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Inducción de la migración venezolana ¿un negocio redondo?

AUTORA: JESSICA PERNÍA. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- Detrás del fenómeno migratorio universal se sostiene una lógica geopolítica y económica perversa, que usa e incluso promueve situaciones migratorias y derivadas para usufructo político, institucional, empresarial y hasta comercial. Diversos autores califican este hecho como “el negocio de la migración”, estudiando el comportamiento de los actores, intereses, métodos y consecuencias. El contexto en que la migración venezolana se ha desplegado no parece ser diferente, y los datos así lo revelan.

La migración se ha convertido en una opción “económicamente rentable” para los diferentes actores y operadores de la derecha inmersos, sobre todo en el caso venezolano. Actores internacionales y nacionales se han dedicado a sacarle el jugo al fenómeno migratorio que ha llevado a tantos venezolanos y venezolanas lejos de su patria.

De manera fortuita o de manera inducida, fomentar la migración, diseñar los flujos y redes migratorias, ejecutar políticas privativas y gubernamentales de contención, así como políticas de recepción y asentamiento, se ha convertido en método y agenda para la recepción de grandes flujos de dinero, prebendas, o inclusive réditos políticos.

En Venezuela durante los últimos años una campaña político – mediática sostenida, dedicada a inducir la desesperanza en la población, acompañó lo que se ha denominado como golpe político continuado, que ha incluido acciones desestabilizadoras de diferente tenor, una guerra económica y financiera, y un bloqueo unilateral extranjero. Parte transversal de esta campaña ha sido precisamente la inducción a la migración de cientos de venezolanos y venezolanas, forzando la percepción psicológica de una crisis insostenible.

La inducción de la narrativa

Según datos sistematizados por la organización de estudios y defensa en derechos humanos Sures, la irrupción propagandística de las narrativas de “Crisis humanitaria”, “migración masiva” y “Diáspora venezolana” se avivó justamente desde el año 2017 dentro  y fuera de territorio venezolano, luego  del recrudecimiento de la guerra no convencional y multidimensional contra la república y el gobierno del país, basada fundamentalmente en:

  1. Promoción de acciones terroristas, destrucción de bienes privados y públicos, agresión contra a ciudadanía en general y contra  las autoridades representantes de Estado, sobre todo durante as denominadas “guarimbas”, después del llamado a “la descarga” promovido por la derecha luego de las elecciones presidenciales del 2013, y el llamado a “la salida” en 2014.
  2. Asedio internacional, fomento del bloqueo económico y aislamiento de Venezuela, tras la declaratoria del país como “amenaza inusual y extraordinaria” por parte de la administración Obama en 2015.
  3. Destrucción sistemática de la economía nacional, mediante la manipulación especulativa y el desabastecimiento de alimentos, medicinas, repuestos, combustibles, etcétera, además del ataque a la moneda nacional y el sistema económico/financiero.

Las razones identificadas para estas migraciones suelen ser más numerosas, interrelacionadas y complejas. A partir de 2014, y sobre todo desde 2017, las medidas coercitivas unilaterales generan una situación económica completamente desfavorable para el normal desenvolvimiento de las actividades cotidianas, lo cual acelera el proceso de emigración. Cabe recordar el impacto de los episodios de violencia política promovida por la oposición venezolana y factores externos (2013, 2014 y 2017), aderezada con intensas operaciones psicológicas transmitidas por los medios de comunicación convencionales y no convencionales (Algunas hipótesis sobre los factores que inciden en la emigración venezolana, 2020)

Tras estos hechos que sirvieron de pivote al plan de desestabilización, la escalada de los ataques propagandísticos contra Venezuela a través de narrativas que manipulaban la información y situación en torno a la migración fue avanzando progresiva y simultáneamente, especializándose inclusive, con la estigmatización de la responsabilidad gubernamental,  y la inoculación de temas como la propia migración, las olas de migración, la crisis migratoria, o los tipos de migrantes.

