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Ecuador: Nada ocurre de sorpresa, ni de la noche a la mañana.

Entrevista al ex diplomático y analista político ecuatoriano Juan Meriguet Martínez. Por Jessica Pernía

¿Qué ha pasado en Ecuador en los últimos años? ¿Cómo han afectado las decisiones políticas y económicas a la vida de los ecuatorianos? ¿Qué papel ha jugado la resistencia popular y la movilización social en este contexto? Estas son algunas de las preguntas que abordaremos en esta entrevista con el ex diplomático y analista político ecuatoriano Juan Meriguet Martínez., un experto en la realidad ecuatoriana. Él nos contará cómo el país ha vivido una serie de transformaciones profundas desde 2017, cuando se inició un giro neoliberal que ha beneficiado a las élites y a las corporaciones, pero que ha perjudicado a las mayorías, acelerando la desregularización del Estado, promoviendo la privatización de la propiedad pública, y la infiltración de las las mafias del narcotráfico.


Jessica Pernía por la Fundación Segundo Paso para Nuestra América: No es un secreto que Ecuador viene enfrentándose a un retroceso en materia económica, política, social e institucional. Según datos oficiales, la pobreza estuvo estancada en un 25% desde el año 2019, alcanzado un 27% durante 2023, situación relacionada al aumento del desempleo, las desigualdades y los índices de criminalidad y violencia que develan una crisis estructural e institucional. Sumado a las diferentes tensiones promovidas por el narcotráfico y la violencia carcelaria. Entonces, empecemos por lo general ¿Cuál es el panorama político, económico y social en Ecuador?

Juan Meriguet, diplomático y analista político ecuatoriano: Un saludo especial para ustedes desde Ecuador. Gracias por la entrevista y por poder expresar nuestra palabra.

Me disculpan, pero en esta primera e importante pregunta voy a detenerme un poco. Nada ocurre de sorpresa, ni de la noche a la mañana.

Vivimos un proceso metódico de devastación económica y social, desde el año 2017. Los grupos oligárquicos dominantes en el país, que tienen estrechas alianzas geopolíticas con Estados Unidos y las empresas transnacionales, construyeron un plan multidimensional desde el año 2008 para poner fin, como fue y es su sórdida estrategia, a cualquier proyecto que afecte sus minoritarios, mezquinos y privilegiados intereses.

El 70% de la población económicamente activa vive en el desempleo y la subocupación, la pobreza extrema, sin atención estatal. Toda situación social se fue agravando desde que se eliminó el programa económico social que se venia implementado desde el inicio de la Revolución Ciudadana en el 2007.

Esos poderes desgastaron, a través de sus medios masivos de comunicación, la imagen positiva de una enorme obra pública que había crecido durante el gobierno del presidente Rafael Correa en un 600% y prepararon el terreno, abonado a veces por errores internos (solamente señalaré dos: la ausencia de un saldo político de esa gigantesca faena y la carencia de un proceso de acumulación y movilización democrática de fuerzas). Decidieron liquidar no solamente el recuerdo y la memoria, sino también deteriorar físicamente las obras y sus beneficios ciudadanos. La promulgación de una Constitución en 2008, democrática, soberanista, anticolonial, antimonopólica, diametralmente opuesta al neoliberalismo y garantista de derechos, puso un impedimento en el camino de hegemonía y estrategia de adoración del libre mercado. Todo esto, a pesar que el gran capital financiero había vivido su agosto durante toda la década de correísmo, manteniendo altas tasas de rentabilidad, crecimiento y ganancias, amén de sus privilegios.

El camino, de allá hacia acá, se encuentra pavimentado, violentamente, con más de 10.000 cadáveres. Una orgía de sangre se apoderó de barrios y calles populares de varias provincias, especialmente las que dan al Pacífico. Se repetía una constante de la ecuación lograda en Chile, Perú y Colombia: deterioro de lo público y guerras, abiertas internamente, con saldos espeluznantes de víctimas. Se ha creado el ambiente propicio para aplicar el modelo neoliberal, rechazado tantas veces y en largas y sostenidas luchas, de manera altiva y masiva en Ecuador, por el pueblo y sus organizaciones sociales y democráticas.      

