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¿De qué depende el destino de la CELAC?

AUTOR: JESSICA PERNÍA. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- El nuevo mapa político de Nuestramérica abre las puertas al relanzamiento de la CELAC, luego de su creación oficial en el año 2011, como otro de los intentos integracionistas impulsado por las y los referentes de la primera ola progresista lationamericana. Intento retomado en el presente por los gobiernos de la nueva ola que hoy gobierna gran parte de los países del continente. Para algunos, su destino dependerá en gran parte de lograr superar las diferencias aparentemente ideológicas de sus gobiernos, y para otros dependerá de superar una vez más, la filtración del FMI y las políticas neoliberales en algunos países de la región.

Paralela a otras instancias de integración intergubernamental, la CELAC nace en 2011 con el propósito expreso de “avanzar en el proceso gradual de integración de la región, haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de los 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe”.

Esta iniciativa no negaba la existencia de otras instancias como UNASUR, MERCOSUR o la Comunidad Andina de Naciones, aunque la propuesta sirvió de contrapeso a las acciones y gestiones de la Organización de Estados Americanos, que controlada tradicionalmente por los Estados Unidos y hostil a los gobiernos progresistas, respaldó diversos procesos de ruptura del hilo constitucional y el estado derecho en la región, como el caso de Haití, en 2001 u Honduras en 2009, en el que el golpe de estado ejecutado contó con la intervención de Estados Unidos y el silencio cómplice de la OEA y otros organismos. El desconocimiento del proceso electoral en Bolivia en 2019 y el posterior golpe de estado que derrocó a Evo Morales, también fue otro de los precedentes que sirvió para consolidar una instancia de integración independiente de la influencia de Estados Unidos.

Las sistemáticas intervenciones de la OEA en los asuntos internos de los países nuestroamericanos en la primera década del siglo XXI enotnces impulsaron la creación de estas instancias multilaterales que restaban poder a EEUU en términos de la evaluación, validación y aprobación de procesos democráticos y electorales en Nuestramérica, sin embargo, la alternancia de gobiernos de derecha en diversos países ralentizó el impulso primario de la CELAC, a pesar de sus poderosas capacidades.

 

Promoción y debilitamiento

En 2011, año del establecimiento de la CELAC, los presidentes de Nuestramérica, entre ellos, los del lado progresista como Hugo Chávez, Dilma Rouseff, Cristina Hernández, “Pepe” Mujica; y los del lado del lado conservador y liberal como Felipe Calderón, Sebastián Piñera y Juan Manuel Santos, a pesar de sus diversas tendencias ideológicas, acordaron la creación del organismo, principalmente como una oportunidad de integración de políticas regionales y un foro para el encuentro y la toma de decisiones en los órdenes económico, político y de seguridad regional, sin la participación, ni tutelaje de los Estados Unidos.

Es obvio que los años posteriores a la muerte de Hugo Chávez los procesos integracionistas se estancaron; la propia CELAC y otros organismos como UNASUR no pudieron dar respuesta a la crisis política desarrollada en Venezuela producto del desconocimiento del proceso electoral que dio la presidencia a Nicolás Maduro en el año 2013 como sucesor, o al recrudecimiento de las sanciones contra Cuba o al inicio de una escalada de agresiones exógenas contra Nicaragua, desde entonces la derecha regional con financiamiento extranjero aprovechó la circunstancia de debilitamiento político de la alianza progresista para anular el impacto de los organismos de integración, promoviendo mecanismos alternos como el Grupo de Lima, constituidos por la ola de gobiernos derechistas que coincidieron durante la segunda década del siglo XXI. Desde ese entonces el organismo suramericano ha visto desgajar su estructura con el retiro de 7 países que la conformaban.

A pesar de esto, la CELAC mantuvo su dinámica con encuentros periódicos durante la década de 2011-2021, pero las divergencias y tensiones opacaron las agendas económicas y sociales que pretendía atender el organismo, así como las iniciativas de intercambio y diálogo con otros bloques y potencias del globo, abriendo zanjas para la filtración de la política neoliberal exógena en la región, así como de sus órganos e instituciones.

El reimpulso de la nueva ola progresista

En 2023 la nueva ola de gobiernos progresistas que hoy dirigen los destinos de Nuestramérica, ha retomado la iniciativa integracionista y ha visto a la CELAC como la plataforma institucional más adecuada para la inclusión de todos los países del continente con excepción de EEUU, en un marco regional para la cooperación y el intercambio, sin embargo, están por verse las posibilidades de materialización de sus objetivos y propuestas, precisamente por la necesidad primaria de superar las debilidades estructurales, especialmente los compromisos asumidos en los tratados de libre comercio firmados por diversos países de Nuestramérica.

La sujeción de Argentina y otros países a las políticas del Fondo Monetario Internacional, así como la persistencia de aparentes sesgos ideológicos entre los distintos gobiernos de la región matizaron la VII Cumbre realizada recientemente, desde la óptica de los medios de comunicación hegemónicos que alimentaron su retórica con la postura solitaria del Presidente uruguayo Lacalle Pou, quien advirtió sobre la necesidad de despojar a la CELAC de ideología, señalando del mismo modo, que un conjunto de países presentes en la reunión no cumplían con los principios democráticos, institucionaleso de derechos humanos; conforme el Presidente brasileño Luis Ignacio “Lula” Da Silva, con una mirada más amplia y aguda, prefirió aprovechar el reencuentro de los países del sur en la Cumbre, para proponer el relanzamiento de MERCOSUR.

Más de 100 puntos acordados por consenso total, tomando en cuenta la participación plena de los 33 países miembros fueron otras de las importantes aristas de la Cumbre del reimpulso. Los acuerdos en materia de cooperación económica, ambiental, gestión de desastres, transformación digital, infraestructura, en materia espacial y nuclear, fueron también muestras de amplitud, así como la apertura al diálogo extraregional con la Unión Europea, China, India, la Unión Africana y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

 

Los pendientes

A pesar de la celebración de una CELAC Social como un esfuerzo alterno para reunir a diferentes movimientos, gremios, sindicatos y organizaciones sociales de la región pujantes por la atención de una agenda popular, este gran foro que representa la CELAC mantiene grandes deudas y desafíos en la atención de las necesidades e intereses de los pueblos, que frente a las agendas estatales, comerciales e institucionales, se mantienen al margen. Subyacen en este punto muchos desafíos para esta nueva etapa de la CELAC y algunas preguntas por resolver: ¿Qué avances en términos de derechos sociales puede canalizar y garantizar la CELAC? ¿Cuáles decisiones se han tomado en términos del fenómeno migratorio que hoy día moviliza a masas de proletarios a lo largo del continente en busca de oportunidades económicas? ¿Cómo confrontar la crisis peruana que ha cobrado la vida de más de sesenta ciudadanos? ¿Qué mecanismos se estimulan para el reconocimiento de una identidad regional de los ciudadanos y ciudadanas de Nuestramérica? ¿Qué respuestas ofrece esta instancia ante el trato de EEUU a los miles de latinoamericanos que se desplazan hacia sus fronteras?.

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