado teólogo y profesor Suhail Assad, a quien tuvimos el honor de entrevistar, el enemigo– léase Estados Unidos – intenta impedir la transformación interna y global impulsada por Irán. Es una lucha por la existencia. Mientras que Irán resiste el azote contrarrevolucionario, paralelamente va construyendo soberanía, avanza científica y tecnológicamente y contribuye a que el mundo cuente con más espacios para la paz y la justicia. Estados Unidos, en cambio, acumula un gran poder material, pero sin la fuerza espiritual ni los principios trascendentes que sostengan ese poderío. Así que se muestra peligrosamente ineficaz y cosecha solo frustraciones.

La resistencia es una necesidad estratégica que impulsa a los pueblos a asumir el protagonismo en el proceso emancipador. Por ello debe ser igualmente multidimensional, formar parte de la vida cotidiana. Se trata de una cultura de la resistencia. En contraste, Estados Unidos únicamente convoca mercenarios y fuerzas de ocupación para oprimir y no para liberar; sin duda alguna, detrás de esa fachada hay un pueblo oprimido y silenciado. Por el contrario, el poder de Irán y del resto de los pueblos insurgentes reside en el carácter indómito de su gente, en su fuerza transformadora, que es determinante. De allí que las hostilidades imperialistas se centren en todos aquellos símbolos identitarios y efemérides que conmemoren el proyecto revolucionario en desarrollo: el Día Mundial de Al Quds, los aniversarios de la revolución, Qassem Soleimani y demás mártires, la vestimenta y las distintas manifestaciones de fe, etc.

El ayatolá Jamenei no pasó por alto esta forma de injerencismo y se refirió a hechos recientes, como fue la falsa trama puesta en práctica durante meses por el aparato de inteligencia estadounidense -sionista y los gobiernos genuflexos de Europa y el mundo, que orquestaron (continúan haciéndolo), opinaron, financiaron y trataron de propiciar un cambio en la República Islámica. Sin embargo, este ataque se ahogó en el propio humo de los cauchos y basurales incendiados por las turbas callejeras prooccidentales, que constituyen una minoría. Todo esto tuvo como finalidad atacar la identidad iraní. Para el imperialismo, transformar o cambiar significa convertir la democracia teocrática de Irán, o la Revolución Bolivariana, o la de Cuba, o la nicaragüense y la cultura de la vida, en un modelo de Estado-nación de tipo colonial, es decir, periférico-satelital, a la orden de sus intereses y prácticas genocidas.

Nos llena de mucha esperanza y confianza que la reflexión del seyed Ali Jamemei sea siempre tan autocrítica y sincera, nada demagógica, lo cual es inusual en los discursos de la gran mayoría de los líderes internacionales. No es la oratoria como técnica lo que nos remueve la conciencia, sino la forma de trasmitir aquello que tan celosamente ocultan los medios hegemónicos. No olvidemos nunca lo que Noam Chomsky nos enseñó respecto a las estrategias de manipulación por parte de políticos, medios y marcas. Quienes desean manipular las masas, apelan a la emocionalidad de los individuos, a veces son sermones empalagosamente apologéticos, con el fin de ejercer control y poder sobre ellos; otras, subestimándolos o imponiendo un férreo dogmatismo a través de la ignorancia, la mediocridad, la resignación y la autoculpabilidad, tatuadas con fierro al rojo vivo en el subconsciente de los pueblos.

En el discurso del líder encontramos todo lo contrario, muestra un admirable dominio de la realidad y una forma muy depurada para analizarla de manera crítica, mediante un lenguaje sencillo que puede ser comprendido por las audiencias de todo el mundo. En tal sentido, para quienes tienen aún sobre sus ojos el velo del prejuicio sembrado por Occidente en contra de Irán y en contra de todos los países insurgentes del Sur Global, cuentan acá con una clara demostración de que en la nación persa gobierna la búsqueda permanente del conocimiento, la verdad y la justicia, y que la supuesta democracia propugnada por todos los gobiernos opresores, particularmente el de Estados Unidos, Reino Unido y demás países de Europa, no es otra cosa que la práctica estructural de este tipo de métodos o estrategias inhibidoras de la conciencia crítica popular.

A pesar de tantas evidencias, las organizaciones multilaterales jamás condenan contundentemente a los gobiernos tiránicos que aplican estos mecanismos manipuladores de alcance global. Absurdamente, esos absolutismos y dictaduras legitimadas por el sistema multidimensional colonialista, levantado a sangre y fuego, imputan tal aberración a aquellos países como Irán, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Bolivia, Yemen, Siria, Irak, Palestina, China, Rusia, entre otros, solo por el hecho de haber tenido la valentía de romper el cerco hegemónico e intentar construir un nuevo orden mundial.