El “Felipillo” perfecto

 La cooptación del ayer vicepresidente, luego candidato y finalmente presidente, L. B. Moreno y su ulterior defección, lo convirtieron en el “Felipillo” perfecto para poner en marcha la fase definitiva de su plan y llevar al Ecuador hacia una abyecta y perfeccionada sumisión colonial. La desmovilización política y una ingenua reacción inmediata facilitaron el escenario. Los cambios simbólicos y los jurídicos institucionales, demostraron al fin su temporalidad y fragilidad. Los hechos se sucedieron velozmente: politización de la justicia; entrega de intervención consensuada en las nominaciones de las funciones de Estado; renuncia a ser anfitrión y Garante del proceso negociador de Paz de Colombia por pedido del electo Iván Duque; ruptura de relaciones diplomáticas con Venezuela y reconocimiento del pelele Guaidó; ilegal expulsión del asilado político australiano y reconocido periodista Julian Assange y entrega a sus persecutores: ruptura de relaciones con Nicaragua; adhesión al moribundo Grupo de Lima y liquidación de UNASUR; cese de la cooperación médica cubana; adopción de medidas de shock fondomonetaristas; supresión del ministerio de Justicia y del ministerio Coordinador de Seguridad con la entrega de las cárceles a los grupos delincuenciales; abandono del Sistema Nacional de Salud durante la pandemia con un saldo de 30.000 muertos solamente en Guayaquil; remisión de obligaciones tributarias a los grupos oligárquicos y aliados y represión salvaje al Paro Nacional convocado por la CONAIE en octubre de 2019, además de la entrega de una base militar en las Islas Galápagos con el cacareado pretexto de siempre. La pauperización popular ampliaba la lumpenización en los sectores urbano marginales. Se adecentó, finalmente, el camino que daría la bienvenida a gobiernos presididos por miembros de los grupos oligárquicos y ya no por “recaderos”, como los denominaba el asesinado presidente Roldós.

Al terminar su período y como se estila. el Felipillo reclamó su exilio en territorio imperial y el ocultamiento judicial del escándalo que ciertas “cuentas familiares” millonarias habían salido a la luz dentro de los Panama Papers. Estados Unidos no valora mucho a ciertos colaboradores y conchabando a su funcionario felón, Luis Almagro, ambos se deshicieron de Moreno, enviándole a un exilio dorado en … Paraguay.

El banquero encubridor

Lo que llegó es de memoria reciente. Guillermo Lasso, representante del grupo oligárquico B. Guayaquil asumió la presidencia en 2023, con el apoyo de sus otros congéneres y salvando viejas y dolorosas heridas interoligárquicas que, en poquísimo tiempo, volvieron a supurar. El mismo banco del presidente logró, en poco tiempo, pasar de un tercer puesto en la escala de rentabilidad y patrimonio promedio a un primerísimo lugar en los años 2021-22 y 23, según dato de la Superintendencia de Bancos.

La embajada estadounidense y el Comando Sur ocuparon una tribuna cada vez más abierta y notoria, su intervención pública en asuntos de orden interno dejaba entrever la disposición imperial de no dejar dudas que dicha intrusión estaba legitimada por su poder militar y la subordinación oligárquica. Lasso concluyó el deterioro de lo público, incrementó el éxodo de ecuatorianos (ahora, por miles, salían caminando, con familias enteras, en busca del Norte que los redima), fue permisivo ante el creciente tráfico de armas y el notorio crecimiento del microtráfico y el lavado pequeño entre la desesperanzada masa barrial lumpen, así como los enormes despachos de sustancias provenientes de Colombia y Perú que se exportaron a EEUU y Europa. El lavado de activos se vuelve vox populi, se dice que de cada cien dólares (moneda de curso legal en el territorio nacional), al menos 25 provienen de fuente ilícita.

La permanencia de Lasso en Ecuador era cada vez más innecesaria. El dueño de su banco, es decir su cuñado (integrado en alguna comitiva presidencial a EEUU y fotografiado junto al mismísimo embajador estadounidense), terminó enredado en turbios affaires con personajes de una mafia de origen europeo. Lasso saltaba en su defensa como algo propio y oficial. “Il Padrino” había aparecido en nuestra narrativa criolla. Sus ex aliados delatarían, hacia el público, esta trama internacional y paulatinamente, sus socios y agnados, lo iban abandonando.

