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Carta del Papa Francisco en Repudio a la Islamofobia Escandinava

AUTOR: RAMÓN MEDERO. ILUSTRACIÓN: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- El Papa Francisco no ha guardado silencio ante las recientes quemas de copias del Corán en Suecia, permisadas irresponsablemente por el gobierno y protegidas por la policía. Una vez más se pone al descubierto que esas profanaciones son el resultado del discurso radical xenófobo, antiinmigrante, ultranacionalista y, sobre todo, islamfóbico de la extrema derecha, que ha venido cobrando espacios políticos en la estructura de poder de esos países escandinavos. Este repudio de la máxima autoridad eclesiástica católica repercute de manera profunda en la opinión internacional y respalda las manifestaciones de solidaridad que han tenido lugar en todo el mundo hacia el islam y los musulmanes

 

La misiva papal

De acuerdo con el Global Muslim Population, la población musulmana supera los 2 mil millones de personas, esto representa cerca del 25 % de la población mundial. Así mismo, unos 25 millones de musulmanes habitan en Europa. No obstante, en lo que va de año, la islamofobia ha alcanzado niveles inéditos, particularmente en los países escandinavos, donde se han quemado varias copias del Corán, el Libro Sagrado de toda esa gigantesca comunidad islámica, compuesta por distintas escuelas o ramas y que está presente en los siete continentes.

Estas manifestaciones islamofóbicas, cargadas también de mucho odio racista y xenofóbico, han provocado que un buen número de intelectuales, gobernantes, políticos, teólogos y religiosos del mundo expresen su firme repudio por considerarlas fuera de todo orden y principio básico de respeto y tolerancia; entre estos destaca el Papa Francisco, líder de los católicos en el mundo, quien afirmó lo siguiente: “El incidente de la quema del Sagrado Corán es realmente un acto de barbarie”.

En una entrevista con Al Ittihad, periódico de los Emiratos Árabes Unidos, el Papa criticó el Gobierno de Suecia y condenó el incidente de la quema y profanación del Sagrado Corán. Otra afirmación igualmente contundente sobre estos hechos, por parte del Papa Francisco, se produjo también hace apenas unos días, en respuesta a una carta enviada por el sheij Abdul Karim Paz, Representante del Diálogo Interreligioso de la Fundación Islámica de Argentina (FIAS). En dicha carta, Abdul Karim le expresó al Papa su punto de vista acerca de esta profanación del Sagrado Corán, considerándolo un acto oprobioso que atenta contra la unidad de las religiones abrahámicas. En respuesta, el Papa le remitió una misiva manuscrita que hacemos pública por vez primera en América Latina y mediante la cual expresó lo siguiente:

Dr. Abdul Karim Paz

Querido hermano,

Muchas gracias por su correo.

El episodio de la quema del Sagrado Corán es, sencillamente, una salvajada. Estas cosas dañan e impiden el diálogo humano y maduro entre las personas.

Que Dios lo bendiga,

Fraternalmente, Francisco

27 jul 2023

La islamofobia nórdica

De acuerdo con Abdun-Nabi Chaaban, en su libro La verdad sobre el islam. Desmitificando falsos paradigmas (2011), el Corán es el “libro más leído a lo largo de los siglos y el mismo ha creado una nueva etapa en el pensamiento humano y ha afectado de una manera significativa la vida de millones de personas alrededor del mundo”. A pesar de ello o quizás por ello, en Occidente siempre se ha mancillado y ofendido públicamente a este Libro Sagrado y con ello al islam y a su Profeta Muhammad (BP). De igual manera, constantemente se cometen ataques contra los musulmanes y se profanan sus mezquitas. Pero en el contexto de los países escandinavos (Islandia, Finlandia, Noruega, Dinamarca y Suecia), esa presión islamofóbica parece alcanzar un alto grado en sus sociedades, propiciada seguramente por la radicalización del populismo de derecha, a través de su retórica xenófoba y racista, marcadamente ultranacionalista y de postura antiinmigratoria extrema.

De una u otra manera, en América Latina conocemos cómo la revista Charlie Hebdo y el escritor Ahmed Salman Rushdie han cumplido con el encargo de difundir la islamofobia en Europa y el mundo occidental, pero poco se conoce acerca de la forma como operan y se consolidan, dentro de esa misma línea de pensamiento, los movimientos y partidos fascistas en el norte de Europa. Por ejemplo, los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes; Pegida, PEGIDA) que surgió en Alemania en 2014, pero tiene capítulos en cada uno de los países escandinavos, ha ido incrementando sus seguidores, sistematizando sus actuaciones y perfilándose como una opción política. Su discurso antiislámico es público y notorio porque forma parte de sus postulados. No hay que olvidar cómo una de sus dirigentes, Anna Braten, repetía incansablemente en sus discursos: “No hay lugar para el islam en Noruega y el sagrado Corán debería ser destruido por completo”.

Europa siempre fue receptiva con los inmigrantes porque estos contribuyeron a la construcción de sus respectivas economías e infraestructuras, asumiendo trabajos pesados, de alto riesgo o considerados denigrantes para el ciudadano común europeo. Sirios, afganos, eritreos, turcos, libaneses, somalíes, libaneses, etíopes, pakistaníes, iraquíes, marroquíes, iraníes y de otras nacionalidades de África y Asia Occidental, de mayoría musulmana o con una importante población que profesa el islam, encontraron cobijo en los países más prósperos de Europa para realizar trabajos eventuales o fijos; incluso los musulmanes europeos autóctonos, oriundos de Bosnia, Albania y Kosovo se vieron beneficiados por esta prosperidad europea. No obstante, a raíz de la crisis petrolera del 73, el flujo migratorio decayó y la relativa estabilidad del inmigrante se vio seriamente afectada. De modo que, a partir de los 80, las personas provenientes de esos países comenzaron a ser percibidos como “musulmanes” y no como inmigrantes. Se convirtieron en potenciales invasores y enemigos que ponían en riesgo el tejido social, las creencias, la seguridad nacional y la economía de los europeos.

