SP NuestrAmérica

Kerman, la sangre redentora de los mártires

Por Ramón Medero

Los caminantes

Miles iban a pie en amorosa peregrinación hacia la tumba del mártir Qassem Soleimani. Conmemoraban los cuatro años de haber retornado el Señor de los Corazones a los brazos del Creador. El guerrero de mil batallas está sembrado allí en Kerman, la morada donde descansa su cuerpo luego de un largo viaje terrenal que estuvo signado por la entrega total a la causa de Dios, a la Revolución Islámica de Irán y a la defensa de los oprimidos. Desde hace cuatro años, esa ciudad se ha imantado de un profundo misticismo y de sublimes valores emancipadores. Sin embargo, en medio de esta trascendente conmemoración, Kerman fue víctima de la ignominia fundamentalista y hoy debemos considerarla como la ciudad de los mártires redentores de Irán. El terror no detendrá jamás la marcha de los pueblos. Siempre veremos levantarse allí el polvo y el rumor de las multitudes caminantes para rendir homenaje a Soleimani, como tributo entrañable a su memoria y obra libertadora.

Miles de personas, de todas las edades y venidos de todas partes, caminaban la larga carretera que conduce al cementerio de Kerman para estar cerca del piadoso mártir, pero la vileza del enemigo se manifestó como suele hacerlo siempre, cegando cobardemente la vida de muchos inocentes. Más de cien personas fueron martirizadas y hubo decenas de heridos. No cabe duda de que el objetivo de este ataque fue el de amedrentar a la gente, enturbiar este emblemático aniversario que honra la memoria de Soleimani y despojar a este lugar de ese dulce efluvio emancipador, de su simbología como el lugar donde, nutrido por los restos mortales del mártir, crece el frondoso árbol de la resistencia contrahegemónica, antimperialista y decolonial del Sur Global.

Kerman es la ciudad de los mártires redentores, de las almas acrisoladas que junto a la de Soleimani pronto sostendrán la balanza que condenará a sus asesinos. La venganza será implacable, aunque sin prisa y a ellos se unirán los miles de mártires que el odioso sionismo ha causado en tierras palestinas y en toda Asia Occidental.

La cobardía

En el 2020, la cobardía de un ejército que se dice poderoso e invulnerable, valiéndose de la oscuridad y a distancia, asesinó a Qassem Soleimani. Hoy esa misma cobardía arremete contra un pueblo de paz, pleno de fe y con la certeza de que la Justicia los acompaña. Dos explosivos estallaron, activados a control remoto, la primera explosión creó el caos y la confusión, sucumbieron las primeras víctimas en medio de la gran multitud; luego, varios minutos después, tuvo lugar la segunda, detonada con total alevosía y crueldad para incrementar las bajas en aquellos que socorrían y en los sobrevivientes que, aturdidos, trataban de alejarse. La escena es similar a las muchas que hemos visto en Gaza, en sus hospitales, escuelas y calles, la sangre de los inocentes, el llanto y los gritos de quienes ven a sus familiares, hijos, parientes, amigos y hermanos en el suelo, sin vida o heridos. El terror es el arma de los cobardes, de los que no poseen argumentos para sostener sus reclamos, sus posesiones ilegítimas, sus deseos de control y de gobierno global, sus espurias pretensiones.

Hoy Kerman se ha convertido en la tierra de los mártires redentores, los libertadores de Asia Occidental. Esta vez no fueron combatientes caídos en medio de una refriega, empuñando un arma, sino combatientes del bien que tenían como arma su conciencia, la humildad, sus principios libertadores, de paz y admiraban a Soleimani como un ejemplo a seguir.

Ya lo dijo el ayatola Ali Jamenei, “el mártir Soleimani es más peligroso para sus enemigos, que el General Soleimani”. Seguramente fue fatigoso para su alma ver tantas mortajas, besar el rostro de tantos compañeros que recibieron la bendición del martirio en el campo de batalla. Sin embargo, en su Testamento podemos leer su agradeciendo a Dios por haberle dado la oportunidad de estar al lado de los combatientes y de los caídos: “Dios mío, Te agradezco por haberme asociado con tus mejores siervos en este camino (las Fuerzas Voluntarias, los combatientes, y mártires), por darme la oportunidad de besar sus rostros celestiales y sentir su aroma divino”. Hoy ha tenido que besar el rostro de estos caminantes.

Soleimani y el árbol de las raíces profundas

Soleimani, después de tantos y tan crudos veranos e inviernos, con sus pies cansados y callosos por su pertinaz andar, de un desierto a otro, de una colina a otra, de las llanuras a los valles y de los mares a los ríos de Asia Occidental, finalmente alcanzó el martirio tan deseado por él: “Dios mío, me he rezagado por años [pues me dejó] una caravana. Constantemente he enviado a otros hacia ella, pero yo mismo me he rezagado. Tú mismo sabes que nunca he podido olvidarlos. Su recuerdo y sus nombres siempre son un eco, no solo en mi mente, sino también en mi corazón y en mis ojos con lágrimas y sollozos”.