El final era previsible. La calentura popular iba en aumento y la salida fijada fue hacer una “consulta popular” con preguntas trampa incluidas, a ver si se lograba una extremaunción menos dolorosa. Un apabullante NO aceleró el derrumbe y en medio de un juicio legislativo, Lasso llamó a la “muerte cruzada”: es decir la disolución del Parlamento y la convocatoria a elecciones presidenciales y legislativas, renunciando a participar en ellas. La poderosa presión ecuagringa para que se largue había resultado exitosa y el banquero, desnudo y en desgracia, debía garantizar la entrega de la posta al grupo que ganase la contienda.

Las opiniones al margen predecían que el sometimiento al coloniaje iba en acelerado ascenso, buscando cartas clementes de compasión, benignidad, misericordia o algo parecido, a cambio de canonjías a favor de la potencia. Una llamada “Ley Ecuador” o “Ley de Asociación Estratégica Ecuador – Estados Unidos”, promulgó Joseph Biden luego de ser aprobada en el Congreso y Senado de EEUU con la anuencia del binomio partidario demócrata/republicano y la inútil “satisfacción” de Lasso. Dicha Ley fija los parámetros del nuevo Protectorado. Ahora la intervención no sería ya soterrada o clandestina. En esa Ley, los Estados Unidos consideran que son objeto, entre otros, es “el fortalecimiento de la asociación entre Estados Unidos y Ecuador presenta una oportunidad para promover los intereses básicos de seguridad nacional de Estados Unidos y trabajar con otros socios democráticos para mantener un hemisferio occidental próspero, políticamente estable y democrático que sea resistente a la influencia extranjera maligna. Sin reparos, esa Ley estadounidense basa su vigencia en que “…Ecuador sigue enfrentando significativos desafíos importantes para el desarrollo económico inclusivo, incluyendo: (…) las vulnerabilidades con respecto al creciente papel de la República Popular China en la financiación y refinanciación de las deudas de Ecuador de la deuda ecuatoriana y en proyectos estratégicos de infraestructura y sectores de la economía ecuatoriana”; …”las actividades emprendidas por el Gobierno de la República Popular China en Ecuador, incluyendo su desarrollo del sistema de videovigilancia y reconocimiento facial ECU-911 sistema de vigilancia y reconocimiento facial, la financiación de la gestión corrupta y de la presa de Coca Codo Sinclair, ambientalmente delicada, y el apoyo a las prácticas de pesca ilegal, no declarada y no regulada en torno a las Islas Galápagos, suponen un riesgo para la gobernanza democrática y la biodiversidad del país“. Los objetivos de esta Ley no quedan en esos dos importantes pasos, tocan todas las aristas del desarrollo, justicia, defensa, organizaciones sociales y demás políticas públicas. Además, la omnímoda norma, baja el cable a tierra y asigna las respectivas tareas y financiamiento presupuestario, a los distintos ministerios, secretarías o agencias del país de Biden o Trump.

Lasso, también “negoció” un trío de compromisos de carácter económico y militar con “su socio” del Norte, los cuales iban desde pactos semisecretos y dóciles hasta la entrega del Archipiélago de Galápagos a una administración privada por una financiera con sede en Delaware. Los principios de la política exterior tradicional de Ecuador, fijados por regímenes de distinto cuño a lo largo de la historia republicana y debidamente recogidos en la Constitución, quedaron para trapear el piso por el que caminarán, disciplinados, los próximos gobiernos, hasta que el país enarbole nuevamente banderas de soberanía y dignidad.

El recambio bananero

 Por segunda ocasión en estos 7 violentos años, otro destacado representante de la oligarquía ecuagringa, integrante del grupo Noboa (el más rico), pasa a ocupar la presidencia del país. Este joven mandatario de 36 años, nacido en Miami y que maneja el inglés como lengua materna, es hijo de una familia con una larga tradición de manejo político y estatal. Su familia acumuló una enorme fortuna, desde su vinculación a la tristemente célebre United Fruit hasta diversificar sus capitales en banca, inmobiliarias y puertos, además de “inversiones” en paraísos fiscales. El banano no acepta restricciones de exportación, desde hace tiempo al extinto campo socialista hasta Rusia y China Popular, hoy. Pero tiene absolutamente claro que su alineamiento político salvador, ahora, corresponde a Estados Unidos, la OTAN y el Estado de Israel, según ha proclamado.