Las cifras que sostienen el negocio

Por otro lado, el forjamiento de los datos y cifras sobre la migración, el tratamiento discursivo respecto al estatus legal de las y los migrantes venezolanos, y la manipulación mediática respectiva han sido parte de la agenda política inducida por los actores de la derecha venezolana a partir de la acentuación migratoria, a la que se han sumado también las organizaciones y agencias internacionales como la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones OIM, y la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial (R4V), como parte del entramado que por un lado buscó y busca inducir la migración, y que por el otro lado, busca sostener el negocio detrás de ésta.

En un Informe especializado, Sures aclara que de entrada, no ha sido posible relacionar o aproximar los datos sobre migración venezolana que se suelen citar. Durante el 2019 por ejemplo, ACNUR estimaba en 2.519.780 la cantidad de venezolanos migrantes. Sin embargo, para el mismo período, la OIM aseguraba que la cantidad de migrantes venezolanos era de 4.769.498. Refiere Sures que el margen de error entre estos datos es una cantidad de personas superior a la población de Barcelona en Cataluña, España.

Un dato curioso es que ACNUR durante el mismo año 2019 corrigió repentinamente la cifra, estableciendo en 5,4 millones los migrantes venezolanos en el mundo, aunque en sus informes y página usan como “dato gubernamental” una cifra redonda de 6 millones, refiriéndose a datos manejados por grupos y voceros de oposición al gobierno legítimo de Venezuela.

Por otro lado, a finales de 2021, la Plataforma R4V estimaba en 8,1 millones la cifra de migrantes venezolanos. Para creer en esta estimación, refiere Sures que tendrían que haber salido alrededor de 2,5 millones de personas por año, y esto supondría que tendrían que haber salido del país unas 6.850 personas diarias aprox, sin que retornara nadie, cosa que es inverosímil al conocer las cifras de repatriación dentro del Plan Vuelta a la Patria del estado venezolano, y al conocer las dinámicas fronterizas.

El negocio de la burda derecha internacional y nacional

A estas alturas no es un secreto que la argumentación sobre una crisis de migración venezolana ha servido para justificar la solicitud y movilidad de gran cantidad de fondos de dinero por vía de recaudación internacional y donación de recursos, a discreción. Cuantificar los montos recibidos por los gobiernos como el colombiano, el brasileño o el chileno tan solo en nuestra región, las diferentes ONG’s intermediarias y las fuerzas políticas como los partidos o coaliciones de derecha, consignados para la atención de las y los venezolanos fuera de Venezuela, ha resultado tan complejo e infructuoso como su fiscalización o contraloría.

La migración sin duda ha sido promovida por factores políticos o  bien dentro del país o bien desde el exilio, apostando a controlar los grandes flujos de recursos que se destinan a brindar atención y “ayuda a los migrantes”. La organización Sures sin embargo, resalta que las disparidades en cuanto a los recursos solicitados por venezolano refugiado o migrante no tienen una fácil explicación, y siembran dudas severas sobre el verdadero destino de los recursos que se recaudan.

Debemos destacar en primer lugar el papel de algunos gobiernos de América del Sur en la promoción de desplazamientos migratorios de venezolanos y venezolanas. Tales acciones responden a móviles políticos, en el marco de enfrentamientos con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. La idea general es demostrar el fracaso del modelo económico del país, así como poner en evidencia las ventajas de las democracias liberales proclives al libre mercado. (…) Cabe señalar la participación activa de organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y de ayuda humanitaria en Venezuela y en el exterior que captan y controlan recursos supuestamente destinados a atender la crisis de los migrantes de origen venezolano, provenientes de donaciones privadas, pero sobre todo de la Organización de las Naciones Unidas, a través del Plan de Respuesta Humanitaria (…) Otro factor es que la inmigración venezolana les ha resultado conveniente a ciertos países por el capital social que han recibido. (…) De manera que desde diversos puntos de vista, la emigración de venezolanos y venezolanas ha resultado ser económicamente rentable para diversos actores dentro y fuera del país (Algunas hipótesis sobre los factores que inciden en la emigración venezolana, 2020)

Otra prueba de que la sensibilidad y necesidad que arropa al fenómeno de la migración venezolana, ha sido explotado de manera burda por la derecha internacional y nacional como otra forma de agredir la estabilidad de la nación venezolana, de su gobierno y de sus ciudadanos.

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