SP NuestrAmérica

El Negacionismo del Genocidio en Gaza

Lecciones que Aprendí en el Jardín de la Raza Superior. Por Omar Hassaan Fariñas

Tengo pocas memorias alegres de mis estudios de ciencias políticas y relaciones internacionales en la Universidad de Western Ontario, en Canadá. Allá estudié antes del 11 de septiembre del 2001 (específicamente, de 1995 a 2000), antes de la invasión gringa a Afganistán, Iraq, Libia bueno, la lista es bastante larga. Ya para entonces el proceso de “condicionamiento” intelectual y discursivo de las generaciones de canadienses que hoy en día forman la gran parte de la burocracia que maneja la política exterior canadiense había iniciado, y a pesar de que fue antes del 2001, ya el enemigo estaba identificado claramente: lo árabe, lo islámico, lo del Medio Oriente, todos esto y muchos más, salvo los sionistas, naturalmente.

Al estar claro que el “bicho raro” que se llama Hassaan es uno de esos “mexicano” (de la provincia de “Venezuela” de México, me imagino) como también uno de esos “Mahometanos” (es decir, que adora a “Mahoma”, concepto que es doblemente erróneo, pero a pesar de que ellos saben que es así, lo emplean con el fin de mostrar su desprecio), los estudiantes anglosajones y europeos tomaron una ocasión para utilizar al sujeto extranjero como ejemplo del “barbarismo” del “Tercer Mundo” (conceptos como el “Sur Global” aun eran inutilizables, por parte de la sociedad anglosajona). Era particularmente importante para los canadienses que conocí en esa Universidad, demostrar cómo estos sujetos tercermundistas son “Holocaust Deniers”, una de las acusaciones más catastróficas que alguien puede recibir allá, en lo que aparentemente es la cima del “jardín” de las libertades de expresión, que es el mundo occidental (junto a la expresión multipropósito: “antisemita”).

El “negacionismo del Holocausto” es cuestionar – de cualquier manera o forma – la versión oficial del “Holocausto”. Es importante hacer recordar que la expresión “Holocausto” es una marca registrada por el sionismo y Estados Unidos, ya que nadie puede emplear el término sino para referirse a los judíos durante la segunda guerra mundial. Por lo cual, millones de exterminados amerindios y africanos en las Américas, no pueden decir que sufrieron un “Holocausto”, pero adicionalmente tampoco se puede alegar lo mismo para los Romani (los gitanos) de Europa, a pesar de que ellos sufrieron las mismas barbaridades, de mano de los mismos criminales, y durante el mismo periodo. El problema, aparentemente, es que los Romani aún no han ascendido al nivel de “seres humanos”, en el ilustre “jardín” del Señor Josep Borrell y los otros seres superiores.

En fin, el pendejo “Mahometano” y traficante de drogas mexicano, aunque siempre trató de evadir los debates sobre la veracidad del Holocausto (solo de los judíos), eventualmente fue “arrastrado” a tener que decir algo sobre el tema. Todos esperaron una postura negacionista, naturalmente. Creyéndome más sabio que los demás, mi controversial y problemática (para mí) respuesta fue la siguiente: “bueno, no me extraña mucho que fue como dicen, y quizás hasta peor, pues esas masacres suenan como algo que los europeos harían, ya que lo han realizado tantas otras veces durante su sangrienta historia”. Para hacer las cosas peor, continué con una cuestionable confianza y una seguridad completamente injustificada: “ahora bien, sea cual sea la versión, la cantidad, los hechos, lo importante es que estos crímenes no los pagaron los pueblos que lo perpetraron, sino los árabes: los palestinos, en primer lugar, pero también los países que tienen años luchando contra el sionismo: Egipto (hasta 1973, lamentablemente), Siria, Jordania, Líbano, etc.”

La respuesta mía aparentemente les cayó muy mal a la audiencia anglosajona (y otros sionistas), y la Universidad abrió una investigación contra el “mexicano mahometano” por propagar “hate crimes” (crímenes de odio) en la Universidad. La “investigación” no llegó a mucho, todos se olvidaron después que se les enfrió la “rabieta” y la indignación, y logré graduarme y salir corriendo antes que cambien de opinión. Pero el árabe y latinoamericano que suscribe estas líneas aprendió dos lecciones importantes: Ser antisionista (palabra que siempre es reemplazada por la famosa expresión “antisemita”) y “negar el holocausto” son crímenes demasiado serios, en los ilustres países de las libertades de expresiones.