También Noboa decidió enfrentar las bandas delincuenciales que han sometido al terror a una parte de la sociedad. Él hace uso de las leyes existentes y dispone a las Fuerzas Armadas su acción, declarando el “estado de excepción y el estado de confrontación armada interna” (léase guerra). En un año electoral, el gobierno bien sabrá aprovechar el legado marketinero de su colega Bukele y levantará decididamente la reducción, a toda costa, del ensangrentado ambiente y el regreso a la normalidad. Tratará también de superar el gigantesco déficit fiscal sin afectar a los intereses de las clases dominantes y dejar sólido el rumbo hacia el modelo empresarial neoliberal.

JP: Durante varios años, diferentes polémicas dejaron entrever que los cárteles de la droga no solo estaban controlando el negocio en las fronteras y puertos, sino que el negocio se había infiltrado en la policía y el ejército nacional.  El caso del León de Troya, reveló además las relaciones del gobierno del ex presidente, con el crimen organizado albanés. ¿Cuál es la situación de infiltración del negocio del narcotráfico en Ecuador, su territorio y sus instituciones?

JM: La espiral de violencia que vive Ecuador está íntimamente ligada a la penetración del tránsito y exportación de droga proveniente de los vecinos productores Colombia y Perú. Los cárteles mexicanos se señalan como los dominantes en la división y conflicto entre las bandas ecuatorianas que operan para unos y otros y colaboran, se dice, en los procesos de transporte, bodegaje y exportación de sustancias ilegales, así como en la microdistribución en el mercado local.

El caso denominado “León de Troya” o “El Gran Cuñado” o “El Gran Padrino” dejó entrever los vínculos entre el principal del B. Guayaquil y la denominada mafia albanesa, una de las encargadas del tráfico en Europa. Este caso condujo a regresar la mirada hacia el lavado o blanqueo de dinero. El pequeño lavado en los barrios populares adicionado a la extorsión lumpenesca dejó a las bandas en el reino del crimen. El gran lavado tiene como sospechosos a ciertos bancos (según palabras del embajador de Estados Unidos) y otros negocios. Las decenas de toneladas incautadas dejan sospechar, por estadísticas, que existe un gran lavado en un país empobrecido, dolarizado, con baja industrialización y creciente desempleo, pero que, paralelamente, levanta torres de vivienda, lujosos centros de comercio a granel y múltiples negocios.

No hay cifras exactas del monto del lavado. Se afirmó, desde la embajada de los Estados Unidos y desde otras instancias, que la penetración es transversal. Varios analistas económicos reconocen que una cuarta parte de la masa circulante estaría ya integrada por dinero lavado del narcotráfico. Y es perfectamente comprensible. Otros analistas, basados en estudios de Naciones Unidas, creen que en Ecuador la introducción de dinero de origen ilícito puede estar en un orden de más de 3% de PIB y que el 80% de ese dinero va a la economía legal.

Las matanzas y el eco agigantado de los medios de comunicación, colocaron a la población en calidad de rehenes aterrorizados. Algunos estudiosos sostienen que una veintena de grupos delincuenciales agrupan, orgánica o periféricamente, a casi 50.000 personas, la mayoría de entre 14 y 25 años.

Las mafias, mientras existan, tratan de mantener una relativa paz con impunidad en los territorios que operan. Es obvio que una parte de sus dineros los ponen para comprar personas vinculadas a los órganos de represión y control, justicia, fiscalía, periodistas, figuras públicas y mandatarios. La práctica mafiosa pone en juego las columnas de la sociedad en general, banaliza la convivencia, atrapa a los cazadores de fortuna y favorece las economías informales. Las clases dominantes, en su mundo, están obsesionadas en acrecentar sus propias ganancias, ignorar lo que ocurre en el seno del pueblo y en sus términos, también son penetradas (money is money) por este fenómeno.

Las Fuerzas Armadas, tradicionalmente de conceptos nacionalistas, siguen siendo una institución apreciada por la ciudadanía. Su intervención en este conflictivo momento, brinda de alguna manera un alivio que podría ser transitorio, de no mediar la recuperación institucional y la reactivación económica de los sectores populares y medios que generen empleo e ingresos dignos.