En Kerman, Soleimani se ha mezclado con la tierra fértil. Ahora su ideario se ha convertido en un árbol de raíces profundas que poco a poco va extendiendo sus ramas y expandiendo su copa en el imaginario colectivo de los iraníes y de toda la gente de bien en el mundo. Su tumba se ha convertido en el cálido lugar donde ese pueblo acude a recordarlo. Por eso, miles lo visitaron este 3 de enero, para agradecer su épica defensa por la causa de la rectitud y la justicia, y siempre será así para todas las generaciones venideras.

Sin duda, la tragedia de Kerman nos enluta, como nos enluta la muerte de tantos infantes asesinados por los mismos enemigos en otras latitudes, nos enluta y duele el genocidio de nuestros hermanos palestinos, el asesinato de nuestros hermanos libaneses, sirios, iraquíes, yemeníes que día a día suben a esa caravana del martirio en sus luchas de resistencia contra el terrorismo colonialista del sionismo; sobre todo, nos duele muy hondo el infanticidio sistemático de los “verdugos de Sion”.

Campanada de alerta

Se encienden las alarmas en todo el orbe sobre la posibilidad de que el exterminio a manos de los supremacistas colonialistas y de sus proxies fundamentalistas se extienda a toda la región y a otros continentes. Nadie está a salvo de la soberbia y de la apetencia desmedida de este cuarto fascismo expansionista y racista eurosionistaestadounidense.

Kerman es otra campanada de alarma que nos mueve a la defensa y a la resistencia en América Latina y en todo el Sur Global. Los mártires de Kerman nos alertan, ellos pueden ver con claridad el rostro de esos cobardes.

Estos terroristas son los mismos enemigos que asesinaron a Soleimani en enero de 2020, no hace falta conocer el nombre del perpetrador, no hace falta que declare su autoría material o intelectual en este atentado ignominioso. Ya sabemos quiénes son, todos provienen de la misma ralea y entre ellos se conectan bajo el fango fétido que los oculta, a través de operadores políticos, paramilitares y mercenarios terroristas infiltrados, sus proxies locales y regionales fundamentalistas. No vale que una organización salafista o takfirista asuma la autoría del hecho, el enemigo es uno solo, un monstruo deforme con varios rostros.

Se han propuesto reeditar el clima de inseguridad y amenaza que quisieron introducir en toda la región luego en aquel fatídico evento de enero de 2020, pero no lo lograron en aquel momento y no lo lograrán ahora. Seguramente este acto terrorista se debe a que EEUU no se perdona a sí mismo el irreparable error geopolítico y geoestratégico que cometió cuando martirizó al general Soleimani.

Las consecuencias excedieron los cálculos realizados por los tiranos, el daño causado a su hegemonía ya tambaleante se acrecentó y la Región consolidó aún más su poder de resistencia. Todos sus objetivos fracasaron, no hubo desmovilización de las fuerzas revolucionarias, ni apoyo incondicional de los países aliados, ni logró calmar las tormentas domésticas en EEUU, no funcionó como distracción preelectoral en medio del impeachment de Trump, no se ganaron más votos ni subieron puntos en las encuestas, sino que hubo mayor unidad y cohesión en el Eje de la Resistencia, mayor unidad de los pueblos musulmanes y, sobre todo, una proyección mundial de la figura de Soleimani como héroe, como un paradigma a seguir, como líder, como hombre justo y valiente.

El ícono indeleble

El rostro Solemani que se muestra en murales y carteles resplandece con su particular carisma. Esa luz no es gratuita, sus logros militares, su heroicidad y fe lo han convertido en un faro que siguen los pueblos. No es producto de la mercadotecnia, tal y como forjan en Occidente a los íconos políticos o culturales. Se convirtió en un símbolo imborrable en el imaginario colectivo de todos los pueblos del mundo por sus acciones y buen carácter.

Acá en Nuestra América, salvando las distancias doctrinales, la militancia latinoamericana, de ideales progresistas y revolucionarios, así como los movimientos sociales y populares, también en situación de resistencia contra los mismos enemigos confrontados por Soleimani, lo incorporaron de inmediato a su salón de mártires, próceres y libertadores, al lado de Simón Bolívar, el Che Guevara, José Martí, Sandino, Hugo Chávez, Fidel Castro, Guaicaipuro, Túpac Katari, entre muchos otros y otras.

Occidente nunca aprenderá la lección, su profunda ignorancia acerca de lo que significa realmente la Revolución Islámica de Irán y el Eje de la Resistencia, sus valores y principios; de modo que la única lección que aprenderá el enemigo es la de morder el polvo por su desmedida soberbia, sus cálculos fríos e ilimitada barbarie. Siempre obtendrán el efecto contrario. Sus acciones siempre crearán mayor cohesión, mayor unidad en el Eje de la Resistencia, en el propio pueblo iraní y en los pueblos musulmanes, en la comunidad islámica internacional y en todos aquellos pueblos del mundo que, a partir del genocidio que el sionismo lleva a cabo contra el noble pueblo de Palestina, ahora conocen la verdad y se han levantado por millones en la propia Europa y en todos los continentes para señalar y condenar semejantes atrocidades.

