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México ante la reforma eléctrica de la 4T: Del T-MEC a la 4T (Parte II)

Segundo Paso para Nuestra America.- AMLO con la iniciativa de reforma energética constitucional abre el debate nacional e internacional, trayendo dentro de la Cuarta Transformación la incorporación de una agenda pública que cuestiona las formas de gestión neoliberales profundizadas por el Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá.

En la entrega anterior, planteábamos desde una perspectiva interna algunas rupturas y continuidades en el proceso de transformación mexicano que ha profundizado el tensionamiento entre el Estado Neoliberal de gestión tecnocrático y, un Estado progresista acompañado de un modelo de gestión que busca consolidar condiciones materiales y subjetivas orientados hacia procesos de nacionalización, y la participación del pueblo mexicano como sujeto histórico que bebe de su pasado revolucionario.

Hoy incorporamos al análisis mediante el juego de siglas de la T-MEC a la 4T, esto es, del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá a la Cuarta Transformación, al escenario internacional que reacciona ante los cambios propuestos por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en materia de energía eléctrica.

El Proyecto de Ley de Reforma del sistema energético propuesto en octubre y hoy aún detenido en la Cámara de Diputados, ha generado múltiples visitas de representantes de la gestión Biden-Harrys, señalando que una política que afiance la nacionalización y concentre la producción de energía en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) mexicana atentan contra los principios del T-MEC de libre competencia, prohibición de preferencias a compañías locales o del gobierno y generación de energías limpias,

La iniciativa presentada en octubre cancelaría los contratos bajo los cuales 34 plantas privadas venden energía a la red nacional. El plan también declararía como “ilegales” a otras 239 plantas privadas que venden energía directamente a clientes corporativos en México. Casi todas esas plantas operan con fuentes renovables de energía o con gas natural. Los Ángeles Times. 10/02/2022.

Podemos apreciar, como la disputa estaría en un escenario visto desde la totalidad de lo político, lo económico, lo social y lo cultural entre lo público y lo privado, entre la gestión tecnocrática de los expertos y las rupturas impulsadas por los progresismos e izquierdas de la región. Esta contracción del mercado en su esfera privada pone en riesgo las inversiones y alcances de extracción de energía garantizados por la Reforma del 2013 de Peña Nieto a inversionistas locales y fundamentalmente extranjeros.

Otra arista del conflicto es la producción de energía eléctrica de fuentes renovables impulsada por el sector privado nacional e internacional, en contraposición con la producción de energía basada en hidrocarburos generada mayoritariamente por la Comisión Federal de Electricidad mexicana, aspecto que ha sido utilizado con mucha fuerza para mostrar un rostro ecológico del capitalismo trasnacional ante el pueblo mexicano.

Destacamos que la perspectiva medioambiental de los Estados Unidos tiene como vocero fundamental a John Kerry como representante estadounidense del clima, cuyas palabras luego de una reunión con el Presidente mexicano fueron destacadas en un comunicado de la Embajada de los EE.UU señalando: “las importantes preocupaciones que la administración Biden-Harris tiene sobre la actual propuesta de reforma energética de México, y el imperativo de impulsar economías abiertas y competitivas, en cumplimiento del T-MEC”. Ibid.

Ante estas realidades se utilizan como mensaje las profundas contradicciones entre una producción neoliberal de energía limpia, privatizada, transnacional y de tarifas elevadas y, una producción de energía con tecnologías asociadas a los hidrocarburos altamente contaminante, obviando que estas últimas garantizan un mayor acceso del servicio a la ciudadanía.

Es insoslayable la lucha por la nacionalización de la energía eléctrica en México una de las empresas públicas más importantes en la región, significaría la recuperación progresiva de la soberanía energética dándole el 54 % a la CFE mexicana, mediante una contrarreforma consultada y debatida en la base popular mediante el Partido movimiento MORENA, marcando diferencia con la reforma del 2013, en la cual, no hubo ninguna participación del pueblo mexicano.

Las reacciones de los Estados Unidos al traer los principios del T-MEC a los encuentros diplomáticos con México, evidencian la intencionalidad y capacidad de control de los países centro sobre los países periféricos neocolonizados, así mismo, la postura de AMLO de consolidar los avances en materia de nacionalización impulsa en la región los principios de soberanía y determinación de los pueblos.

Las contradicciones entre la soberanía y la defensa ecológica de nuestra madre tierra sigue siendo uno de los desafíos fundamentales en la construcción de los proyectos de izquierda y progresistas.

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