Años después, todos fuimos testigos de cómo los occidentales defendieron a “Charlie Hebdo” en Francia, atacado por los extremistas simplemente por ejercer su derecho de representar al Profeta Mohammad (este es su verdadero nombre, y nadie lo “adora”, como nadie adora a Abrahán o Moisés) desnudo y en actos sexuales, en nombre de la sagrada “libertad de expresión”, esa mismísima libertad que desapareció mágicamente cuando los “diabólicos” rusos difunden sus terribles “desinformaciones” a través de malvadas plataformas como RT – por ejemplo – pues aquí no hay tiempo para pendejadas como las “libertades”, y RT sale del aire por completo, en el país de Charlie Hebdo. Incluso, en el gran paladín de la democracia y las libertades de expresión – Gran Bretaña – los miembros del parlamento que solamente mencionan la palabra “Gaza” de manera equivocada, quedan expulsados de sus partidos (ya son varios casos, entre estos unos cuantos antes del 07 de octubre de 2023). ¡Qué gran ejemplo para el mundo nos otorga la raza superior!

Un cuarto de siglo después de ese debate en la Universidad de Western Ontario en Canadá, quien suscribe escuchó recientemente cómo la Corte Internacional de Justicia se encontró obligada a abrir un proceso judicial contra los sionistas por justo ese mismo crimen, aunque claro nunca se le otorgará la palabra “Holocausto”, ya que esta es una marca registrada. Esa corte internacional se encuentra obligada a hacer esto, simplemente porque las evidencias son demasiadas y contundentes, y sí ellos esperan evitar acusaciones de ser meros instrumentos de las potencias europeas, tienen que tomar acciones que le otorguen un poco de “neutralidad”, para así evitar el mismo oscuro destino de irrelevancia que ahora azota a la OEA.

Por meras ganas de supervivencia como institución con credibilidad, la corte se encontró obligada a aprobar las medidas solicitadas por Suráfrica, como también el proceso de juicio contra el sionismo, dejando por fuera solamente la “solicitud al alto del fuego”, que, aunque los surafricanos no la pidieron justo con esas mismas palabras, efectivamente sí lo solicitaron, de una manera u otra. No obstante, esto último fue negado por la Corte Internacional con la finalidad de poder proteger a Estados Unidos, cuando este país amante de los derechos humanos tenga que rechazar en el Consejo de Seguridad de la ONU, otra solicitud de alto al fuego en Gaza, y quedar demasiado mal ante toda la humanidad, una vez más.

Ahora bien, los Occidentales (por lo menos sus gobiernos) siguen insistiendo en que no existe un “genocidio” en Gaza. En realidad, no existen videos que demuestran el proceso de exterminio mismo de los judíos y los gitanos durante la Segunda Guerra Mundial, pues solo tenemos fotos de los resultados. No obstante, nadie duda (incluyendo quien suscribe) de que los europeos masacraron a toda esa gente, simplemente por ser esa gente. Pero en este caso del 2023 y lo que va del 2024, tenemos cómo observar con nuestros propios ojos (no existía YouTube y TikTok en los 1940s), el genocidio perpetrado por los sionistas contra los palestinos. También podemos contar alegremente con el odio visceral de los lideres sionistas para facilitar el proceso de acusación en la corte internacional, ya que sus declaraciones demuestran clara intención de genocidio.

¿Son estas declaraciones de los gobiernos occidentales una forma clara y manifiesta de “Genocide Deniers”? ¿Deberíamos nosotros los inferiores del “Tercer Mundo” denunciar esta forma de negacionismo del genocidio con la misma manera escandalosa y demoledora que ellos lo hacen contra el negacionismo del Holocausto? ¿Estaría la raza superior ahorita practicando el mismo delito que le buscaban imponer al Mahometano y traficante de drogas mexicano hace 25 años?

