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“Don’t Look Up”. Mirar arriba, a todas partes y mirar a profundidad

AUTORA: JÉSSICA PERNÍA
"Don't Look Up". Mirar arriba, a todas partes y mirar a profundidad

Segundo Paso para Nuestra América.- El film “No miren arriba” del director norteamericano  Adan Mckay, ha irrumpido con fuerza en el mundo del streaming tras estrenarse en la plataforma Netflix el pasado 5 de diciembre. Su trama, transita entre la trivial expresión a través de memes en las redes sociales, la hipócrita, descarada y bizarra condición de la dirigencia política de EEUU y el tinglado mediático y social que sostiene ideológicamente al sistema. Los personajes recorren realidades que van desde el absurdo burocrático, hasta el velado interés partidista en el tratamiento y manejo de las catástrofes y sus réditos electorales. En esta reseña revisaremos cómo la posposición de salvar al planeta por un cálculo egoísta, exhibe los antivalores de la sociedad contemporánea y expone la inviabilidad de soluciones humanas a las crisis, en el marco del orden imperante capitalista.

El mundo del streaming ha convulsionado tras la aparición del polémico film “No miren arriba” del director Adan Mckay, que ha irrumpido con fuerza tras estrenarse en la plataforma Netflix el pasado 5 de diciembre, y que ha tenido un efecto viral en las redes sociales debido a su contenido, que transita entre la trivial expresión a través de memes en las redes sociales, la hipócrita, descarada y bizarra condición de la dirigencia política en EEUU y el tinglado mediático y social que sostiene ideológicamente al sistema.

Y aunque el contexto estadounidense es el escenario de los hechos en esta historia, los comportamientos de los liderazgos y responsables de la conducción de muchos otros países pueden verse reflejados en esta parodia, cuyo impacto es global, en parte también por los estereotipados personajes que animan la sátira, y cómo no, los paralelismos con los entornos virtuales y mediáticos actuales.

La responsabilidad de sostener la historia estuvo a cargo de los actores Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, quienes despliegan sus recursos histriónicos para vitalizar a un par de científicos de la Universidad de Michigan, que identifican un asteroide o cometa que se estrellará sobre la tierra, y que según sus cálculos, acabará con el planeta. Los personajes recorren realidades que van desde el absurdo burocrático, hasta el velado interés partidista en el tratamiento y manejo de las catástrofes y sus réditos electorales.

Un continuo desfile de conocidas estrellas hollywoodenses se pasean por el plató y dan ritmo a una historia a veces cargada de clichés y refritos extrapolados de antiguos éxitos de la gran pantalla al streaming -reclamo válido para una producción que según la revista Forbes se acercaría a los 300.000.000 $-,  y que roza, en ocasiones con elocuencia, algunos dilemas éticos expuestos por el progresismo norteamericano: La crisis ambiental, la responsabilidad social del capitalismo, la banalidad de los mass-media, entre otros.

La desesperada búsqueda de soluciones por parte de los protagonistas del fin del mundo, no será resuelta por un tradicional superhéroe en mallas y capa, o un multimillonario filántropo con profundas convicciones altruistas. Entre los potenciales salvadores, se encuentran una presidenta envuelta en escándalos y ávida de reelección, y un magnate de la tecnología y la telefonía celular, cuyos intereses y ambiciones dan giros importantes a la historia; pero por supuesto, éstos trascenderán a villanos en una narrativa en la que no cabe salvación alguna, demostrando la decadencia de un sistema social corroído por la inmediatez, el consumo y la acumulación.

La posposición de salvar al planeta por un cálculo egoísta, exhibe los antivalores de la sociedad contemporánea y expone la inviabilidad de soluciones humanas a las crisis y catástrofes en el marco del orden imperante.

No se lava la cara el progresismo hollywoodense con esta historia; pero se agradece la oportunidad de recordarnos que no sólo debemos mirar arriba, sino a todas partes, y además, mirar a profundidad, donde quiera que miremos; y que fuera del orden impuesto, en las alternativas, siempre habrán múltiples soluciones si miramos y accionamos fundamentalmente, con humanismo, organización y solidaridad.

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