La verdad se hace cada vez más evidente, con lo cual el ideario de Soleimani está cada día cubra mayor vigencia.

La macabra línea roja, el sueño sionista de la solución final

El clima se enrarece y las cosas se dificultan, y las razones sobran para ello. Además del genocidio en Gaza y Cisjordania, se suma el reciente asesinato, en Siria, del general iraní Seyed Razi Mousavi; y luego, hace apenas unos días, un dron israelí martirizó en Beirut al número dos del brazo político de Hamás, Saleh al Arouri. Ambos asesinatos fueron perpetrados por el sionismo. Este es el contexto.

Buscan desbordar el conflicto en una escalada peligrosa, traspasar aún más los límites de la confrontación propiciando una reacción impulsiva por parte del Eje de la Resistencia o del propio Irán. Desean una acción vengativa contundente de estos, con el fin de justificar una contraofensiva y un desplazamiento militar de las fuerzas sionistas a lo largo de la línea roja geoestratégica que tienen proyectado crear, el Nuevo Oriente Medio, presentado por el nefasto Netanyahu ante la ONU en septiembre de este año; o quizás desean una reedición del ISIS, una reaparición de los Muyahidines de Irán, acompañado todo ello por el despliegue marítimo euroestadounidense y de las tropas yanquis acantonadas en la región. O todo ello junto y coordinado con las fuerzas ya citadas.

Nos referimos a la posibilidad de una macabra recreación, por parte del sionismo, de la Solución final planificada por el Tercer Reich contra los judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, pero cínicamente adaptada al plan expansionista y hegemónico de esta ideología que no dudamos en calificar como puntal de un Cuarto Fascismo Histórico conformado por EEUU y sus súbditos, la Unión Europea y el Reino Unido.

Recordemos que el proyecto sionista originario se sustenta en el mito del pacto abrahámico que promete todas las tierras que van desde el Nilo hasta el Éufrates. A este mito se le superpone este plan del Nuevo Oriente Medio, una ruta hegemónica que conecte Asia con Europa, pasando por Arabia Saudita, Palestina obviamente, cruce el Mediderráneo y alcance las costas italianas para penetrar en Europa.

Si superponemos el mapa que muestra los territorios asociados a ese mito y la línea roja propuesta por Netanyahu, se reconfiguran las fronteras del dominio sionistas que se abriría hacia la margen derecha e izquierda de esa línea. Más que una línea, serían dos anchas bandas o franjas perpendiculares.

Para lograr esto, primero el sionismo debe exterminar o reducir a su mínima expresión la población palestina, con el fin de barrer Gaza por completo (ya lo ha logrado en parte con la destrucción infraestructural, el genocidio y la segunda Nakba o migración) y con ello tener el paso franco por tierra hacia el Mediterráneo. Esto solo es posible si pudiese actuar sin testigos y a su antojo en Palestina. De ser así, podría utilizar todos los recursos militares disponibles sin ningún tipo de supervisión ni condena, sobre todo las armas que están prohibidas, y hacerlo a escondidas de los medios de información. Para alcanzar este grado de violación de la normativa internacional (ya violada pero no a la escala que el proyecto requiere) deben levantar una muralla o cúpula protectora a lo largo del Eje de Resistencia (Siria, Líbano, Irak, Yemen, Irán, etc.), una cortina de humo y fuego con simultáneos frentes de batalla activos y muy violentos que permitan abrir esa zanja planificada desde Asia hasta Europa. Con este triunfo, se enficarían luego en ensanchar su dominio entre el Niño y el Eúfrates.

Es decir, el sionismo se podría estar planteando una Solución Final de la cuestión palestina y contención total de la resistencia. Suena descabellado, poco factible y demasiado desproporcionado, pero recordemos que estamos ante una ideología que se cree superior al resto de la humanidad, que puede actuar inescrupulosamente porque dice estar amparada y ungida por Dios, destinada por Éste a dominar el mundo, con lo cual no hay pecado posible en la ejecución de esa tarea divina. Así que, anclados a estos mitos fundamentalistas, cualquier cosa pueden hacer o intentar hacer. El problema acá no es que logren el objetivo, sino que lo intenten.

Pero ni la Revolución Islámica de Irán ni el Eje de la Resistencia caerán en provocaciones, su doctrina militar es islámica shiita, está guiada por la racionalidad, el intelecto y la fe. Es el valor de la paciencia y la serenidad que brindan los preceptos religiosos, cuando la teología y el conocimiento tienen un propósito emancipador y de Justicia.

Esta provocación, como sucedió luego del asesinato vil de Soleimani, no logrará sino consolidar las fuerzas de lucha y resistencia y orientarlo hacia un plan cada vez más estratégico y efectivo. Un salto cualitativo en su aparato de inteligencia, en su apertrechamiento, autonomía en la fabricación de armamentos, en su capacidad ofensiva y defensiva.

No se trata de una guerra religiosa, como se quiere hacer creer, pero sí hay un antagonismo entre dos cosmovisiones, una a favor de la vida y otra a favor de la muerte. La primera representa una espiritualidad defensora de la Paz y la Justicia, mientras que la otra posee una vocación colonialista, depredadora, hegemónica y de opresión.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button