Claro, las respuestas de la raza superior varían: Esto no es genocidio, por lo cual no es negacionismo. Pero la Corte Internacional indicó que pudiera ser, entonces hasta que finalice el proceso, tampoco se puede decir que NO es un genocidio, y negarlo contundentemente sería una clara forma de negacionismo, ¿verdad? Pues no lo es, simplemente porque el “negacionismo” nunca se define por lo que es, sino por quien lo hace. Si lo hacen los críticos del mundo occidental, es puro negacionismo de lo que debe ser un claro e incuestionable genocidio. Si lo hacen los del “Jardín Borrelliano”, pues nunca será negacionismo, y mucho menos será genocidio. Otra nueva lección que aprendí estos días, dictada como siempre por la raza superior, como la que aprendí en los espacios de la Universidad de Western Ontario, hace 25 años.

Se perpetra un genocidio contra todo lo que es palestino, y después la cara dura Occidental nos dice en el Consejo de Seguridad: “En este momento, no se puede hablar de un “alto al fuego”, cuando efectivamente el Consejo de Seguridad fue creado – supuestamente – con el explícito propósito de imponer altos de fuego en todos los conflictos bélicos, para así poder proceder a resolver de manera diplomática, cualquier tipo de desacuerdo. No obstante, los hutíes del Yemen – estamos hablando aquí de una milicia que tiene más de cinco años en guerra civil, en uno de los países más pobres y torturados del mundo (al igual que Gaza, ¡Qué coincidencia!, ¿no creen ustedes?) – están obstaculizando el flujo del comercio hacia la Entidad Sionista, y bueno, esto sí es completamente intolerable, es una injusticia, una barbaridad, un crimen que requiere la actuación inmediata, contundente y bélica de toda la Comunidad Internacional, para así ponerle fin inmediato a esta gigantesca calamidad.

Efectivamente, la abrumadora y aplastante mayoría de la Comunidad Internacional dejó a un lado el genocidio en Gaza y salió corriendo a atender la gran tragedia de nuestros tiempos – la interrupción del flujo del comercio en el Mar Rojo – con la presencia de barcos de guerra, pero solamente de los gringos y de sus primos británicos, los mismos criminales que se robaron las Malvinas y el Esequibo venezolano (bueno, pretenden robarse). Nadie más llegó a cumplir con la convocatoria gringa en el Mar Rojo, ni siquiera los del “Jardín” Borrelliano. La supuesta “Comunidad Internacional”, fue reducida aquí a dos países.

Eso sí, todos se juntaron para suspender el financiamiento de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), supuestamente porque los malvados de esa agencia son los que perpetraron los ataques de Hamas. ¿Y las pruebas de esto? No existen, solo tenemos la muy “confiable” palabra de los humanitarios e ilustrados líderes occidentales. Jamás veremos una reacción más rápida, violenta y desprovista de cualquier prueba o sustentación, como la de los anglosajones en el Mar Rojo, sin avanzar procesos judiciales, imponiendo castigos que solo ayudan a los sionistas a destruir el pueblo palestino, como si fuera que esta entidad genocida no está recibiendo suficiente apoyo. Pero cuando la Corte Internacional se pronunció, nadie suspendió financiamientos, nadie impuso las muy mal llamadas “sanciones”, nadie condenó, nadie actuó, etc.

Desde que el mundo vio con sus propios ojos las imágenes del “Hombre Árbol de Navidad” de la prisión de Abu Gharib en Irak (foto tomada en noviembre de 2003) – una foto tan icónica que ahora es una mejor representación de lo que efectivamente es Estados Unidos, en vez de la supuesta “Estatua de la Libertad” – y el país anglosajón ya no puede alegar cualquier tipo de moralidad, ni criticar a absolutamente nadie. Ahora como “Genocide Deniers”, los crímenes de Abu Gharib se ven como si fueran meros juegos infantiles, en comparación con las imágenes de los procesos diarios de extracción de niños desmembrados de lo que ahora es el subsuelo de Gaza, todos logrados con el apoyo diplomático y económico gringo, y como ya todos sabemos, las municiones que actualmente desmiembran a los niños y niñas de Gaza, fueron (y siguen siendo) orgullosamente “Made in USA”.

En estas circunstancias, ¿De verdad importa si en la Casa Blanca estará el perturbado Señor de cabello anaranjado que odia a toda la humanidad excepto a su propia raza superior, o el senil que es el autor intelectual del genocidio del momento? ¿De verdad importa quién será el próximo supuesto “conductor” de esta maligna fuerza que devora a los pueblos sin piedad?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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