 JP: Personajes políticos como Gabriela Rivadeneira han denunciado que esta crisis en particular puede servir de excusa al gobierno de Noboa para militarizar, criminalizar y perseguir —no solo al crimen organizado— sino a las fuerzas de oposición a su régimen, además de la complejidad de aprobar un decreto que da luz verde a las fuerzas “debilitadas” y corrompidas del Estado, para matar. Del mismo modo, otros analistas han propuesto que la crisis en las calles pudo haber sido inducida para favorecer la realización de la consulta popular, que ha sido criticada y polémica. ¿Cuál es tu posición al respecto? ¿Cuáles son los riesgos políticos y sociales reales de toda esta situación?

JM: La denuncia que formula Gabriela, expresidenta de la Asamblea Nacional e injustamente perseguida por los dos últimos regímenes, efectivamente, expresa el temor de amplios sectores sociales y políticos. Estoy convencido que existe un propósito ya establecido entre los grupos de poder económico y político es llevar al Ecuador a una acelerada desregularización del Estado y a la privatización de la propiedad pública.

Las dos Leyes Económicas Urgentes enviadas por Noboa y ya aprobadas, son el abrebocas de lo que quieren sus aliados y lo que viene. El neoliberalismo es un modelo obsesivamente soñado por la oligarquía ecuagringa. El rotundo fracaso de este modelo en otras economías regionales les importa nada, solamente miran su ombligo. La estrategia del shock es un arma que la utilizan sin ambages para levantarse con el santo y la limosna. Sus intereses ya no están en juego, pues más de 70.000 millones de dólares producidos en este país, se encuentran a buen recaudo en los inmorales paraísos fiscales, esperando una oportunidad de oro para ser reinvertidos en la especulación y compra de los bienes y servicios del Estado.

No es de sorprender que, como también ocurrió en los cercanos Chile, Perú y Colombia, la oligarquía esté dispuesta a aplicar tácticas antiterroristas contra las organizaciones y líderes sociales y políticos que se opongan y resistan a sus planes. Una larga historia de tragedias como el Plan Cóndor, desaparecidos, asesinados, masacrados y desplazados, testimonian los períodos de instauración de ese modelo inhumano. Es justa la incertidumbre que ahora vivimos en una creciente época de vulnerabilidad.

 JP: Está claro que un conflicto como el que padece Ecuador en la actualidad, no solo pone en riesgo la paz dentro de la propia nación, sino que debilita la seguridad de toda América Latina y el Caribe. Los Estados Unidos ya han aparecido ofreciendo ayuda internacional bajo su clásico esquema de intervención, pero se espera una respuesta más rápida de los propios organismos regionales. Según tu apreciación ¿Qué impacto puede tener al corto, mediano y largo plazo una situación como esta (derivada del fortalecimiento del narcotráfico) para la región?

JM: Hace rato que la política exterior de los últimos gobiernos de Ecuador, en abierta violación constitucional, afecta la seguridad regional basada en el principio de la CELAC de convertir a nuestro subcontinente en una Región de Paz. El abandono del tradicional no alineamiento ecuatoriano, es sumamente grave y contrario a la vocación pacifista e integradora del pueblo.

Explicamos ya el esquema estadounidense de ocupar esta patria de Rumiñahui, Manuela Sáenz y Eloy Alfaro. Los organismos internacionales tienen conflictos enormes sobre sus ojos y minimizarán lo que ocurra en esta parte del Planeta. Los intereses geopolíticos que priman son los de Estados Unidos que no cejan en señorear al Sur del Río Grande.

Somos parte de un mundo enredado en sobrevivir exportando mano de obra barata para EEUU y Europa occidental, vendiendo sus recursos naturales a bajos precios y hasta exportando drogas para el consumo de sus enfermos y gozosos consumidores: al más cruel de los precios. Los capos de por aquí son conocidos, los capos que allá comercian toneladas y blanquean sus ganancias o no existen o son invisibles. La pregunta latinoamericana es ¿dónde están, quiénes son, qué los protege?  La política estadounidense de combate a las drogas a devenido en fracaso (Afganistán o Colombia, por ejemplo).

La actualidad no augura un buen futuro o un buen final. Las generaciones venideras tendrán que sobrellevar este presente si se concreta, si los pueblos, no alzan su voz y no levantan nuevamente sus banderas de soberanía y dignidad.

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