Ahora bien, como advertimos al comienzo, hay un aspecto de mucha relevancia para nosotros los latinoamericanos y caribeños, por cuanto aparecemos mencionados en el referido discurso, lo cual es otro ejemplo de cómo se nos sitúa en el contexto de la geopolítica y se nos considera una pieza clave para construir la multipolaridad o la Patria Grande Global. Esperan que nuestros proyectos emancipadores nacionales se unan y de esta manera crezca la gran ola insurgente de alcance planetario. No estamos llamados a ser solo observadores y mucho menos una plataforma, somos protagonistas de un liderazgo compartido y trascendente que se resume en Justicia.

Antes de continuar, es necesario resaltar un antecedente importante. El ayatolá Jamenei, en la nota que acompaña la edición del libro Celda n.º 14, en su primera versión castellana, presentada en la Feria Internacional de la Cultura y Amistad Irán Venezuela, realizada en Caracas a principios de marzo, dijo lo siguiente: “Si consigo crear un vínculo con ustedes los hispanohablantes del mundo a través de este libro (…), estaré encantado por ello. Se trata de una pequeña parte de la historia de mi vida. Es excelente si ustedes y yo, y todos los pueblos que aspiran a la justicia, nos conocemos más y aunamos nuestros esfuerzos. Pido a Dios que les dé buena fortuna.”

Para el ayatolá sayed Ali Jamenei, Nuestra América es una zona de “profundidad estratégica”, tal y como lo describió nuestro amigo Suhail Assad. El tener un enemigo en común, cuyo programa contrarrevolucionario ataca de manera similar a todos los países del Eje de la Resistencia, obliga a fortalecer la hermandad y la alianza, en el marco del respeto mutuo. Por eso, en la nota del libro, América Latina y el Caribe son considerados como parte de “los pueblos que aspiran a la Justicia”.

Inevitablemente, la resistencia, además de cultural y multidimensional, debe ser también mundial, porque el dominio colonialismo estadounidense pretende ser planetario. Para ello, la articulación de fuerzas es indefectiblemente intercultural, y debe empeñarse en que lo diverso y lo distinto no sean obstáculos para los objetivos comunes, sino una oportunidad para desmontar la univocidad colonialista.

Igualmente, en el discurso que es objeto de nuestro análisis, encontramos la más importante referencia que haya hecho el líder sobre América Latina y estamos seguros que, a partir de este momento, serán cada vez más frecuentes y profundas: “El enemigo quería aislarnos, pero el empeño del pueblo iraní nos ha permitido sumarnos a acuerdos regionales importantes y reforzar nuestros lazos con los gobiernos de la región. Y está definitivamente entre nuestros planes desarrollar lazos fuertes con África y América Latina».

Sin duda, el factor “aislamiento” es uno de los escollos lanzados por el imperialismo para detener la marcha de los procesos disruptivos. Para el hegemón, las revoluciones no deben concordar programáticamente, así que las diferencias culturales, junto a la propaganda infamante, la desmemoria y el asedio permanente deberían ser suficiente lastre para evitar el desbordamiento contrahegemónico. Pero el cálculo fue equivocado. El anuncio público de que las relaciones con América Latina es una prioridad en los planes geopolíticos de la nación persa, de seguro dará mucho de qué hablar y de qué preocuparse a Estados Unidos y sus aliados.

Solo un actor de primer orden situado en una resistencia indoblegable, como es el ayatolá Jamenei, tiene la valentía de infligir este tipo de acción discursiva en el terreno geopolítico y en las narices del propio imperio.

Por último, deseamos reafirmar que la importancia del discurso del ayatolá no descansa en su elocuencia, sino en su profunda conciencia crítica y conocimiento a fondo acerca de las posibilidades políticas y sociales del país persa en los distintos escenarios nacionales e internacionales, dentro de los cuales América Latina tiene un rol predominante. Utilizando la definición de Enrique Dussel, las ideas este gran líder se sustentan en el principio de la factibilidad estratégica.

Ciertamente, toda arenga sirve para insuflar el espíritu patrio y combativo, sacudir la conciencia del pueblo y servir sobre la mesa las verdades liberadoras; a fin de cuentas, todo auténtico líder está consagrado a esa tarea estremecedora, transformadora y fundacional. No obstante, queremos dejar claro aquí que el discurso del ayatolá Jamenei no es mera ilusión moralista, sino realismo crítico-normativo, una auténtica política de la liberación. No es un intento de lo imposible, sino una pretensión política de justicia universal.

También puede leer este artículo en https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/el-lider-de-iran-y-nuestramerica-como-principio-de-factibilidad-estrategica/

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