En el caso de los países nórdicos, que habían construido una sólida imagen de sociedades internacionalistas y humanitarias, el dramático incremento del flujo migratorio de 2015 produjo un abrupto cambio en sus políticas de asilo a los refugiados. Se recortaron muchos de los beneficios sociales que amparaban a estos, con el objetivo de preservar las finanzas públicas e impedir el efecto llamada (expresión acuñada en España por el PP que significa no estimular la llegada masiva de nuevos inmigrantes ilegales al país).

Estas constituyen algunas de las causas o razones que potenciaron el sentimiento y la ideología antiinmigrante y antiislámica en estos países, así como la irrupción de agrupaciones y movimientos radicales de corte fascista, que se han ubicado estratégicamente en los parlamentos y demás espacios de la estructura política.

El odio irracional

En efecto, desde hace unos diez años o más, esta ideología extremista, abiertamente racista e islamofóbica, cuyo objetivo fundamental es acabar con la inmigración musulmana en Europa, ha venido desarrollando su programa de erradicación del islam de manera cada vez más organizada y sistemática. Comenzó a materializarse a través de varios episodios muy violentos o terriblemente vergonzantes. Uno de ellos, el más dramático, ocurrió el 22 de julio de 2011, perpetrado por Anders Behring Breivik, cuyo nombre cambió a Fjotolf Hansen, un confeso nacionalista, fascista, neonazi, antiislámico, antiinmigración y antimarxista que hizo explotar un carro bomba en el centro de Oslo, frente a la oficina del Primer Ministro, Jens Stoltenberg (supuesto multiculturalista trasmutado en genocida y culturicida como actual Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN) y luego masacró a decenas de jóvenes que participaban en un campamento juvenil del Partido Laborista en la isla de Utøya. Aunque los atentados no estaban dirigidos directamente contra la población musulmana, los hizo en repudio a las supuestas políticas proinmigrantes del Primer Ministro y su Partido Laborista, a quien acusó de traidor y de hacer “importaciones masivas de musulmanes” a Noruega.

A este acto terrorista se les suma el feroz asedio y agresión a las mezquitas de Malmo, Trollhattan, Hallunda y Eskilstuna en Suecia y a las que se encuentran en otros países de esa región. Estos templos islámicos han padecido incendios, ataques con piedras, balaceras, quemas de copias del Corán y pintas de la esvástica nazi en sus puertas. Recordemos el tiroteo en la mezquita del Centro Islámico Al-Noor en Bærum, Noruega, el 10 de agosto de 2019.

Piromanía anticoránica

En Finlandia, por su parte, el presidente del partido de extrema derecha Primero el Pueblo Finlandés (Suomen Kansa Ensin), Marco de Wit, destruyó en 2019 un Corán durante la campaña para las elecciones del Parlamento Europeo. Otro pirómano anticoránico es el danés-sueco Rasmus Paludan, con un largo prontuario en este tipo de provocaciones contra la comunidad islámica. En enero pasado y bajo protección policial, quemó una copia del Sagrado Corán frente a la Embajada de Turquía en Dinamarca. Luego repitió este mismo acto de profanación en mayo, frente a la mezquita de Uppsala, en Suecia. Ya lo había hecho el 3 de septiembre de 2021, frente a la Gran Mezquita de Fittja en Estocolmo. Lo hizo también el 15 de abril de 2022 en la localidad sueca de Örebro y otro en 2019. Se trata de un político de extrema derecha, perteneciente al partido danés Dirección Estricta (Stram Kurs), un sujeto abiertamente islamofóbico y un extremista antiinmigración.

Paradójica y “muy casualmente”, el pasado 28 de junio, dos inmigrantes iraquíes, Salwan Momika y Salwan Najem, pisotearon y quemaron el Corán frente a la principal mezquita de Estocolmo, con la aprobación y resguardo del gobierno y la policía sueca, lo cual es muy grave. Escogieron como fecha de su fechoría, la festividad musulmana de Eid-al-Adha o Día del Sacrificio, una de las más significativas dentro de calendario islámico, lo cual resultó en una doble ofensa y provocación. Luego, el 20 de julio, llevaron a cabo una protesta parecida frente a la embajada de Irak en Estocolmo, pero sin quemar el Sagrado Libro; y más recientemente, el 31 de julio, repitieron el guion de la quema del Corán, esta vez ante el Parlamento sueco para exigir que se prohíba el Corán en ese país, lo cual equivale a pedir que se prohíba la practica del islam, se cierren las mezquitas y se expulse a todos los musulmanes.

Respuesta de la comunidad islámica

Como era de esperarse, estos actos de intolerancia religiosa y odio extremo hacia los musulmanes y sus creencias en estos países nórdicos han suscitado enérgicas protestas callejeras en Irak y otras naciones, pero también categóricas acciones y comunicados diplomáticos de repudio, como es el caso de los cancilleres de los 57 países que integran la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), organismo en el que, por cierto, Venezuela participa como país observador desde 2017. Así mismo, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una resolución, a mediados de julio, donde denuncia la quema del Corán como un acto “ofensivo, irrespetuoso y un claro acto de provocación”, con el fin de que se establezca una legislación que castigue ese tipo de actos y toda apología e incitación al odio religioso, “a la discriminación y a los intentos de provocar la violencia”.

Como dice el sheij Abdul Karim Paz en su cuenta de Facebook: “No harán pelear a los buenos cristianos con los buenos musulmanes y viceversa por más complots que tramen para intentarlo”

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