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¿Qué ciclo se cierra en el Chile de Boric y qué se inicia a partir de ahora?

Segundo Paso para Nuestra América.- Si hay alguna coincidencia en la opinión pública chilena e internacional es que tras el ascenso de Gabriel Boric a la Presidencia de la República se cierra un ciclo en la historia de Chile. En lo que no existe coincidencia es en qué es lo que se cierra. Si cierra el ciclo gobernado por la ultraderecha, el ciclo disruptivo iniciado tras la revuelta de octubre de 2019, el ciclo de protagonismo de una izquierda de concertación o todo lo contrario. ¿Qué se cierra en el Chile de Boric y qué se inicia partir de ahora?

Si hay alguna coincidencia en la opinión pública chilena e internacional es que tras el ascenso de Gabriel Boric a la Presidencia de la República se cierra un ciclo en la historia de Chile. En lo que no existe coincidencia es en qué es lo que se cierra. Si cierra el ciclo gobernado por la ultra derecha, el ciclo disruptivo iniciado tras la revuelta de octubre de 2019, el ciclo de protagonismo de una izquierda de concertación o todo lo contrario. ¿Qué se cierra en el Chile de Boric y qué se inicia a partir de ahora?

Desde el contexto de la revuelta social de octubre de 2019 que presionó a los políticos tradicionalistas a concertar la realización de un plebiscito nacional que determinaría el inicio de un proceso constituyente y la redacción de una nueva constitución que superaría la vieja constitución pinochetista, ya la población votante dejaba por sentado que daba el sí a los cambios profundos, dejando prueba con la suma “de la mayor cantidad de votos emitidos en la historia del país”, hasta aquel 25 de octubre de 2020.

Más adelante, el llamado a las elecciones de convencionales constituyentes realizadas de manera paralela a las elecciones municipales y regionales durante mayo de 2021, volvió a confirmar un largo y sonoro sí a las transformaciones políticas chilenas. La suma de los independientes con las dos grandes listas de la oposición al gobierno de Piñera superó los dos tercios de los 155 escaños de la Convención. Los partidos políticos tradicionales y de derecha fueron los grandes derrotados.

El siguiente momento no podía hacerse esperar: las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre de 2021. Esta vez el mensaje fue diferente y hasta confuso. Aunque las expectativas sobre la izquierda iban en aumento, lo que terminó pasando fue que las fuerzas de derecha se recuperaron en el parlamento. La cámara de diputados, entre tanto, quedó dividida en aparentes partes iguales. El mismo revés ocurrió en la primera vuelta presidencial, en la que el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, se posicionó con el 27,91%, pasando a segunda vuelta contra Gabriel Boric que alcanzó el 25,83%.

Sin embargo, un mes después, la segunda vuelta presidencial definió de manera irreversible el sí contundente del pueblo chileno frente al cambio político y social de la nación. Un joven Gabriel Boric fue elegido como Presidente con el mayor número de votos de la historia del país.

Algunos autores, como el analista chileno Manuel Cabieses Donoso, han referido con esto el inicio de un nuevo período que denomina “apertura democratizadora” y que catalogan como un período favorable para acometer “por fin” una reestructuración de la izquierda social y política chilena.

Silvio Falcón, politólogo catalán, por su parte, categoriza la victoria de Apruebo Dignidad como el final del ciclo de bipartidismo bipersonal chileno, representado en los alternados períodos de gobierno entre Bachelet y Piñera desde 2006.

El liberal chileno Fernando Mires, sorpresivamente, ha descrito el ascenso de Boric como “el nacimiento de un nuevo bloque histórico”, un bloque que, según él, será construido sobre la base de la alianza estratégica entre dos izquierdas: la nueva representada en el Frente Amplio en alianza con el Partido Comunista, y la vieja izquierda, representada por los partidos de la denominada Concertación.

Noam Titelman, analista político chileno, se expande en la idea de la fundación de una “nueva izquierda” con Boric en la vanguardia, consolidándose como un liderazgo horizontal “alejado del prototipo de gerentes de derecha y mesianismos de izquierda”. Polémica idea de un nuevo ciclo que se abre sobre la necesidad de democratizar la democracia, “reuniendo las preocupaciones por el ‘fin del mundo’ (ecologismo) con el ‘fin de mes’ (derechos sociales)”, según ideas del mismo Titelman.

Estos mismos autores han coincido, en su mayoría, que el cierre de un ciclo político en la historia chilena es un síntoma de agotamiento de la política tradicional y que sin duda permite iniciar un nuevo ciclo que, de manera entusiasta, consideran tiene importantes oportunidades o ventajas para sostenerse. Los más liberales, bajo la idea de que Boric y su gabinete se conserven en el centro, mediando entre tirios y troyanos; y los de mirada izquierdista, sosteniendo que se puede lograr un nuevo pacto social y un cambio estructural tras la victoria contra el fascismo.

La mirada sobre la región no ha quedado por fuera. El análisis sobre la oportunidad histórica que tiene la izquierda latinoamericana y los proyectos de justicia social en ella encarnados, para “rehacerse en la dimensión ideológica, política y social”, ha sido reiterado.

Los casos de Venezuela, México, Argentina, Perú y ahora Chile, con gobiernos progresistas o nominalmente de izquierda, esperan el resultado de las elecciones presidenciales colombianas, con un candidato potencial como Gustavo Petro que encabeza las encuestas y goza de aprobación en la opinión pública , y que acaba de posicionarse en tendencia en las elecciones legislativas. Esperan también dentro de este nuevo ciclo regional la definición política de Brasil, con una candidatura bastante popular y favorable del expresidente Lula Da Silva, contra un impopular y evidentemente descalabrado Bolsonaro.

Un inesperado resurgimiento de otra época dorada izquierdista en Nuestra América, con este nuevo panorama político regional a partir del triunfo presidencial de Boric y la Convención Constitucional en marcha, no se descarta y parece lo más cercano al porvenir.

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